Aficionar a un niño a meditar no es una tarea fácil. En general, los niños son más inquietos, más movidos, les cuesta concentrarse y estarse quietos y precisamente no son estas condiciones las que inducen y favorecen la meditación. Al carecer de ellas, hay que tener mucha paciencia para aficionarlo, pero existen trucos y caminos que nos llevarán al fin deseado. El juego, su afán de imitación y los monitores expertos en escuelas especializadas son las vías para conseguirlo. La edad para iniciarlo estará en relación con su interés y sobre todo con su madurez. A partir de los 7-8 años son las edades en que se pueden comenzar a obtener buenos resultados.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Qué es la meditación
La meditación moderna tiene su origen en determinadas religiones orientales, las cuales la utilizaban como medio de oración y de vida contemplativa. En la actualidad, meditar es un ejercicio intelectual y físico asimilado por la medicina moderna y la psiquiatría para tratar, entre otras, determinadas patologías como el estrés y la ansiedad.
Es un método y tratamiento para mejorar el estado de ánimo y la aceptación de uno mismo y conseguir de esa forma una actitud vital más positiva, con la consiguiente relajación física y psíquica.
¿Y qué es el ‘mindfulness’?
Es una técnica de relajación-meditación que consiste en prestar atención plena y desapasionada a nosotros mismos, a nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales sin juzgar y sin analizar causas o consecuencias. Es una forma de abstracción, de tomar conciencia de nuestros sentimientos y de ser conscientes de cómo nos sentimos y cómo respondemos ante cada vivencia y cada momento de nuestra vida.
El mindfulness se ha aplicado con éxito en el tratamiento del estrés y de la ansiedad. Es una forma de meditación que les puede ir muy bien a muchos niños, pues se realiza en cortos espacios de tiempo.
Cómo iniciarle en la meditación
En dependencia de la madurez del niño, se puede iniciar a los 7-8 o 9 años. Aunque al principio suele ser reticente, es buena idea comenzar a meditar jugando. La imitación de los adultos, sobre todo ver meditar a los padres o acudir a un centro de enseñanza especializada, es una buena opción.
¿Es aconsejable la meditación en niños?
Es una terapia que mejora múltiples condiciones del cuerpo y de la mente. Un niño que medita manejará mejor sus emociones, sufrirá menos estrés y conseguirá mayor autonomía sobre su entorno. La meditación le será útil para dormir mejor, para mejorar su capacidad de concentración, para aumentar su rendimiento intelectual y para modificar las alteraciones de la conducta y del comportamiento. Y por supuesto, para mejorar el sueño nocturno.
¿Cuáles son sus beneficios?
- Estimula la percepción sensorial, aumenta la conexión con el entorno y facilita la relación social.
- Mejora la concentración y la memoria. Estimula la iniciativa y el pensamiento creativo.
- Potencia el autoconocimiento y la autoestima.
- Reduce la agresividad y la violencia y contribuye a mejorar el rendimiento académico.
- Les ayuda a comprender mejor sus emociones.
- Se enfrentan mejor a la frustración y es útil para vencer las dificultades.
- Desarrolla el carácter y facilita la empatía y la inteligencia emocional.
- Potencia sentimientos como la gratitud, la compasión y la empatía.
- Es muy eficaz para disminuir el estrés, la ansiedad y los trastornos del sueño.
- Aumenta su nivel de inmunidad y le defiende contra las infecciones.