Uno de cada diez niños en edad escolar tiene asma . De esta forma, se ha convertido ya en una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia y, desgraciadamente, una de las que más mitos y mentiras genera a su alrededor. Unas falsas creencias que impiden muchas veces que estos pacientes sean tratados de forma adecuada. Así lo advierte la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), quienes piden que “no se rechacen los tratamientos de control de esta patología, porque es la manera de tener menos crisis y mejorar su calidad de vida ”.
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Sin embargo, muchos se niegan a su tratamiento, precisamente por esos mitos que rodean a la enfermedad y que, junto al Dr. Luis Moral, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma SEICAP, queremos desmontar, haciendo un llamamiento a la búsqueda de información veraz y, por supuesto, a la consulta siempre con un médico especialista.
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Síntomas para reconocer el asma
Lo primero que debemos hacer es saber qué síntomas nos ayudan a reconocer el asma y, después, saber a quién acudir. Los signos más característicos, como nos enumera el doctor, son:
1. Dificultad para respirar.
2. Ruidos en el pecho, de tipo silbido.
3. La tos que suele observarse de manera frecuente, pero que también ocurre en otras enfermedades y no es específica del asma.
En el momento en el que los detectemos y creamos estar ante un posible cuadro asmático, “las dos mejores maneras de confirmarlo y saber qué hacer es consultar páginas web de confianza (puesto que todos acudimos a Internet), como la propia de SEICAP, con información para los padres y, por otro lado, consultar a un pediatra, quien le dará las recomendaciones más adecuadas al caso concreto”.
Mentira nº 1. El asma es una enfermedad infantil
Existe la falsa creencia de que los individuos superan el asma cuando envejecen. En realidad, estamos “ante una enfermedad crónica que es más frecuente durante la infancia, pero que puede aparecer también durante la edad adulta”. Bien es cierto que conforme el niño crece, su sintomatología puede ir mejorando hasta llegar a desaparecer. Pero, “si es de origen alérgico, tiene tendencia a persistir y mejorar con tratamiento preventivo”. Así, como afirma el doctor, “su progreso en cada individuo es muy difícil de predecir”.
Mentira nº 2. El asma es contagiosa
“El asma no es una enfermedad contagiosa”, afirma rotundo Luis Moral. Sin embargo, las infecciones respiratorias virales (como puede ser una gripe) pueden provocar un empeoramiento o crisis en los pacientes asmáticos. Pero el origen es este y no que se contagie. Las causas del asma pueden ser muy diversas, incluidas las alergias, pero “no se transmiten entre individuos”.
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Mentira nº 4. El asma solo puede controlarse con dosis altas de corticoides inhalados
El asma se controla, con mayor frecuencia, con corticoides inhalados en dosis bajas, “que pueden utilizarse durante meses o años sin efectos adversos apreciables”. Sobre este tipo de medicamento existe una corriente de opinión negativa por sus posibles efectos secundarios. Sin embargo, “es importante recordar a las familias los potenciales beneficios de los corticoides y disipar sus falsos mitos. Como cualquier otro medicamento, tiene efectos secundarios, pero en dosis bajas, pueden ser administrados durante largos periodos de tiempo sin producir efectos adversos apreciables y sí reduciendo síntomas y crisis asmáticas”.
Además, como nos cuenta el doctor, existen “otros medicamentos que nos ayudan a controlar el asma sin tener que aumentar esta dosis”. En todo caso, será el pediatra alergólogo quien valorará los factores necesarios para ajustarla: síntomas, frecuencia y duración, además de otros que determinan la conveniencia o no de un tratamiento preventivo.
Por qué se generan falsos mitos en torno al asma
Como nos cuenta el doctor, “por lo general, existen una serie de falsas creencias que conllevan un difícil control de la enfermedad y que pueden hacer aumentar, tanto las crisis asmáticas como los ingresos hospitalarios”. De entre todos estos mitos, los que más influyen son todas las creencias erróneas relacionadas con el tratamiento, pues “o no se utiliza o se administra de una manera errónea”, subraya Luis Moral.
Un problema que aumenta durante la adolescencia. “Suele haber problemas de adhesión al tratamiento debido, entre otros factores, a la desinformación y a las suposiciones incorrectas sobre el asma”. Pero, ¿por qué? El motivo no es otro que el mayor acceso a Internet que los niños adquieren con la edad y a las redes sociales, fuentes peligrosas si no saben identificar la información veraz. De entre todas las mentiras, hay cuatro muy peligrosas.