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¿Cuándo quitar las vegetaciones a los niños?

Las vegetaciones protegen frente a virus y patógenos, pero en ocasiones hay que extirparlas. ¿Cuáles son los motivos para hacerlo? ¿Cómo es la intervención? ¿Conlleva riesgos para los niños?


Actualizado 30 de junio de 2021 - 15:53 CEST

Popularmente se conocen como vegetaciones, pero su nombre es amígdala faríngea, también conocida como “adenoides”. Esta masa de tejido defensivo situada en la parte posterior de la nariz, conforma, junto con la lengua y las amígdalas, el denominado anillo de Waldeyer,  cuya función es protegernos de elementos dañinos como los virus.  Las vegetaciones suelen seguir creciendo hasta los seis o los siete años, aunque a veces lo hacen hasta más tarde.

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Si embargo, en algunas ocasiones hay que extirpar estas vegetaciones por distintas razones. ¿Cuáles son las causas más frecuentes en niños?

¿Por qué se quitan las vegetaciones?

Hay dos motivos principales por los cuales se extirpan las vegetaciones a los niños, según explica del Dr. Alejandro Lowy, presidente de la Comisión de Otorrinolaringología Pediátrica de la SEORL (Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello). Ninguno de ellos es hereditario, porque, aunque los padres hayan tenido una intervención de este tipo, sus hijos no tienen por qué pasarla.

Dificultades para respirar

A veces, las vegetaciones se hipertrofian, es decir, el tejido crece y se vuelven demasiado grandes. A pesar de ello, hay niños que aun teniendo vegetaciones hipertrofiadas no necesitan intervención al no presentar síntomas significativos.  Sí hace falta cuando el tamaño de las vegetaciones provoca una obstrucción que dificulta que el niño respire bien por la nariz.“Esto da lugar a ronquidos y puede provocar un SAHOS (síndrome de la apnea e hipopnea obstructiva del sueño)”, indica el especialista. El SAHOS, a su vez, puede ocasionar, a largo plazo, otras complicaciones de salud como la hipertensión pulmonar.

“La obstrucción nasal condiciona los síntomas nocturnos antes mencionados, pero además obliga a respirar por la boca, situación para la que no estamos diseñados y que en niños puede condicionar alteraciones del crecimiento facial, del desarrollo del paladar, etc. Suelen ser niños con aspecto característico, con ojos llorosos, rostros alargados y boca abierta de forma continua” advierte el especialista de la SEORL.

Otitis recurrentes

 Cuando el niño tiene muchas otitis se puede optar por quitar las vegetaciones,  aunque tampoco se hace en todos los casos, pues hay que valorar la situación concreta de cada niño. Una práctica muy común es poner drenajes en los tímpanos y, a la vez, extirpar las adenoides.

¿De qué forma se hace el diagnóstico?

El médico toma la decisión de extirpar las vegetaciones por los síntomas que muestra el niño, como los siguientes, tal como detalla el Dr. Lowy:

  • Obstrucción nasal, principalmente.
  • Respirar con la boca abierta.
  • Roncar al domir.
  • Adoptar una postura muy extraña para dormir como consecuencia de la obstrucción nasal.
  •  Mala calidad del sueño. 
  • Boca reseca y mal aliento.
  • Sinusitis de repetición.
  • Otitis de repetición.

Todos estos síntomas se confirman luego en la exploración clínica y si es necesario se utiliza una cámara que se introduce por la nariz para observar bien la zona o se realiza una radiografía.

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¿Cómo se extirpan las vegetaciones?

Tal como explica el Dr. Lowy, las vegetaciones se suelen quitar desde los tres años, aunque en algunos casos se hace incluso antes si los síntomas son severos. La intervención se denomina adenoidectomía y se hace en el hospital con anestesia general. Lo más habitual es realizar la cirugía en el hospital de día, sin ingreso, y que en muy pocos días el niño pueda hacer ya su vida normal.

Es una intervención en la que no se dan puntos, pero en la que sí puede haber un sangrado después. También al operar a través de la boca, puede haber alguna lesión en esa zona de los labios y las encías. Otras complicación de la cirugía es lo que se llama insuficiencia velo-faríngea, en la que durante unos días al niño le pueden salir los alimentos, sobre todo los líquidos, por la nariz, pero que no es nada preocupante, pues se resuelve sola en prácticamente la totalidad de los casos.

 Una de las contraindicaciones para realizar esta cirugía es que el niño tenga problemas de coagulación,  por la posibilidad de sangrados posteriores. Además, hay que valorarla también con más detenimiento en niños con fisura palatina o labio-palatina, ya que “si se quitan las vegetaciones hay más riesgo de mal funcionamiento del paladar”, advierte el otorrino.

Quitar las amígdalas a la vez

 En algunos pacientes, las vegetaciones se extraen a la misma vez que las amígdalas.  Sobre todo cuando las amígdalas son también muy grandes y contribuyen a los problemas obstructivos nocturnos. En ocasiones (otitis de repetición o pérdida de audición por moco en el oído) se asocian ambas cirugías a la colocación de drenajes transtimpánicos.

Hay que evaluar cada caso concreto y lo que se debe hacer, teniendo en cuenta también las condiciones médicas y la edad del niño para decidirse por una solución o por otra.