La EVAU (antigua Selectividad) es como la mili: nadie se olvida de ella y todo el mundo la cuenta. Es una experiencia vital muy poderosa, pues de la nota obtenida depende el acceso o no a los estudios universitarios de preferencia. Además, los alumnos tienen que enfrentarse a muchos exámenes en pocos días (apenas tres o cuatro), con el grado de tensión que todo esto conlleva.
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Para muchos estudiantes supone una prueba demasiado exigente. Es, en todo caso, un momento clave en la vida y los padres pueden contribuir a aliviar toda la carga emocional.
Una tensión que se arrastra todo el curso
El curso de segundo de Bachillerato es una carrera de fondo desde el principio, en la que los alumnos sufren un gran desgaste. Por eso llegan a la EVAU ya muy cansados y con grandes niveles de ansiedad. La situación puede ser más difícil en convocatorias como la del año pasado o la de este, donde ha habido enseñanza online, y todo el resto de circunstancias que ha traído la pandemia.
Por eso, los hijos necesitan, más que nunca, un acompañamiento emocional durante la preparación a la EVAU. Los estudiantes suelen pasar por una montaña rusa emocional, tal como explica Antonio Milán Fitera, director de los Grados de Educación de la Universidad CEU San Pablo. “Hay días eufóricos en los que se ven capaces de todo, otros con enorme desánimo en los que les invade un pesimismo abrumador y otros en los que sienten una angustia terrible porque piensan que se están jugando su vida a una sola carta”, relata.
Ante esto, su recomendación pasa por “transmitirles un mensaje optimista que demuestre nuestra confianza en su trabajo y en su esfuerzo”. Además, hay que evitar los reproches, ser empáticos con lo que están sintiendo y recordarles que estás ahí siempre, pase lo que pase.
El difícil control de la ansiedad
Hay que contar con que, muy probablemente, la ansiedad que experimenta el estudiante ante la EVAU se extienda a toda la familia. “La EVAU también supone una prueba muy dura para los padres, y es lógico que sufran el estrés propio de saber que sus hijos afrontan un momento decisivo en sus vidas”, destaca el experto.
Pero ¿qué hacer desde la familia para contrarrestar el estrés y la ansiedad? El secreto está en crear entornos de serenidad, lo que para Antonio Milán Fitera pasa por lo siguiente:
- Procurar que el adolescente no note la angustia ni el miedo ante lo que pueda ocurrir.
- Transmitirle que, suceda lo que suceda, todo se puede solucionar.
- Evitar en sus momentos de descanso un interrogatorio acerca de cómo lleva los estudios y dirigir la conversación hacia otros temas.
- No caer en los días previos en discusiones familiares.
- Enseñarle algún truco por si se queda en blanco (como respirar con el abdomen, coger aire lentamente y trasladarse con la mente a algún lugar conocido en el que se sienta seguro y sereno).
- Aportarle un mensaje de seguridad y confianza desde la propia experiencia en la prueba.
¿Cómo reaccionar si no consiguen el objetivo?
Además de los exámenes en sí, la EVAU también supone la espera de las notas y la llegada de estas, con todo lo que ello implica sobre acceder o no a los estudios soñados. “Lo mejor es ayudarles previamente a huir de radicalismos a la hora de afrontar los exámenes y después elegir su carrera”, apunta el representante de CEU San Pablo. “Las frases del tipo ‘o entro en este Grado o mi vida ya no tendrá sentido’ no ayudan de ningún modo a mantenerse serenos. Y es frecuente que los hijos entren en ese bucle que multiplica la presión”, explica.
Su recomendación es intentar que amplíen su horizonte y su perspectiva (”si no existiera esa carrera, ¿qué otra opción escogerías?”). Lo importante es que afronten la EVAU con más de una opción en mente para poder pasar la prueba con más tranquilidad.
¿De qué manera actuar si finalmente las calificaciones no son las deseadas? “Lo más importante es ayudarles a superar el fracaso, explicarles que en la vida siempre hay situaciones injustas que uno tiene que saber afrontar y enfocarles al momento presente, a lo que pueden hacer hoy y ahora”, describe Antonio Milán Fitera.
Además, “y aunque parezca que no quieran escucharlo”, aconseja repetirles que se les quiere por encima de todo, “porque saberse incondicionalmente queridos por sus padres es el factor que mejor previene de todo tipo de anomalías en el desarrollo de los hijos, también en este momento crucial en sus vidas”, insiste.
¿Se les debe orientar acerca de la carrera a estudiar?
Muchos jóvenes tienen claro su futuro profesional, pero para otros es más difícil elegir entre los distintos estudios. El papel de los padres puede ser decisivo, pero conviene dejarles un amplio margen de libertad en su elección. “Es cuestión de darles luz, aportarles información, adelantarles futuras dificultades, abrirles ventanas y facilitarles el contacto con amigos, familiares y conocidos que hayan estudiado lo mismo”, apunta el experto.
Lo importante es que se sientan acompañados en ese proceso de búsqueda y que dediquen el tiempo necesario a revisar todas las alternativas, “pero repitiéndoles constantemente que respetarán su decisión final. Ese equilibrio entre acompañamiento y libertad, tan difícil de alcanzar en educación, es lo que ayudará realmente a los hijos”, subraya Antonio Milán Fitera.