Los trastornos de la alimentación afectan mayoritariamente a mujeres (un 90% frente a un 10% de hombres). Así, un 4,1% de las mujeres en edad fértil sufre un TCA (trastorno de la conducta alimentaria). La edad de inicio suele estar entre los 13 y los 35 años, por lo que coincide en muchas ocasiones con el momento en que la mujer decide ser madre.
¿Hay más problemas de infertilidad entre estas mujeres? ¿Qué sucede si la madre tiene un TCA y se queda embarazada? ¿Puede actuar el embarazo como protector frente a los TCA?
¿Por qué se producen?
Los trastornos de la conducta alimentaria llevan a que el afectado tenga pensamientos y conductas distorsionadas en relación a su alimentación, su peso y su imagen corporal, tal como explica la Dra. Katarina Gunnard, jefa de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario Quirón Dexeus.
Un 10% de estos TCA corresponden a la anorexia, un 40% a la bulimia y un 50% son trastornos donde hay sintomatología mezclada de varios de ellos, incluyendo el trastorno por atracón.
Los datos hablan de que un 1% de las embarazadas tiene un trastorno de este tipo, aunque los expertos advierten de que las cifras pueden ser mucho mayores, debido al estigma que rodea todo lo relacionado con la salud mental y que hace que muchas mujeres no acudan al médico ni reconozcan el problema.
El embarazo como protector
En las mujeres que tienen un trastorno de la conducta alimentaria el embarazo puede jugar un doble papel: como factor de riesgo o como factor protector.
Factor de riesgo
Es más habitual que el trastorno continúe en el embarazo o que haya recaídas del mismo a que se presente por primera vez en estos nueve meses. En este sentido, la insatisfacción corporal que puede sentir la gestante por el aumento de peso en los dos primeros trimestres puede ser un factor de riesgo en su aparición.
Es habitual que las mujeres que han tenido un TCA suban más de peso de lo esperado en los primeros meses. Si el médico no sabe de esta situación, puede tomar decisiones o hacer comentarios que hagan sentirse culpable a la mujer.
Factor protector
“Muchas mujeres que han tenido un TCA durante mucho tiempo logran cambiar la imagen de sí mismas y ya no identificarse como una persona con anorexia o con bulimia (como etiqueta), sino identificarse con el nuevo rol de madre. Esto hace que mejore la sintomatología del trastorno en el embarazo”, indica la Dra. Gunnard.
Así, bastantes pacientes logran reconectar con su cuerpo y seguir una dieta y unos hábitos de alimentación mucho más ajustados. Es como una oportunidad para volver a empezar que el embarazo y el cuidado de su bebé les brinda.
¿Qué repercusiones pueden tener los TCA sobre el embarazo?
Las mujeres con un TCA pueden tardar más en lograr el embarazo, pues el bajo peso que arrastran, por ejemplo si tienen anorexia, puede ocasionar infertilidad. Así, la edad del primer embarazo es más alta, con el consiguiente riesgo aumentado de aborto espontáneo. No obstante, la experta señala que, por contra, son hijos muy deseados que llenan de ilusión a la madre cuando llegan.
Además, los trastornos de la conducta alimentaria durante el embarazo aumentan la posibilidad de sufrir algunos problemas de salud como la hipertensión arterial, el crecimiento intrauterino retardado , el parto prematuro, un bajo peso en el niño y algunos defectos congénitos como la microcefalia.
Por todo ello, la especialista del Hospital Universitario Quirón Dexeus recomienda intentar el embarazo “cuando la mujer está en remisión completa o al menos parcial”.
La mitad de las personas con un TCA logran recuperarse totalmente, un 20% se recupera de forma parcial, otro 20% tiene distintas recaídas a lo largo de sus vidas y en otro 10% el trastorno se vuelve crónico, pudiendo ser fatal.
Cómo abordarlo en el embarazo
Muchas mujeres no se atreven a confesar el problema del TCA a sus ginecólogos por miedo, vergüenza o culpa. En el caso de la anorexia, puede ser más visible, pero la bulimia se considera el TCA oculto durante la gestación, pues hay un porcentaje elevado de madres que no lo comunican.
Sin embargo, para la Dra. Katarina Gunnard, la forma de actuar es “contarlo cuanto antes porque así habrá más posibilidades de que todo salga bien”.
El tratamiento de un TCA en el embarazo conlleva la participación de un equipo multidisciplinar que se va a ocupar de que tanto la madre como su bebé pasen estos nueve meses de la mejor forma. Así, interviene el ginecólogo, el nutricionista, el psicólogo, el psiquiatra y el internista.
Es un trabajo conjunto para dar todas las herramientas a la madre para que pueda vivir el embarazo sin la presión y los riesgos del TCA.
¿Qué sucede en el posparto?
Ya sabemos que para algunas mujeres el embarazo es un factor protector ante los TCA. Ahora bien, ¿cuánto dura ese efecto? “En la anorexia, la protección persiste hasta seis meses después de haber dado a luz, mientras que con la bulimia se prolonga hasta nueve meses”, indica la Dra. Gunnard.
Por eso es muy importante que la mujer siga en tratamiento durante el posparto para evitar recaídas y para no obsesionarse con otros asuntos como la alimentación de su hijo, donde puede haber desajustes por este motivo.
“A veces ni la familia ni la pareja saben que la mujer tiene este tipo de trastornos, pues socialmente se culpa a quien lo tiene. Hay que cambiar ese estigma”, recalca la especialista.
Su recomendación es aprovechar la llegada del bebé para reconectar con una misma, con su esencia, con el cuerpo, sin la presión social por el peso ni por ser perfecta, y apoyándose en profesionales cuanto antes para salir del problema.