Este juego nos ayudará a estar entretenidos y trabajar nuestra memoria. Es muy sencillo. Una persona comienza diciendo “Ayer fui al mercado y compré…”, diciendo cualquier producto que puedas encontrar en un supermercado. A continuación, la siguiente persona repite la frase y añade otro artículo. Y, así, sucesivamente. Según se vaya fallando, se van eliminando jugadores hasta que solo quede uno, el ganador.
Una de las cosas más sencillas es intentar conseguir encontrar una cosa que empiece por cada una de las palabras del abecedario. Se empieza por la A y gana el que primero llegue a la Z. Eso sí, hay que ir en orden, no vale saltarse letras. Y valen cosas tanto dentro como fuera del coche.
Otra idea es, en vez de buscar el abecedario, detectar o contar cosas en el exterior. Por ejemplo, uno de los jugadores dice “A ver quién es el primero que ve cinco coches rojos” y, el que primero lo ve, gana y pasa a ser el que impone lo siguiente a buscar.
Es una idea muy buena para recordar el viaje que hacéis juntos, colocando un mapa delante de ellos y pidiéndoles, además, que vayan marcando la ruta. Se van a entretener muchísimo. Y puedes estirarlo durante todas las vacaciones, convirtiéndose en una tarea diaria en la que practicarán su memoria y escritura. Puedes ponerle tareas: que localicen dónde están en ese momento, qué camino deberían seguir si quieren llegar a un punto determinado, que os avisen si ven alguna gasolinera, etc. Y, si no están preparados para un diario completo, pueden dibujar. Así que sí, necesitarás papel y lápiz.
Puedes adaptar su dificultad a la edad que tengan tus hijos. ¡Ah! Ten en cuenta que si das una orden sin decir primero “Simón dice…”, quienes la hagan habrán perdido. Y podéis jugar de dos formas: o bien el que falla ocupa el lugar de Simón o bien os turnáis para ser Simón y quien falla, se queda un turno sin jugar.
En este caso, te proponemos dos juegos diferentes, pero con un objetivo común: adivinar. En el primero de ellos, uno de los jugadores piensa en una persona, un animal, una cosa o lugar. Los demás tienen que adivinar lo que es haciendo un máximo de 10 preguntas, a las que se debe responder con un “sí”, “no”, “depende” o “a veces”.
El segundo, sin embargo, es el clásico Veo veo, en el que uno de los jugadores debe buscar un objeto que puedas ver dentro del coche o fuera, pero siempre tenerlo a la vista y empezar con “Veo veo…” y das una pista. Si los demás jugadores no lo adivinan, puedes ir dando más pistas.
- El primero, identificar las canciones. Es decir, uno de los jugadores silba o tararea una canción, incluso puede decir una sola frase de ella y los demás tienen que adivinarla. Puede ser divertido si le das unos auriculares a tu hijo y le pides que la reproduzca y seáis vosotros quién la adivine.
- Para el segundo, cogemos la idea del mítico programa de televisión (Furor), en el que se decía una palabra y los jugadores, por equipos, se van turnando para ir cantando melodías que la contengan. El que se quede sin canción, ¡pierde!.
A diferencia de los demás, este juego es cooperativo, es decir, entre todos tendréis que llegar al final con éxito. Empieza uno de los jugadores, poniéndole un título a vuestro cuento, que será personalizado. Basándose en él, el segundo jugador debe empezar con la primera frase del cuento (“Érase una vez…”) y el siguiente deberá ir dándole sentido a la historia. Así sucesivamente hasta el final. Y puede durar tanto como queráis.
Para muchos de nosotros, este juego ha formado parte de nuestra infancia. Y no precisamente en el coche, lo íbamos jugando por la calle, en el patio del recreo o, en realidad, en cualquier parte. Hay muchas variantes, pero las que más nos gustan para un viaje en coche con niños son:
- Cuando coincidan dos matrículas que acaban igual o alguna de ellas es capicúa, el primero que se dé cuenta, debe decir “Chispas”, tocando el brazo de alguno de los demás jugadores. Este debe quedarse quieto o callado, hasta que le das la clave de la liberación: “Tres marcas de leche”, “Tres marcas de coches”, etc.
- Otra opción es pellizcar el brazo de alguno de los jugadores cuando por la ventanilla se vea algo en concreto y proceder de la misma forma.
Con este juego, en realidad, no estamos inventando nada nuevo, pero puede ser que nos olvidemos de él y es un recurso fantástico para los viajes en coche. La dinámica es muy sencilla: un jugador dice una palabra y, el jugador que queda a su izquierda ha de decir otra que comience con la última sílaba de la palabra que ha dicho el anterior. Por ejemplo, si uno dice “mesa”, el siguiente debe buscar una palabra que empiece con “sa”, como “sabor”. El siguiente, una palabra que empieza por “bor”, como “bordar”. Y así hasta que alguno de ellos se quede sin ideas.
Por último, además de todos estos juegos, podemos llevar con nosotros (es más bien recomendable)libros repletos de buenas historias. Uno de los que más nos gusta y que os dará muchas ideas, es Rutas de leyenda para viajar con niños por España (Anaya Touring) que recorre nuestro país y todos los rincones mágicos y misteriosos que esconden, con leyendas e historias reales. Historias que consiguen que nuestra imaginación vuele y que están especialmente creados para que los niños vean el destino y el viaje como algo divertido. Pueden inspirarte, no solo para preparar el viaje, sino también para la actividad que te proponemos: crear una historia imaginaria para contarle a tu hijo de camino, decirle qué tendrá que hacer (buscar conchas de colores, ver las flores que hay en el jardín secreto que vais a visitar, etc).
,type=downsize)
