Hay días en los que los niños están cansados, las tardes se llenan de rabietas y llantos, no se tranquilizan y se crea un ambiente tenso en casa que no ayuda en nada . Lo intentamos todo y buscamos, por todos los medios, no acabar con un castigo . Sin embargo, cuando estos enfados puntuales se convierten en rutina, empezamos a preguntarnos si no sabemos calmarles bien. Por eso, queremos hablarte de los cada vez más utilizados rincones de la calma. Quizás sea tu gran solución.
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Un rincón de la calma, nos cuenta Aída Rubio, directora del Servicio de Psicología y Psicología Sanitaria en TherapyChat, “es una táctica que podemos usar para enseñar al niño a parar, calmarse y reflexionar cuando ha hecho algo mal o tiene un estado de ánimo muy alterado ”. Tiene grandes beneficios y puede ayudarnos tanto a los padres como a los propios niños. Y se puede hacer en cualquier rincón de casa, no hace falta un espacio enorme. Eso sí, nos recomienda utilizarlo a partir de los 3 años que “es cuando el cerebro del niño ya ha madurado lo suficiente para poder hacerle partícipe de la preparación de este rincón e irle introduciendo en su significado”. Si te decides por hacerlo, simplemente prepáralo e invítale a participar y, cuando entienda su sentido a través de la experiencia, lo irá usando cada vez más.
Beneficios de un rincón de la calma para los niños
Aída Rubio es rotunda: “desde luego, son beneficiosos; siempre y cuando se usen acertadamente”, es decir, como un sistema para enseñarles a regularse emocionalmente y no como un castigo . Por eso, debe estar asociado a la tranquilidad, las sensaciones positivas y nada tiene que ver con el clásico castigo de “vete a tu cuarto a pensar en lo que has hecho”. Esta solución es lo que se conoce como tiempo fuera, una técnica de modificación de conducta muy utilizada y conocida que consiste en alejar al niño que se ha portado mal de aquellos elementos que le puedan resultar positivos. Así, “lo que estamos haciendo es castigar al niño por una conducta”.
Sin embargo, el rincón de la calma “ofrece al niño una conducta alternativa cuando se ha portado mal o ha tenido una rabieta”. No es un elemento de castigo, “sino de corrección y enseñanza mucho más efectivo”, ya que se sabe que en los niños es más efectivo enseñarles comportamientos nuevos que sustituyan los que queremos eliminar que castigarlos. Y es que, para entender la importancia de utilizar el rincón de la calma antes que un castigo, “debemos comprender que los niños vienen con un repertorio de conductas mucho más limitado que el que tenemos los adultos, lo amplían a través de la experiencia ; es decir, a veces se portan mal porque no saben cómo hacerlo en esa situación en concreto, expresan sus tristeza y frustración”.
Este sería el primero de los beneficios, mientras que el segundo es que, con él, podemos enseñarles a los niños mecanismos de autorregulación emocional desde el juego:
- Aprenderán a buscar tiempo a solas.
- Compartir sus emociones, si nos sentamos y pasamos tiempo con ellos.
- Además, aprenderán también a calmar las emociones más intensas que sienten sin hacerse daño o hacérselo a otros.
- Y, por último, podrán empezar a entender la conexión entre lo que sienten y lo que hacen.
El tercer beneficio es más para los padres, pues es inevitable que a veces caigamos en la frustración y perdamos los nervios; “con un rincón de la calma en casa, si nos acostumbramos a usarlo, dejaremos de reaccionar en piloto automático y echando broncas de forma impulsiva”, nos explica la psicóloga. Es otra vía de actuación posible, más pacífica y que mitiga la experiencia negativa de la confrontación padres-hijos. Además, mientras los niños están en él, nosotros también podemos desconectar un momento.
En definitiva, se trata de ofrecer a los niños un lugar en el que poder aprender habilidades de regulación emocional que les acompañarán durante toda su vida . A nosotros, sin embargo, nos dan una alternativa de actuación, que nos permite educar a los niños con el ejemplo, volver a conectar con ellos y preservar nuestra propia paz interior.
Requisitos para crear uno en casa
Para poder conseguir tu propio rincón de la calma, le hemos pedido a Aída Rubio que nos cuente cuáles son los aspectos clave a tener en cuenta. Nos ha dado cuatro:
- Debe transmitirnos tranquilidad a través de los sentidos: para ello, es recomendable que tenga una buena luz y unos colores agradables y tenues. Además, debe ser un lugar cómodo, mullido y suave. Si nos gustan los olores, podemos poner un aceite esencial de lavanda, que tiene un efecto calmante y acompañarlo de una música suave que invite a la relajación.
- Debe ser también estable, es decir, no es un sitio ‘de quita y pon’, sino un lugar donde el niño puede acudir siempre que quiera, que lo necesite y que él asocie con esa paz que busca. Es posible que el niño lo use en otros momentos, y no pasa nada, no debemos prohibirlo para que no lo asocie al castigo.
- Debemos incluir juegos: existen juegos y otros elementos que apoyan en la enseñanza de las emociones. Por ejemplo: papel y lápices para pintar y expresarse, libros que enseñan acerca de las emociones de forma visual o a través de cuentos, pelotas antiestrés, globos para hacer respiraciones relajantes, etc. Así, le proporcionamos al niño educación emocional y también herramientas directas que puede ir probando para regularse. Sin duda, “ el juego es el mejor sistema para enseñar a los niños ”, nos confiesa la psicóloga, “ya que es un lenguaje que entienden muy bien; mucho mejor que los castigos o los sermones paternos”.
- Y por último, podemos añadir carteles que le recuerden para qué sirve cada cosa o bien el sentido del rincón. Por ejemplo, puede ponerse un cartel bien grande donde diga qué hacer si estás enfadado, qué hacer si estás triste, etc.