Y, por último, otra más entre las semanas 33 y 34, en el que comprobamos el crecimiento fetal.
También, hablando en términos generales, la ecografía más utilizada es la bidimensional (2D). Sin embargo, existen varios tipos y técnicas diversas que, al final, se basan en el mismo principio, obtener una imagen más o menos nítida del interior del útero, del bebé y de la placenta con unas ondas sonoras (ultrasonidos) que son las que consiguen plasmar en una pantalla y en papel esta imagen. Pero, ¿qué ecografías existen y cuál es la mejor de todas?
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Para responder a esta pregunta, primeros debemos saber que todo dependerá de los términos a evaluar: desde la eficacia y economía (donde la primera que veremos, la ecografía 2D, es la más indicada), hasta la necesidad de una mayor precisión , en la que, si existen recursos, podríamos recurrir a otras mucho más precisas.
Ecografía en 2D
La modalidad de ecografía más común es esta: la bidimensional o 2D. Con ella obtenemos una imagen en escala de grises, un tanto borrosa si el feto no para de moverse, pero que le permite al médico ver posibles malformaciones o anomalías. Así, es un método perfectamente eficaz para ver si se necesita alguna otra prueba o estudio en profundidad.
Son las que se realizan en la mayoría de hospitales y centros especializados. Son económicas y usan una tecnología bastante sencilla para realizar el seguimiento del feto. Será la primera que te hagan. Se visualiza en un monitor en tiempo real. Si estás en una fase temprana del embarazo, puede que sea difícil distinguir las partes del cuerpo de tu bebé.
Ecografía en 3D
Una segunda modalidad de ecografía es la que se realiza en tres dimensiones y que puso en valor (y en auge) las imágenes tridimensionales. Frente a la ecografía anterior, esta nos ofrece una imagen mucho más clara del bebé. Además, le añade color y se visualiza de forma muy clara el volumen del bebé.
Durante el embarazo, en nuestro país, se suelen hacer tres ecografías y, habitualmente, son ecografías en 2D. Todo dependerá siempre de si existe o no algún riesgo, si se detectan malformaciones o si son los propios padres los que, con recursos adicionales, la solicitan. En este caso, se suele acudir a otras pruebas complementarias o a la ecografía en 3D y 4D, que son similares, pero esta última, además, permite ver al bebé en video de manera tridimensional. Generalmente, es más un recuerdo sentimental. Para conseguirla, hay que acudir a una clínica privada especializada en estas técnicas.
Este tipo de ecografías es recomendable realizarlas entre las semanas 25 y 32, ya que el feto estaría prácticamente formado y se pueden apreciar con mayor claridad sus rasgos. Para ello, utiliza una tecnología muy avanzada en el que se capta en tiempo real al bebé dentro del útero materno y, mediante fotomontajes de una ecografía en 3D, se convierte en un vídeo en movimiento.
Así, como afirma la Dra. María Teresa Martínez García, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, “las exploraciones en 3D, 4D y, como veremos, 5D, nos permiten realizar una reconstrucción volumétrica muy realista de las estructuras fetales en movimiento, permitiendo visualizar en tiempo real y generalmente de forma nítida la cara fetal, las extremidades y sus movimientos”.
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Ecografía en 5D
Esta es la última novedad en cuanto a ecografías que pueden utilizar los obstetras y que, según la Dra. María Teresa Martínez García, “nos permite realizar valoraciones del bienestar del feto mediante el estudio de su crecimiento y de la función placentaria, así como repasar la morfología fetal previamente estudiada en alguna de las otras ecografías, a partir de la semana 20 del embarazo”.
Se trata de una ecografía que se basa en la anterior, pero mejora el filtrado de imagen e iluminación, reduciendo manchas y ruidos, convirtiéndose en una imagen mucho más nítida y enfocada. Según la doctora, “con ella se incrementa además la posible detección de malformaciones, como son el labio leporino, malformaciones del tubo neural o del cerebro, defectos cardíacos o patología ósea”.
En realidad, “no se encuentra entre las pruebas básicas de seguimiento del embarazo, a pesar de sus múltiples ventajas y del valor de diagnóstico que nos aporta”, nos dice la doctora. Pero sí que puede ser un arma más para la detección temprana de patologías.
Ecografía doppler color y doppler pulsado
Otra de las ecografías que podemos utilizar para ver a nuestro bebé, es la llamada ecografía doppler que, nos permite estudiar la circulación sanguínea y el corazón del bebé. Es decir, que podemos observar y analizar si al bebé le llega correctamente el oxígeno, si la placenta y la sangre que le llega al bebé es conveniente y fluye bien hacia las cavidades cardiacas del bebé. Se realiza de una manera muy parecida a las anteriores, pero los resultados son diferentes.
1. En el caso de ser en color, podemos ver los fluidos en movimiento.
2. Si es pulsada, se recoge en forma de gráfica el patrón de flujo sanguíneo que se pinta con la anterior.