La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva ; esto es, solo pecho (o leche artificial en su defecto), hasta que el bebé cumple seis meses. A partir de ahí ya se pueden ir introduciendo otros alimentos que diversificarán su dieta. Pero hasta el año su fuente nutritiva principal seguirá siendo la leche.
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El resto de nuevos alimentos la complementan, de ahí el término “alimentación complementaria”. Porque la leche debe ser el peso básico de la dieta en los primeros 12 meses de vida. Esta nueva alimentación la complementa, pero no sustituye a la lactancia. ¿Cómo se introducen el resto de alimentos?
¿Puede ser antes o después de los seis meses?
De manera general, la alimentación complementaria se inicia cuando el niño tiene seis meses. En ese momento ya está maduro neurológicamente para esta nueva fase y así se le ha permitido gozar de las ventajas de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad.
Sin embargo, pueden darse otras circunstancias que lleven a adelantar o retrasar un poco esta fase. Así, la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) indica que la alimentación complementaria no se debe introducir antes de las 17 semanas de vida ni más tarde de las 26.
Antes de los seis meses
En ocasiones, el niño comenzará a tomar otros alimentos distintos a la leche antes de los seis meses. “En casos puntuales en los que la madre se tenga que incorporar a trabajar y no tenga reservas de leche materna , se podría plantear que el rato que la mamá no esté se le dé algo de alimentación los días en que ella trabaje”, explica la Dra. Matilde Zornoza Moreno, pediatra y autora del blog Pediatra2punto0 (www.pediatra2punto0.com).
Después de los seis meses
Si el bebé rechaza los nuevos alimentos, se le tienen que seguir ofreciendo, sin forzar, poco a poco. A veces, sobre todo al principio, tomará muy poco, “pero hay que ir ofreciéndoselos”, indica la experta. “Por recomendación de la ESPGHAN, no se debe retrasar la introducción de la alimentación complementaria más allá de los seis meses y medio”, puntualiza.
¿Por qué alimentos empezar?
Hace unos años, se ofrecía a los padres unas pautas de introducción de los alimentos (primero la fruta o la verdura, luego las proteínas...). Ahora todo esto ha cambiado. “Da igual por dónde comenzar”, explica la Dra. Zornoza.
“Hay que ir ofreciendo, poco a poco, alimentos saludables y en formato seguro para los niños: triturado para las familias que quieran o baby led weaning (BLW) para las que opten por ello. En caso de BLW, nada de alimentos duros ni formas redondas”, indica.
¿Qué alimentos no son convenientes a esta edad? Según detalla la pediatra, antes del año no se deben introducir:
- Leche de vaca
- Miel
- Alimentos procesados
- Galletas
- Embutidos
- Carnes de caza
- Pescados de gran tamaño
“El resto, poco a poco, se puede ir introduciendo, según las costumbres de la familia”, puntualiza.
¿Con qué intervalo de tiempo se ofrecen?
Los nuevos alimentos se deben ofrecer con cierta separación temporal para poder observar si aparece alguna alergia. “Normalmente, recomendamos unos 7-10 días entre alimentos, pero no suele haber mucho problema y el intervalo podría ser menor”, destaca la especialista. “No tiene sentido dar una semana manzana, a la semana siguiente, pera, luego el plátano... Si no, estaríamos con 20 años aún introduciendo alimentos nuevos”, bromea la pediatra.
Ahora bien, hay algunos alimentos que son más alergénicos y con estos sí habría que vigilar más cuando aparecen. Es el caso del pescado, los lácteos, el huevo y los frutos secos (los frutos secos siempre se ofrecerán al bebé en crema o súper triturados, nunca enteros ni en trozos hasta los cinco años). “En estos alimentos sí que habría que dejar ese intervalo para ver que no haya problemas de intolerancia ni alergia ”, destaca.
¿Y si rechaza los nuevos alimentos?
Hay bebés más abiertos que otros a los nuevos sabores. Algunos aceptan los cambios con facilidad, mientras que hay quienes necesitan probarlos muchas veces para aceptarlos. El truco a seguir no es otro que la paciencia. “Hay que continuar ofreciendo sin forzar”, recomienda la Dra. Matilde Zornaza. “El problema lo solemos tener con la fruta. Si el bebé la rechaza un par de veces, no hay que cambiársela por un yogur o unas natillas ‘para bebés’ ultraazucaradas, porque seguro que se comerá mejor lo segundo y nunca va a acostumbrarse a los alimentos saludables, que son los que nos interesan que coman los bebés y los niños”, recalca.
Así, pues, no hay más secreto que seguir insistiendo poco a poco hasta que llegue el día en que el bebé acepte los nuevos sabores.