Cómo reconocer si estás de parto

No hay que confundir las contracciones de parto con las contracciones de Braxton-Hicks. Estas últimas son contracciones preparatorias que pueden empezar a sentirse a partir de la semana 20 de embarazo. “Sentir algunas de estas contracciones es normal, pero si estás de menos de 35 semanas de gestación no debes notar seis o más en una hora. Si esto ocurriese, debes consultar con tu ginecólogo para que te valore”, advierte la Dra. Patricia Marín.

Las contracciones de Braxton-Hicks se perciben con una sensación de tensión en el abdomen o como un dolor de regla, duran un minuto o menos y son molestas, pero no dolorosas. A diferencia de ellas, las contracciones de parto activo “generan un dolor que, aunque no dura generalmente más de un minuto, solo se alivia resoplando, adoptando alguna postura concreta, como inclinarse hacia adelante y apoyarse en una silla o una mesa... y durante la contracción el cuerpo no te pide hablar”, explica la experta.

Las contracciones de parto son cada vez más frecuentes y rítmicas, es decir, hay el mismo intervalo de tiempo entre contracción y contracción. Además, tienen igual intensidad y duración. Conforme avance el proceso, habrá entre tres y cinco contracciones cada diez minutos o menos.

El tapón mucoso actúa de barrera para proteger al bebé mientras se forma en el interior de su madre. Su expulsión indica que el cuerpo de la mujer se está preparando para el parto, “pero esta preparación puede durar horas, días o semanas”, advierte la ginecóloga de Top Doctors.

Así, con la expulsión del tapón mucoso no hay que acudir a urgencias “salvo que se vea acompañado de contracciones rítmicas, una cada tres-cinco minutos durante al menos una hora; o si estas contracciones no son tan frecuentes, pero la embarazada presenta alguna situación especial indicada por su ginecólogo, como una placenta previa, un cultivo positivo para streptococo agalactiae o un parto previo muy rápido ”, detalla la Dra. Patricia Marín.

La rotura de la bolsa amniótica no tiene por qué suponer un parto muy próximo. Cuando la bolsa se rompe de manera espontánea hay un estímulo para el parto, pero puede transcurrir un tiempo. “Salvo que el líquido de la bolsa sea verde (meconio), se puede acudir tranquilamente al hospital; es decir, la mujer puede asearse, terminar de hacer su maleta o comer antes de ir”, tranquiliza la especialista de Ginemed Sevilla.

No obstante, si además de haberse roto la bolsa hay contracciones rítmicas, es que el parto sí está más cerca.

Muchas mujeres experimentan una necesidad de limpiar, ordenar, cocinar... sin parar justo antes de la llegada de su bebé. Es lo que se ha denominado síndrome del nido, por la similitud con algunas especies que preparan a conciencia el lugar donde cuidarán a sus crías tras el nacimiento.

Se trata de una forma de actuar irreprimible que, cuando aparece, puede alertar de que el parto está muy cerca. “Algunos expertos plantean como hipótesis para explicar esta conducta que es una forma de afrontar la ansiedad de la llegada del nuevo bebé o como deseo de controlar la nueva situación”, aclara la especialista. En todo caso, provoca sensación de tranquilidad y confianza en la futura madre y no hay problema en llevarla a cabo, siempre que no se ponga en riesgo o lo haga hasta la extenuación.

La dilatación del cuello del útero es uno de los indicadores más fiables de la proximidad del parto, pero para una embarazada es difícil saber si se está produciendo o no, “a no ser que sepa autoexplorarse”, comenta la Dra. Marín Segura.

Lo más probable es que si nota contracciones rítmicas, ha tenido un sangrado como una regla o ha roto la bolsa, haya empezado también a dilatar, por lo que debe acudir al centro médico donde vaya a dar a luz para ser explorada.

En todo caso, no debe inquietarse. “Cuando la madre ha empezado su parto activo, lo sabe. Solo debe escuchar su cuerpo. Tal vez no sepa si está con siete u ocho centímetros de dilatación, pero sabe que está de parto”, insiste la ginecóloga.

Hay una señal inequívoca cuando la dilatación ya está completa (10 centímetros) y cuando la cabeza del bebé se aproxima a la salida que es las ganas de hacer pujos. En ese momento la madre siente mucha presión en los genitales, como si quisiera ir al baño y tiene la necesidad de empujar. “Entonces nos ponemos muy contentos porque sabemos que al bebé le queda muy poco para venir al mundo”, confiesa la ginecóloga.

“Esta sensación se suele acompañar de un sangrado mayor al que se había presentado durante la dilatación, mezclado con mucosidad”, destaca la experta. “Muchas mamás cuando acuden a revisiones rutinarias nos preguntan si el bebé ya está encajado. Normalmente, los bebés no se encajan hasta el momento del parto; no hay que agobiarse con ese tema”, explica.

Además de todas las señales anteriores hay otras más subjetivas y que dependen de cada mujer.

Algunas embarazadas sienten mucho cansancio justo antes de dar a luz, otras se notan con más vitalidad. Hay quienes experimentan calambres, dolores en algunas zonas... Son todas ellas sensaciones variables “que no tienen por qué estar asociadas a un parto próximo”, tal como indica la Dra. Patricia Marín, pero que sí pueden serlo en algún caso concreto.

Si no sabes reconocer las señales anteriores o si crees que algo no va bien, consulta siempre con tu médico o acude a un servicio de urgencias.

Las embarazadas suelen tener un sexto sentido para adivinar cuándo hay algún problema. Por ejemplo, no olvides que debes notar cómo el bebé se mueve todos los días, incluso la misma jornada del parto.

Si estás cerca del momento de dar a luz y te sientes inquieta por algo, no dejes de preguntar para salir de dudas.