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Embarazo

Embarazo y cáncer, resolvemos algunas de las dudas más frecuentes

¿Puedo quedarme embarazada tras sufrir un cáncer? ¿Y si ya lo estoy y me lo detectan en ese momento? Estas son dos de las preguntas más generales, pero hay muchas más


11 de mayo de 2021 - 16:02 CEST

La pregunta es, de por sí, complicada e interesante: ¿es posible un embarazo después de tener un cáncer? Aproximadamente, un 25% de los cánceres que se diagnostican en mujeres lo hacen en una edad en las que no hay deseo genésico cumplido, es decir,  en mujeres que sí quieren ser madres en un futuro más o menos lejano . Tomando como referencia el  cáncer de mama , el que más preguntas genera, nos cuenta el Dr. José Alberto Rodríguez León, de la Unidad de Obstetricia y Diagnóstico Prenatal en el Hospital QuirónSalud Madrid, “un 10% de las pacientes son menores de 38% años y se está observando un aumento de incidencia en mujeres menores de 45 años”. Esto,  unido al aumento en las tasas de supervivencia con los tratamientos actuales, influye en que cada vez más mujeres llegan a su etapa reproductiva tras un proceso oncológico  cuyo tratamiento puede tener consecuencias en su fertilidad.

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Pero, aunque la  influencia directa sobre la fertilidad  está ahí, también nos confirma que “no se ha descrito un mayor riesgo de complicaciones ni malformaciones en el feto durante el embarazo tras un proceso canceroso y no existe tampoco un mayor riesgo de recaída en el embarazo que ocurre tras un cáncer”. Sobre estas y otras muchas preguntas, hemos querido hablar con el experto, para que nos ayude a dar una respuesta que, más que definitiva, ha de atender siempre al caso concreto.

Embarazo después de un cáncer

¿Puedo quedarme embarazada después de tener un cáncer?

Para poder contestar a esta pregunta, el doctor nos advierte que “todo dependerá del tipo de cáncer diagnosticado, su localización y su estadio, el pronóstico de la enfermedad y la edad del paciente en el momento del diagnóstico”. Factores que pueden jugar en contra, pero que también pueden darnos una respuesta afirmativa, “ sí, es posible el embarazo tras un cáncer ”. Así, todo dependerá del caso concreto.

Por eso, como nos confirma nuestro experto y también la Dra. Lucrecia Ruiz y la Dra. Paula Fonseca del Hospital Universitario Central de Asturias, en su estudio sobre el cáncer y la fertilidad para la Sociedad Española de Oncología Médica, “en este caso, es responsabilidad del oncólogo comunicar la posibilidad de que se produzca una infertilidad permanente o no, con un asesoramiento multidisciplinar que permita el desarrollo de protocolos que faciliten el acceso e los pacientes a este tipo de servicios, ofreciendo siempre un abordaje individualizado”.

Algo que también nos recalca el Dr. Alejandro Riquelme, oncólogo y co-fundador de ONCARE en Madrid, donde ayuda a la recuperación de los pacientes con cáncer; “lo primero que hay que hacer es poner, o bien el embarazo o bien el diagnóstico de cáncer, en conocimiento de todos los médicos, tanto del ginecólogo como del oncólogo para tomar la mejor decisión”.

La respuesta del oncólogo es también afirmativa, “una mujer que ha superado un cáncer puede quedarse embarazada”, aunque no en todos los casos, pues hay que tener en cuenta los factores anteriormente mencionados. De entre ellos, él destaca:

  1. La edad, no es lo mismo una mujer de 20 años que otra de 30 años.
  2. El tratamiento al que ha sido sometido la paciente: algunos influyen en la fertilidad o generando un fallo ovárico prematuro que no se tenía, mientras que otros no afectan.
  3. El tipo de tumor y su localización, “pues no es lo mismo un cáncer de mama, que no afecta al aparato reproductor femenino que un cáncer de ovario, que lo hace directamente”.

¿Hay algún límite de edad para buscar un embarazo espontáneo después de un cáncer o para iniciar alguna técnica reproductiva?

Sin duda, como acabamos de ver, es “necesario individualizar cada caso, pero la edad es un factor o limitación muy importante”. A partir de los 35 años, la tasa de embarazo con  técnicas de reproducción asistida  disminuye, cayendo al 30% en mayores de 40 años. “Y no podemos dejar de tener en cuenta el incremento de incidencia de complicaciones en el embarazo relacionadas con la edad,  como son los abortos fundamentalmente , pero también, trastornos hipertensivos del embarazo,  diabetes gestacional  o prematuridad.

A partir de aquí, nos surge la duda, ¿podría ser un embarazo espontáneo?

Los tratamientos oncológicos -quimioterapia y radioterapia- pueden producir, nos cuenta el doctor, “alteraciones en la maduración folicular y fibrosis o atrofia ovárica,  lo que conlleva a un fallo ovárico precoz ”. Así, aproximadamente ⅓ de las pacientes tendrán un problema de esterilidad tras el tratamiento oncológico.

De nuevo, el embarazo espontáneo o la posibilidad de realizarlo  mediante técnicas reproductivas , “va a depender de los factores anteriormente mencionados”. Así, por ejemplo, a menor edad en el diagnóstico, menor fallo ovárico y mayor tasa de embarazo espontáneo tras el tratamiento oncológico. Por eso, una “muy buena idea”, asegura el doctor, “es que las mujeres jóvenes que no han cumplido sus deseos de embarazo acudan a una Unidad de Reproducción tras el diagnóstico de cáncer y, en ella, pidan asesoramiento y consejo”.

Técnicas de fertilidad más recomendadas

Las técnicas de preservación de fertilidad “están indicadas en pacientes en las que podamos prever que su fertilidad se verá comprometida por el tratamiento, que tengan una dotación o reserva folicular suficiente y con un pronóstico vital aceptable”. De ahí que sea muy importante ponerse en manos de una Unidad de Reproducción.

De entre estas técnicas, las que han demostrado su utilidad en este aspecto, nos confirma el doctor, son:

  • La transposición ovárica, una técnica quirúrgica que nos permite alejar los ovarios de la zona de irradiación en pacientes que van a recibir radioterapia abdominal o pélvica.
  • La criopreservación de ovocitos y tejido ovárico, que es la más utilizada.
  • La congelación de embriones.

La estimulación ovárica que se necesita, en este último caso, puede comenzarse en cualquier momento del ciclo y “es posible en tumores hormonodependientes y supone, tan solo, unos 10-15 días de demora en el inicio del tratamiento oncológico no afectando al pronóstico del paciente”.

¿Cuánto tiempo deberíamos esperar desde el fin del tratamiento quimioterápico u homonoterápico?

En cuanto a esta duda, el doctor asegura que “no se ha precisado un tiempo concreto o, al menos, no existe un consenso sobre el tiempo mínimo de seguridad tras tratamientos quimioterápicos”. Algunos estudios realizados no aportan datos de aumento de abordos, daños cromosómicos o problemas estructurales en el feto tras ello, pero “se aconseja evitar el embarazo hasta 3-6 meses tras el tratamiento sistémico (como la quimioterapia) y recomendar el embarazo tras un intervalo libre de enfermedad razonable si la edad de la paciente lo permite”. Este suele ser de entre 3 y 5 años, pues es el periodo de tiempo en el que son más frecuentes las recaídas.

¿Es posible la lactancia tras un cáncer, aunque este sea un cáncer de mama?

En este caso, el doctor es rotundo, “perfectamente, siempre y cuando el tratamiento quirúrgico lo permita (por lo general, suele ser una cirugía conservadora) y en ausencia de tratamiento quimioterápico y hormonoterápico. No existe riesgo de transmisión del cáncer al hijo ni aumento de riesgo de recidiva, es decir, la reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo de ausencia de enfermedad.

Cáncer durante un embarazo

En general, como nos dice el ginecólogo José Alberto Rodríguez, “no se recomienda buscar un embarazo durante el tratamiento de un cáncer, fundamentalmente por las limitaciones al tratamiento que esto supone y su efecto sobre el pronóstico de la enfermedad”.

Sin embargo, un hecho muy diferente que también puede darse es que te diagnostiquen un cáncer durante el embarazo. ¿Qué ocurre entonces? La pregunta es, como nos asegura el oncólogo Alejandro Riquelme, “complicada y deberíamos individualizar cada caso para contestarla”.

¿Qué debo tener en cuenta si estoy embarazada y me han diagnosticado un cáncer?

Lo primero, como ya nos advertía el oncólogo al principio, es “poner en conocimiento de todo el cuadro médico la situación”. Ellos valorarán, “en función del diagnóstico y posible tratamiento”, cómo proceder.

Como apunta el ginecólogo, existen “grandes riesgos para el feto con el uso de quimioterapia y radioterapia  durante el primer trimestre de embarazo ”. En estos casos, “es imprescindible el asesoramiento multidisciplinar y la decisión consensuada de interrupción legal de la gestación o retrasar el tratamiento  al segundo y tercer trimestre  o, incluso, después del parto en el caso de radioterapia”. Por tanto, influye mucho el momento de la gestación.

El Dr. Alejandro Riquelme nos cuenta, por ejemplo, que “en un cáncer de mama con buen pronóstico (y teniendo en cuenta que ocurre en algunos tipos de tumores), si se ha detectado ya en el segundo o tercer trimestre, tanto las pruebas de diagnóstico como el tratamiento se pueden retrasar a después del parto”. Pero “no todas las pruebas de diagnóstico se pueden realizar” y, dependiendo del momento, serán recomendables o no.

¿Cuáles son los riesgos para el feto?

En este caso, nos responde el Dr. Alejandro Riquelme, quien nos vuelve a puntualizar que depende, “sobre todo, del momento de gestación en el que nos encontremos y del tratamiento al que tengamos que someternos”. Así:

  1. En el primer trimestre del embarazo es cuando mayor riesgo existe.  Al igual que ocurre, por ejemplo, con la toxoplasmosis . Sin embargo, durante el segundo y tercer trimestre este riesgo se reduce.
  2. Hay que tener en cuenta el tipo de tratamiento: “existen fármacos que sabemos que sí afectan”, como nos ha comentado el Dr. José Alberto Rodríguez al inicio, “pero también sabemos que existen otros cuyo riesgo es menor y algunos de los que no sabemos aún cómo afectan”. Así, un tratamiento quirúrgico no tendría por qué afectar, pero la quimioterapia o radioterapia si podría hacerlo.

Hay que destacar, nos advierte, que no se han realizado ensayos clínicos en mujeres embarazadas, por lo que, muchas veces, “se opta por ser conservador para evitar posibles riesgos”.

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