La aparición de mastitis es una de las principales causas de abandono de la lactancia materna . Un diagnóstico y tratamiento tardío o erróneo puede agravar la dolencia o causar lo que se conoce como mastitis de repetición. Por ello, es fundamental reconocer sus síntomas, identificar esta patología cuanto antes y buscar el tratamiento que más se adecúe a cada situación. Todo dependerá de las causas y tipo de mastitis. Así, la madre puede seguir disfrutando de la lactancia sin dolor ni complicaciones . Y es que hay tratamientos efectivos y nuevas investigaciones que nos pueden facilitar su detección y conseguir aliviar sus síntomas.
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El último de ellos “busca marcadores concretos que determinen si una leche tiene mastitis aguda, subaguda o ausencia de ella”, nos explica Laia Aguilar, matrona, IBCLC y jefa de investigación de la empresa española LactApp, quien ha iniciado este primer estudio que analiza la propia leche materna, “ lo que permitirá agilizar el diagnóstico de esta dolencia ”, nos cuenta. Con ella hemos querido hablar para que nos explique en qué consiste, pero también cómo identificar y por qué se produce una mastitis. De nuevo, la detección precoz es importante.
¿Qué es la mastitis y por qué se produce?
La mastitis es una inflamación de la glándula mamaria que, además, puede cursar con infección. Se produce por un desequilibrio de la flora bacteriana de la leche materna y sus causas son muy diversas. Entre ellas, nos explica Laia Aguilar:
- El uso de antibióticos antes, durante o después del parto.
- La aparición de grietas en el pezón, lo que da entrada a las bacterias.
- Por retención de leche o por un mal drenaje del pecho . Así, “la causa más habitual es por un vaciado deficiente del pecho, sea porque la técnica de lactancia se puede mejorar o sea por pasar muchas horas sin haber amamantado al bebé”, nos confirma.
- El agotamiento materno y una toma dolorosa, por ejemplo, también está relacionado con el aumento de riesgo de mastitis.
Las causas determinan el tipo de mastitis, los síntomas y, en casi todos los casos, el tratamiento. Existen dos tipos de mastitis:
- Mastitis aguda, la más común, producida por una obstrucción de un conducto que se ha infectado. No hace daño al bebé, pero este puede rechazar el pecho porque el sabor de la leche cambia (se vuelve más salada).
- Mastitis subaguda, menos frecuente y más desconocida, se produce debido a una proliferación de las bacterias que colonizan el pecho de manera habitual.
Síntomas de la mastitis y cómo prevenirla
Los síntomas de las mastitis, aunque pueden variar de un tipo a otro, suelen contemplar fiebre alta, malestar general, enrojecimiento del pecho, sensación de ardor, pinchazos, perlas de leche y grietas. Por otro lado, una mastitis mal resuelta puede derivar en un absceso, que requiere de un drenaje externo. También aumenta la probabilidad de sepsis, que puede comprometer gravemente la salud.
Para prevenirla, lo fundamental, nos dice Laia Aguilar, “es fijarnos en la técnica de lactancia”:
- Al inicio de la lactancia: un vaciado eficaz e indoloro por parte del bebé nos puede ayudar o no estar mucho tiempo sin amamantar, al menos, los primeros días.
- Otro momento de riesgo alto es la vuelta al trabajo. “En este contexto, el cansancio de la madre es muy grande y, a veces, puede pasar mucho tiempo sin vaciar el pecho”. Por eso, es importante que se conozcan los signos precoces de mastitis para poder resolverla lo antes posible.
- Por último, en el destete, donde de nuevo aumenta la posibilidad de sufrir mastitis . “Es fundamental acompañar adecuadamente a las madres que desean destetar para que lo hagan de la forma más segura”.
“Tener mastitis no contraindica la lactancia materna”
Ni contraindica la lactancia materna ni los fármacos necesarios para su tratamiento obligan a su abandono. Lo que sí que puede pasar, nos dice Laia Aguilar, “es que la mujer sienta tanto dolor que no sea capaz de seguir con ella”. En este momento, de nuevo, es importante tener en cuenta que el vaciado del pecho es parte del tratamiento y que es necesario seguir haciéndolo. Si no se ve con fuerzas de ponerse el bebé en el pecho, puede sacarse leche manualmente o con un sacaleches .
Y es que, nos explica la experta, “tener una mastitis implica tener dolor, encontrarse mal y tener sentimientos contradictorios con la lactancia”. Por eso, “es fundamental que se hagan más investigaciones para poder ayudar mejor a las mujeres que pasan por esta dolencia y que los profesionales estemos formados en este campo”.
Tratamientos y últimos estudios
El tratamiento de la mastitis, así como sus síntomas, dependerá del tipo de mastitis que se presente. En las mastitis agudas, que son aquellas en las que se presenta habitualmente una zona enrojecida y endurecida en el pecho, dolorosa al tacto y, además, con fiebre, malestar general, con dolores articulares y escalofríos:
- Lo primero que se recomienda es el vaciado del pecho, ya sea ofreciendo el pecho al bebé o extrayendo la leche de forma manual o con un sacaleches .
- La aplicación de frío puede ser también un buen consejo, ya que tiene un efecto antiinflamatorio.
- Y, por supuesto, el descanso materno.
- Además, si la madre no tiene ninguna contraindicación y está pautado por un médico, el uso de antiinflamatorios orales también está indicado.
- Por último, cuando la situación dura más de 24 horas o en algún momento hay empeoramiento de los síntomas, se recomienda acudir a un centro de salud para valorar la necesidad de usar antibioticoterapia.
Cuando la mastitis es subaguda, es decir, que no hay malestar general ni fiebre, pero sí se siente un dolor profundo en el pecho durante y, sobre todo, después de la toma, el pezón y areola están muy sensibles al tacto, el roce de la ropa produce dolor, puede ser necesario un cultivo de leche para asegurar que ha infección y, si es el caso, tratarla adecuadamente .
En ambos casos, la valoración de la técnica de la lactancia y de los factores que aumentan el riesgo de mastitis será fundamental para evitar repetir el cuadro clínico. Junto a ello, investigar e intentar adelantarse a su aparición es otro punto importante que permitirá abordar, en su caso, el tratamiento, de una manera más ajustada.
Hasta el momento, la mayoría de los estudios científicos sobre la mastitis “se han realizado en leche procedente de vacas, debido al impacto que esta dolencia causa en la industria láctea, pero la información obtenida poco les sirve a las mujeres”, según nos explica Laia Aguilar. Por eso, “son necesarios nuevos estudios que pongan el foco en la salud de las mujeres”, como el que ha comenzado a coordinar en el que “analizamos las muestras de voluntarias que tengan mastitis aguda, subaguda y también de aquellas que no tengan, con bebés de uno y seis meses que no sean ni prematuros ni gemelos, además de que no sean amamantados en tándem y de madres que no estén en tratamiento antibiótico”. De esta forma, se agilizaría el diagnóstico y se podría actuar más pronto y mejor.