Las operaciones de cirugía estética no son solo cosa de adultos. Por mucho que pueda sorprendernos, cada vez son más los niños y adolescentes que recurren a esta opción para corregir alguna parte de su cuerpo. Así, la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) ha confirmado que las intervenciones quirúrgico-estéticas de menores en España representan ya un 1,7% de todas las que se realizan en el país . Una cifra que aumenta cada año con una demanda creciente de este tipo de intervenciones.
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La cirugía plástica y estética, como en el caso de los adultos, puede ofrecer una respuesta positiva a los pacientes más jóvenes, corrigiendo defectos o malforaciones corporales . Sin embargo, no debemos olvidar tampoco que suponen un riesgo físico y psicológico para ellos. Un hecho que, en menores, debe valorarse en relación a la propia madurez del paciente. En este caso, no se le puede restar importancia a los riesgos potenciales que supone entrar en quirófano y someterse a una operación de este tipo.
Un riesgo que, para el Dr. Pierre Nicolau, referente internacional en medicina y cirugía estética-reparadora, “debe llevarse a cabo por razones médicas o psicológicas que lo recomienden”. Lo que nos lleva a preguntarle, ¿es recomendable que los menores de 18 años se sometan a este tipo de operaciones? Este es uno de los grandes conflictos de la disciplina.
Cirugía en menores, ¿cuándo es aconsejable?
Los adolescentes (más que los niños de menor edad) se dejan influenciar muchas veces por la publicidad, las redes sociales y los medio de comunicación y piden ciertos retoques estéticos que, en realidad, son modas pasajeras. Sin embargo, como afirma el doctor, “es responsabilidad del especialista decidir no operar hasta que el paciente alcance una madurez física y psíquica”. Por tanto, aunque estas operaciones no están recomendadas para menores, existen algunas excepciones en las que podría ser recomendable:
- Cuando existe una malformación importante en las que su intervención tenga grandes expectativas de éxito.
- Cuando el menor se ve afectado psíquicamente por su defecto y, por ello, la operación esté justificada.
Y es que, en esta edad, el cuerpo no ha terminado de desarrollarse y, por lo general, se desaconseja cualquier tipo de intervención de cirugía estética.
Intervenciones de cirugía estética más frecuentes en niños y adolescentes
La mayoría de los cambios que suelen pedir los adolescentes son pasajeros y relacionados con fases del crecimiento. Es más, el doctor nos cuenta que “ha habido casos de jóvenes que acuden a la consulta para realizarse un aumento de glúteos o la eliminación de las bolas de bichat (grasa en las mejillas) para tener un rostro con mejillas más hundidas”. Todo ello, consecuencia de esas fotografías que no dejan de consumir en las redes sociales . Sin embargo, las más frecuentes que llegan a realizarse son:
- La otoplastia, que nos permite corregir las orejas separadas.
- La rinoplastia, sobre todo, por motivos respiratorios que la justifican.
- La reconstrucción del labio leporino y el paladar hendido, uno de los defectos congénitos más comunes , consecuencia de un desarrollo incorrecto del labio superior y el paladar durante los primeros meses de embarazo. En este caso, “se puede tratar incluso a las pocas semanas del nacimiento con resultados satisfactorios”.
También, como nos cuenta el doctor, existen algunas peticiones menos frecuentes en las que podemos considerar una cirugía: la hipertrofia mamaria virginal, un desarrollo descontrolado de los pechos. “Esto suele ocurrir en niñas y adolescentes a partir de los 12 años, pero hay que saber que, una vez realizada la operación, los pechos pueden volver a aumentar, porque el cuerpo no está desarrollado del todo y quizás sea necesario volver a operar para corregirlo”.
Consentimiento previo de los padres ante una cirugía plástica
Todos los cirujanos plásticos y estéticos, en tanto que médicos, tienen una responsabilidad asociada a su profesión que les debe guiar en cualquier intervención. En el caso de los menores y una solicitud de cirugía plástica, se deberá desaconsejar aquellas que no sean recomendables ni por edad ni por haber alcanzado una madurez emocional suficiente para tomar este tipo de decisiones.
Así, es importante hacer ver, tanto a los padres como al menor, lo que puede suponer una intervención de este tipo, los resultados que pueden obtenerse y, sin duda, atender al artículo 9 de la Ley del Paciente en el que se alude a “la obligatoriedad de contar con el consentimiento de los padres o tutores legales para que el menor pueda realizarse una intervención de cirugía estética”. Atendiendo a la legalidad, este consentimiento podría salvarse si el menor está emancipado, (una figura legal que se admite a partir de los 16 años si el menor vive fuera y tiene el consentimiento paterno) y, además:
- No existe una sentencia judicial que modifique su capacidad.
- El menor es capaz intelectual y emocionalmente de entender el alcance y riesgos de la intervención.
- La operación no supone un riesgo grave para su salud o vida.