El Día Mundial de la Dermatitis Atópica, este jueves 14 de septiembre, pretende visibilizar una de las afecciones no contagiosas de la piel más comunes en bebés y niños menores de 5 años, en los que puede causar importantes molestias. En los últimos 30 años, la dermatitis atópica se ha triplicado en España. Unas cifras que nos confirma el Servicio de Dermatología del Hospital Niño Jesús de Madrid con uno de sus últimos estudios en el que se preguntan si es o no posible la prevención . Y es que, en el caso de esta patología, el factor genético es determinante, pero también lo son los cambios ambientales (como la cada vez mayor exposición de los niños en medios urbanos a infecciones y alérgenos comunes, que podrían explicar el aumento de casos) y el estrés. En el caso de la dieta, existe aún una gran controversia .
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Para lo que no hay debate es para asegurar que los brotes de dermatitis atópica pueden llegar a angustiar mucho a sus padres que, en la mayoría de los casos, se sienten responsables por no saber elegir bien los productos de higiene diaria, especialmente en bebés, o creer que la dieta que les ofrecen es inadecuada. Sin embargo, esta afección no tiene por qué ser culpa de nadie.
La primera causa y quizás la de mayor prevalencia es, en realidad, la genética. El Dr. José Manuel Rueda, dermatólogo del Hospital IMSKE, asegura que “los hijos de un padre afectado por dermatitis atópica tiene una probabilidad del 50% de desarrollar esta patología. Si los dos padres están afectados, la cifra se dispara hasta el 80%”. Sin embargo, como hemos dicho, el estrés también guarda una relación directa con esta patología y diversos factores medioambientales.
¿Cómo saber si tu hijo tiene dermatitis atópica?
Es un trastorno relativamente frecuente y la mayoría de los casos aparecen antes de los 5 años . De hecho, como nos dice el doctor, “dos de cada diez niños en España desarrollan dermatitis atópica”. Un aumento de casos que se ha venido observando en paralelo a otras patologías atópicas.
El principal síntoma que puede hacernos sospechar que un niño tiene dermatitis atópica es, como nos dice el Dr. José Manuel Rueda, “el prurito, ese picor asociado a una necesidad de rascarse”. Per también, si observamos:
- La presencia de una piel con tendencia a la sequedad.
- Brazos o muslos de tacto rasposo.
- La presencia de manchas blanquecinas en la piel.
Según comenta el doctor, “ estas lesiones comienzan como zonas de eritema (rojez) intensamente pruriginosas, que hacen que el niño se rasque y, en algunos casos, de manera muy intensa, hasta el punto de dificultar el descanso nocturno”. Dependiendo de la edad del niño, las lesiones tienen diferentes lugares de distribución preferentes y pueden variar mucho:
- En los lactantes y niños en edad escolar , son frecuentes las placas de dermatitis en la región de la cara, el cuello y los pliegues antecubitales y huecos poplíteos (detrás de las rodillas). Las manos también pueden verse afectadas con frecuencia.
- Con el tiempo, las lesiones comienzan a mostrar una clara descamación y, en casos de mayor duración, aparecen ya las fisuras. En este momento, aunque las lesiones suelen mostrar un color rojo, la presencia de costras de color amarillento, muy frecuentes alrededor de la nariz y la boca, pueden ser incluso signo de una sobreinfección bacteriana.
Prevención de la dermatitis atópica
En realidad, como nos dice el doctor, “no hay forma de prevenir completamente el desarrollo de la dermatitis atópica. Lo que sí podemos hacer es actuar sobre algunos factores ambientales que actúan como desencadenante o perpetuante”. Por tanto, “más que centrar la atención en el tipo de producto a utilizar, lo importante en los cuidados de pacientes con dermatitis atópica o su prevención es seguir unas medidas cotidianas que eviten la rotura de la barrera cutánea”. Así, en niños con predisposición a sufrir esta patología, nos recomienda:
- Priorizar los baños diarios de corta duración con agua tibia.
- El uso de prendas de algodón.
- El uso de prendas blancas en contacto con la piel puede ayudar también,evitando la exposición a posibles alérgenos presentes en los tintes de la ropa.
- El uso de los denominados jabones syndet, que presentan una composición más acorde con la fisiología de la piel.
- Tras la ducha, se recomienda la aplicación de una crema emoliente sin perfumes para mantener la piel hidratada y evitar la rotura de esa barrera cutánea.
En el caso de estos dos últimos puntos, le preguntamos al doctor por esos productos de cosmética natural o con adjetivos como bio, eco, natural, artesano o que aseguran actuar en pieles atópicas. En este punto, el doctor nos dice “que tanto en los productos naturales como en los productos de alimentación, hay muchos intereses comerciales ocultos y, en realidad, pueden no tener ningún beneficio probado”. Lo que no podemos olvidar es que “la eficacia y la seguridad de un producto en salud se demuestra mediante la realización de ensayos clínicos controlados y, la mayoría de estos productos, carecen de una evidencia científica tan robusta”.
Dieta y estrés en la dermatitis atópica
En el caso de la dieta, nos informa el doctor, “estamos ante un tema controvertido, pues se lleva discutiendo mucho en los últimos años”. Y es que, el hecho de limitar o restringir ciertos alimentos en la dieta, no está especialmente recomendado entre dermatólogos y pediatras. “Como norma general, salvo en pacientes con una alergia manifiesta a ciertos alimentos, el restringirlos o el hacer pruebas de supresión de ciertos alimentos, como por ejemplo el gluten , no se recomienda en los niños, dado que las potencias carencias nutricionales que pueden desarrollar suponen un peligro mayor, tanto para la piel como para el resto del organismo”. Para hacerlo y ver un hipotético beneficio, “deberíamos tener pruebas objetivas de intolerancia o alergia valoradas por un alergólogo”.
Sin embargo, en el caso del estrés, la perspectiva es diferente. Como afirma nuestro experto, “sí se ha demostrado claramente que este puede desencadenar o perpetuar brotes de dermatitis atópica, al igual que ocurre con muchas patologías de la piel”. Por ello, su última recomendación es que “exista un adecuado control del estrés y estabilidad emocional, fundamental para el control de esta patología”.