La hormona del crecimiento es la encargada de estimular el crecimiento infantil y mantener los tejidos y órganos a lo largo de la vida de una persona . Normalmente, se detecta que un niño no está creciendo al ritmo que debería antes de los 3 años , donde la comparación con el resto de niños ya es notable, sobre todo, en cuanto a su estatura. Cuando los padres observan o consideran que no existe un crecimiento normal de su hijo, se preocupan mucho y, algunos, la solicitan directamente al médico. Otros, todo lo contrario.
Sin embargo, para asegurarnos de si es necesaria o no, es obligatorio el paso por el médico, quien llevará a cabo un conjunto de exámenes (desde un estudio de la edad ósea hasta el nivel de secreción de otras muchas hormonas) y determinará su prescripción.
Para resolver todas tus dudas, hemos hablado con el Dr. Fernando Baixauli, pediatra en el Hospital Vithas 9 de Octubre de Valencia, quien nos explica, primero, “ lo que se considera crecimiento normal de un niño, que no se produce de una manera lineal, sino que pasa por distintas fases ” y, conocerlas, evitará que nos preocupemos por no saber si nuestro hijo está creciendo de una manera normal. Las fases del crecimiento son:
- Crecimiento acelerado, durante el primer año de vida, creciendo unos 25 cm, la mitad de lo que el bebé medía al nacer y llegando a medir, de media, unos 75 cm al cumplir el año de vida.
- Etapa de transición: entre los 2 y 3 años de vida, creciendo unos 12,5 cm por año (1 cm por mes, más o menos) y no necesariamente de forma uniforme, ya que hay, nos dice el doctor, “parones de crecimiento en algunos meses que se compensan con mayor crecimiento en otros”.
- Crecimiento lento, a partir de los 4 años. Desde esta edad y hasta la pubertad, el crecimiento es lento pero contínuo. De manera orientativa, entre los 3 y 4 años se crecerá unos 7 cm, entre los 4 y los 5 años se crecerá unos 6 cm y, a partir de los 6 años, una media de 4 cm por año.
- Pubertad: a partir de los 12 años, se vuelve a experimentar un crecimiento acelerado. Esta etapa dura unos 6 años y permite una velocidad de crecimiento máximo de 12 cm por año en los chicos y 9 cm por año en las chicas.
A partir de estos parámetros generales de crecimiento, “podemos diagnosticar un problema en el crecimiento si existen los siguientes signos o síntomas sugestivos de talla baja”:
- Talla por debajo de 3 DE (desviaciones estándar) en la tabla de percentiles poblacionales .
- Talla desproporcionadamente baja para la talla familiar, que también se evalúa.
- Velocidad de crecimiento inferior a lo que denominamos ‘p10’ para la edad cronológica.
- Rasgos dismórficos (características físicas anormales, por ejemplo, en las orejas) o proporciones corporales anómalas.
- Historia y examen sugestivo de una enfermedad crónica, por ejemplo, una celiaquía .
¿Qué es y cuál es la función exacta de la hormona del crecimiento?
La hormona del crecimiento, también denominada somatropina o GH, es una hormona proteica que, como algunas otras, se produce en el cerebro; concretamente, en la parte anterior de la hipófisis o adenohipófisis y, dentro de ella, en la glándula pineal. Su secreción, nos cuenta el doctor, “se produce a pulsos, es decir, con secreciones cortas y concentradas” y tiene su pico máximo durante la noche, en la fase profunda del sueño. De ahí que, como nos comenta, “sea muy importante que los niños tengan un sueño de calidad” .
Una vez es segregada, esta hormona actúa estimulando, a su vez, la secreción de otra hormona (la somatomedina C) en el hígado, “cuya función es, explicado de manera sencilla, la de aumentar el crecimiento esquelético lineal fundamentalmente, así como de aumentar la masa muscular del niño, reducir la grasa corporal y regular el metabolismo”. A partir de aquí, nos explica, sus principales funciones son:
- Estimular el crecimiento de los niños.
- Mineralizar los huesos y retener la concentración de calcio en ellos .
- Incrementar y favorecer la masa muscular.
- Favorecer la lipólisis, esto es, “transformar la grasa en energía para el cuerpo”.
- Participar en la síntesis de las proteínas.
- Reducir el consumo de glucosa en el hígado.
- Proteger la función propia que tiene el páncreas.
- Estimular la función inmunitaria .
Casos en los que se recomienda recurrir a ella
En primer lugar, nos advierte el doctor, “no todos los niños bajitos son subsidiarios de un tratamiento en el que se suministre hormona de crecimiento, sino que hay indicaciones pediátricas concretas (es decir, solo en estos casos)” que son:
- Síndrome de Turner: es un trastorno genético que afecta al desarrollo de las niñas. La causa es un cromosoma X ausente o incompleto, dando como resultado baja estatura y que sus ovarios no funcionen de manera adecuada.
- Síndrome de Prader-Willi: otro trastorno genético, muy poco común, que provoca disminución de la fuerza muscular, bajos niveles de hormonas sexuales y una sensación constante de hambre, ya que la parte del cerebro que controla la sensación de saciedad no funciona bien.
- Existencia de una insuficiencia renal crónica.
- Son niños muy pequeños para la edad gestacional.
- Existen mutaciones del gen SHOX (Short Stature Homeobox): muy relacionado con el primer caso, es un trastorno localizado en los brazos cortos de los cromosomas X e Y, responsables del crecimiento longitudinal.
Administración del tratamiento
En el caso de que se valore un tratamiento con hormona del crecimiento, “la forma de actuación es, obviamente, sustituir el déficit que presenta el paciente, administrándola de forma exógena”. Para explicarlo bien, primero el endocrinólogo pediátrico debe calcular la dosis inicial, en función del peso y, posteriormente, se irá ajustando esta dosis en función de la respuesta y de la llegada a la pubertad . Después, se le explica al paciente cómo administrar la inyección subcutánea, que puede ser con o sin aguja.
Por lo general, se administra una vez al día, habitualmente por la noche. Lo que se debe evitar es ponérsela siempre en el mismo sitio, para que no se formen marcas ni se produzca una pérdida de grasa subcutánea. No se debe interrumpir el tratamiento sin la aprobación del médico.
Efectos secundarios y contraindicaciones
Algo que preocupa mucho a los padres son siempre los efectos secundarios de los tratamientos, sobre todo, de este tipo, en el que lo que se está administrando tiene componente hormonal . El principal efecto secundario, nos confirma el doctor, “es la aceleración excesiva de la edad ósea, que determina un cierre epifisario adelantado, no obteniendo un beneficio en la talla final”. Por lo que, el tratamiento debe estar muy controlado.
Otros efectos secundarios, “pero que son bastante raros”, nos dice el doctor, son:
- Posible hipotiroidismo.
- Hipertensión intracraneal benigna (HICB): un síndrome caracterizado por la elevación anormal de la presión intracraneal, es decir, aumenta la presión por líquido cefalorraquídeo.
- Ginecomastia: el agrandamiento de una o ambas glándulas mamarias en el hombre.
- Náuseas.
- Edemas periféricos por retención hídrica: esto es, un exceso de líquido que produce hinchazón en los tejidos del cuerpo.
- Astralgias (dolores en las articulaciones) y mialgías (dolor en los músculos del cuerpo).
- Parestesias: una sensación anormal de cosquilleo en la piel, de frío o calor anormal.
- Pigmentación cutánea y aumento de los nevus (lunares).
- Epifisiolisis de cadera, que produce una separación o deslizamiento de la placa de crecimiento dentro del hueso del fémur en la articulación de la cadera.
Por último, nos advierte el especialista, no solo encontramos efectos secundarios, sino que “hay algunas contraindicaciones para su administración, como son los tumores en activo durante los dos primeros años de su remisión, síndromes que predisponen al paciente a la aparición de neoplasias (formación anormal en alguna parte del cuerpo de un tejido nuevo de carácter tumoral, ya sea benigno o maligno), como el síndrome de Down o Fanconi, entre otros, y algunas enfermedades consideradas graves, como la sepsis, traumatismos e insuficiencia cardíaca”.