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¿Por qué debes fomentar el juego cooperativo en tus hijos?

Todos los beneficios de esta actividad lúdica


14 de mayo de 2021 - 13:41 CEST

Los niños empiezan a jugar incluso en el vientre materno, utilizando para ello el cordón umbilical. Desde el comienzo de su vida,  el juego toma un papel protagonista  como factor de aprendizaje y modelador de experiencias y emociones.

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El juego cooperativo es una de sus variedades. Mucho antes y con más frecuencia de lo que pudiera parecer, los más pequeños practican este tipo experiencia lúdica que tiene para ellos grandes beneficios.

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¿Desde cuándo comienzan con el juego cooperativo?

A los dos años, los niños ya tienen capacidad para el juego simbólico, pero es individual. Cogen sus muñecos, les dan de comer... Sin embargo, a partir de los tres años se produce un gran salto. El pequeño pasa del juego simbólico de acciones al juego simbólico de rol. Ya no solo le da de comer al muñeco sino que hace como si fuera su mamá o su papá. Y, además, interactúa con otros niños presentes que representan distintos papeles.

Así, este juego simbólico más perfeccionado es el inicio del juego cooperativo. Igual sucede con una actividad que puede parecer tan simple como pasarse un balón. “Tienen que cooperar para obtener el mismo fin y llegar a acuerdos”, explica Imma Marín, presidenta de Marinva, juegos y educación (inmmamarin.com).

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¿Cuándo empiezan los niños a competir?

Habitualmente se confunde el juego cooperativo con el juego de mesa, pero, tal como ha explicado la experta, puede haber muchos más tipos de juegos cooperativos.

Con respecto a los juegos de mesa cooperativos, requieren de una capacidad cognitiva que se desarrolla a partir de los seis años. “El niño necesita aceptar unas reglas y aceptar el azar. Antes confunde la competición con el protagonismo y, aunque se salte las reglas, preferirá, por ejemplo, que lo pillen en un juego para ser protagonista, antes que ganar”, detalla Imma Marín.

El egocentrismo de la primera etapa infantil les impide situarse en un plano de igualdad con los demás. Por eso, no están preparados para juegos cooperativos de mesa hasta los seis o siete años. Es cierto que pueden jugar a alguno, pero con sus propias reglas.

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¿Cuál es el papel de los padres en el juego cooperativo?

Los padres siempre tienen un papel importante a la hora de favorecer el juego infantil, aunque sea convirtiéndose en meros espectadores.

“En el juego libre, los padres deben proveer de materiales, tiempo y espacio para que ese juego se dé”, destaca la especialista. “Si hablamos de un juego de mesa, los niños van a necesitar una guía por parte del adulto, que tiene que ponerse al servicio del niño”, explica.

Es importante estar abierto y atento a los gustos del pequeño para observar qué tipo de juegos es el que más le atrae, con fichas, de construcción, de animales... y facilitárselo.

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El juego siempre debe ser voluntario

No se debe obligar a los niños a jugar, “por mucho que sea beneficioso, el juego ha de ser siempre voluntario”, advierte la presidenta de Marinva.

Es importante poner el juego al nivel del niño, sin querer adelantar etapas, y respetar cuando se cansa. El adulto no debe insistir, por ejemplo, en que acabe la partida. “De igual forma que un adulto puede dejar de leer un libro si no le gusta, debemos favorecer que el niño abandone el juego si es su deseo”, recalca Imma Marín.

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¿Cómo les ayuda el juego a expresar sus emociones?

El juego cooperativo es un gran recurso para que los niños aprendan a expresar sus sentimientos. Cuando surgen problemas entre ellos a raíz del juego, es una excelente oportunidad para que se pongan de acuerdo.

Ellos intentarán que sean los padres los que medien en la disputa, pero, tal como recomienda Imma Marín, lo más adecuado en estos casos es aprovechar la situación para validar sus emociones.Hay que darles recursos para identificar qué están sintiendo (’estás enfadado porque te ha quitado una pieza’), para solucionarlo (’dile que no te gusta que te la quite’) y para acoger esos conflictos resolviéndolos por sí mismos (’puedes pedírsela para que te la dé’), no deben depender de nuestro arbitraje”

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Los principales beneficios del juego cooperativo

“El juego cooperativo nos obliga a ponernos de acuerdo; por eso es un mini ensayo de la sociedad democrática”, subraya Imma Marín.

Estos son los beneficios más destacados que aporta al niño:

- Puede expresar lo que desea.

-Le permite elaborar sus ideas.

-Aprende a escuchar y valorar las ideas de otros.

-Tiene que ponerse de acuerdo para aceptar las ideas comunes y repartir roles.

-Fomenta la escucha activa.

-Propicia la autoestima al tener que defender sus propias ideas.

-Favorece la psicomotricidad fina.

-Entiende que hay que someterse a reglas y normas.

-Ayuda a modelar la necesidad de protagonismo.

-Aprende por repetición por sí mismo y no porque otros se lo indiquen.

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La importancia del reto común

Una de las ventajas más destacadas del juego cooperativo es que propone un reto común en el que cada participante debe sacar lo mejor de sí mismo para lograrlo.

“Esto es muy sano y es una manera de ver la necesidad de juntarnos todos para conseguir una meta, donde todos ganan si se gana en conjunto”, afirma la experta. “Es un menaje que significa: ‘para grandes retos, nos necesitamos todos, y no podemos dejar a nadie en el camino”, destaca.

Así, el niño aprende que para hacer equipo hace falta darlo todo personalmente y remando en la misma dirección, una enseñanza muy poderosa para el futuro. “Las empresas que triunfan son la que saben que para que todo vaya bien cada uno debe desempeñar su papel”, explica.

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Los juegos cooperativos, a cualquier edad

La propia evolución del niño va a ir marcando el tipo de juego cooperativo que necesita. Pero en las primeras etapas de la infancia, será un juego más manipulativo, mientras que a partir de los cinco años, sin abandonar los anteriores, se pueden empezar a añadir juegos de mesa y juegos asociativos como el pilla-pilla donde hace falta el grupo.

También los deportes son juegos cooperativos, como señala la experta, porque se necesita a todo el grupo para llevarlo a cabo. “El juego es en sí mismo cooperativo de forma espontánea, no tenemos que ceñirnos solo a los juegos de mesa, porque es mucho más rico”, concluye Imma Marín.