En los últimos años está aumentando tanto el diagnóstico como el número de casos de celiaquía. Aún no se conoce la razón, pero se cree que puede estar influyendo alguna circunstancia ambiental.
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La celiaquía, enfermedad autoinmune crónica cuyo único tratamiento es una dieta estricta sin gluten de por vida, no es exclusiva de los niños. De hecho, puede aparecer en cualquier momento de la vida. El tratamiento precoz es lo que va a evitar que surjan complicaciones.
¿Cómo se diagnostica la celiaquía?
La inmensa mayoría de los niños celiacos está sin diagnosticar. De hecho, en un 70% de los casos no se sabe que el menor es celiaco. La enfermedad se suele diagnosticar a partir de los dos años, pues es necesario que el niño tome gluten para que esta se desarrolle.
“Ninguna prueba diagnostica nos ofrece un resultado con el cien por cien de fiabilidad”, por lo que puede ser necesario la realización de varias pruebas para la confirmación del diagnóstico, explica el Dr. Sergio Farrais, responsable de la Unidad de Enfermedad Celiaca del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, y colaborador de Melio, empresa online de pruebas diagnósticas.
Estas son las pruebas disponibles para diagnosticar la celiaquía:
- Analítica de sangre. Cuando se sospecha que un niño puede ser celiaco, se le realiza una analítica de sangre para estudiar si tiene aumentados determinados anticuerpos. Si el resultado es positivo, y estos anticuerpos están elevados 10 veces por encima del valor de referencia en dos analíticas distintas, se confirma el diagnóstico de enfermedad celiaca. Si estos anticuerpos están elevados, pero no a niveles tan altos, hay que seguir estudiando al paciente con otras pruebas complementarias.
- Gastroscopia. Con esta prueba, que es más invasiva, se recogen muestras del intestino delgado (biopsias) para analizarlas al microscopio óptico y valorar si el paciente tiene el daño intestinal característico de la enfermedad.
- Estudio genético. Un 30-40% de la población tiene los genes que pueden predisponer a la celiaquía, pero de ellos solo un 3% acaba desarrollando la enfermedad. Saber que se tiene esta predisposición permite estar muy al tanto por si con el tiempo se desarrolla la enfermedad celiaca. La genética positiva por sí sola no confirma la enfermedad, pero un estudio genético negativo descarta la posibilidad de padecer enfermedad celiaca con un 99% de probabilidades.
¿Cuáles son los síntomas de la celiaquía en niños?
La celiaquía es una enfermedad sistémica que puede afectar a varios órganos. Presenta distintos cuadros clínicos: “Uno de ellos es el clásico, que es el más frecuente en niños pequeños, y que se manifiesta con bajo peso, retraso en la curva de crecimiento, apatía (habitualmente por las molestias digestivas) y distensión abdominal”, enumera el especialista en Aparato Digestivo.
Conforme el niño va creciendo, los síntomas digestivos dejan paso a los extradigestivos, como la anemia ferropénica, alteraciones dentales, aftas orales de repetición… Es lo que suele verse en población adolescente”, indica.
La tríada de síntomas más común es la formada por diarrea-pérdida de peso-malabsorción. Pero no todos los celiacos presentan estos u otros síntomas, pues en muchos casos la celiaquía es asintomática, y no se descubre sino de forma casual. No es necesario que se den todos los síntomas para ser celiaco y la presencia de muchos de ellos no es indicativo de gravedad.
¿Es más frecuente entre hermanos?
Una de las vías usuales en que la familia se da cuenta de que el niño es celiaco es cuando a uno de sus hermanos se le diagnostica también. Como es una condición donde interviene la genética, lo habitual es realizar las pruebas al resto de la familia en primer grado (hermanos y padres). De ahí suelen descubrirse muchos celiacos sin diagnosticar.
De hecho, según indica el Dr. Sergio Farrais, “un 5-10% de los pacientes de hermanos celiacos pueden ser celiacos también”. En gemelos idénticos, casi el 80% son celiacos ambos.
Además del componente genético, hay una serie de condiciones de salud que implican un mayor riesgo de acabar desarrollando celiaquía. Son la diabetes tipo 1, las alteraciones tiroideas, como el hipotiriodismo y el hipertiroidismo , inmunodeficiencias, como el déficit selectivo de IgA, la enfermedad de Addison, y cromosomopatías como el síndrome de Down, el síndrome de Turner y el síndrome de Williams.
¿Cuál es el tratamiento a seguir?
“Actualmente no hay ningún tratamiento para la celiaquía, a no ser la dieta sin gluten”, afirma el especialista. “La dieta sin gluten ha de ser estricta, de por vida y sin transgresiones”, subraya. Si el niño no se adapta bien, se puede contar con apoyo psicológico y con los consejos de un dietista-nutricionista para facilitarle la transición a la dieta especial.
Sin embargo, habitualmente hay transgresiones involuntarias: la persona come gluten sin darse cuenta. Y también se da la circunstancia de que hay otros pacientes que no responden a la dieta sin gluten, por lo que la investigación más novedosa va en esa línea.
Acostumbrarse a esta dieta especial puede resultar difícil a determinadas edades, como la adolescencia, donde quieren ser como el resto del grupo. Esto hace que muchos adolescentes celiacos cometan transgresiones en esta etapa. “Pero que no haya síntomas inmediatos no significa que no se esté generando un problema o que pueda haber complicaciones como la malabsorción de nutrientes, que en el caso del calcio puede ocasionar osteoporosis y en el del hierro, anemia”, alerta el colaborador de Melio.
¿Se puede prevenir la celiaquía?
La celiaquía no se puede prevenir de ninguna forma actualmente. Pero el diagnóstico precoz, al tomar el control de la enfermedad, sí reduce significativamente las complicaciones que pudieran aparecer.
Cuando hay un diagnóstico de celiaquía en la familia, muchos padres toman la decisión errónea de no dar gluten al resto de los hijos no celiacos. “Es algo que no se debe hacer ni siquiera para evitar contaminación cruzada en los alimentos”, advierte el Dr. Sergio Farrais. “Los niños deben aprender por iniciativa propia lo que pueden y lo que no pueden comer; si en casa toda la dieta es sin gluten no aprenden a hacerlo”, señala. “Además, en el caso de que otro hermano fuera celiaco, al haber quitado el gluten de la dieta familiar, en las analíticas no saldría, por lo que solo hay que retirar el gluten al celiaco”, insiste.
Así mismo, el experto destaca la importancia de que cuando el menor pasa al médico de familia por edad y deja atrás la consulta del pediatra, sea remitido a una unidad de Digestivo, para poder hacer un seguimiento adecuado de la enfermedad.