La infección por SARS-CoV-2 ha puesto en jaque a todo el mundo. Después de más de un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia, ya conocemos más datos acerca de cómo se comporta la enfermedad en distintos escenarios.
Afortunadamente, desde el principio se vio que la COVID-19 no atacaba de forma agresiva a la población pediátrica, un hecho que se ha ido confirmando con el paso del tiempo. Para recopilar toda la evidencia científica en torno al coronavirus en niños, la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) han elaborado una guía donde recogen lo que la ciencia ha confirmado a día de hoy.
“Ahora sabemos más acerca de la infección por SARS-CoV-2 y lo relacionado con los niños: a quiénes afecta, cómo se transmite, qué síntomas produce y en qué edades, qué secuelas deja, qué pruebas son las adecuadas para el diagnóstico, qué ocurre durante el embarazo , al nacer y en el periodo perinatal, la lactancia materna, los colegios, las vacunas”, indica la Dra. Paz González Rodríguez, una de las autoras de la guía.
Las conclusiones más tranquilizadoras
Aunque para los autores de la Guía aún hay muchas preguntas sin respuesta clara sobre la enfermedad, sí se pueden extraer una serie de conclusiones y orientaciones sobre el comportamiento de la misma en la edad pediátrica.
Así, la idea fundamental de la guía de la AEP y la AEPap, y las más tranquilizadora, es que los niños y los adolescentes se contagian con menos frecuencia que la población general. Por si esto fuera poco, presentan una menor carga viral y, cuando enferman, sus síntomas son, también, más leves.
- Incidencia. En la población de 0 a 18 años, la incidencia de la COVID-19 es de 0,8 a 2,1% (del total general). Un porcentaje muy bajo que se ha venido manteniendo a lo largo de toda la pandemia.
- Carga viral. También se ha comprobado que la carga viral en las vías respiratorias altas hasta los 20 años de edad es inferior a la de la población general.
- Síntomas. Los síntomas más frecuentes de la infección en niños y adolescentes son la falta de olfato y de gusto y la aparición de vómitos y dolor de cabeza. Esta sintomatología varía cuando el menor necesita ser atendido en un servicio de urgencias o bien ser hospitalizado. En este segundo caso, suelen presentar fiebre como síntoma más destacado.
¿Qué pasa con los recién nacidos?
Si bien hay pocos niños que ingresan por la COVID-19, el riesgo de hospitalización se incrementa cuando el pequeño contrae la enfermedad entre su primer y su tercer mes de vida. También hay más probabilidades de ingreso en los niños prematuros y en los que tienen alguna inmunodeficiencia.
Hasta el momento no hay ninguna prueba de que el SARS-CoV-2 se transmita a través de la leche materna, por lo que las madres infectadas pueden seguir con la lactancia materna. De hecho, la recomendación de la Asociación Española de Pediatría y de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria es que las madres den el pecho aunque tengan la enfermedad.
Mascarillas, vacunas, test y colegios
En la Guía, los especialistas validan el uso de la mascarilla para menores, siguiendo las normas que vayan instaurando las autoridades sanitarias, según la situación del momento. Así, creen que debe ser necesaria para mayores de seis años y que es recomendable en la franja de edad de tres a cinco años.
Para el diagnóstico de la COVID-19 en niños en el documento se aconseja la realización de PCR en la nasofaringe , por ser esta prueba más adecuada que los test rápidos.
En cuanto a la vacunación, la AEP y la AEPap son partidarias de vacunar también a los menores, teniendo en cuenta las vacunas que haya disponibles en el momento y las recomendaciones y el calendario de prioridades que vayan estableciendo las autoridades sanitarias.
Con respecto a la actividad escolar, la Guía se posiciona claramente a favor de la apertura de los centros educativos. No recomiendan el cierre de colegios y escuelas infantiles como medida de prevención para disminuir la incidencia y la gravedad de la COVID-19 en la población general. En este sentido, la experiencia del presente curso escolar, con la mayoría de clases en sistema de presencialidad, reafirma esta postura.