Este último año nos pasará factura a todos. Adultos y niños . Demasiado tiempo con restricciones, un confinamiento duro que nadie había vivido nunca, cambios en las rutinas y la imposición de un ‘nuevo mejor amigo’: la mascarilla . A nosotros, nos ha costado asimilarlo. A los niños, aunque han demostrado ser muy rápidos a la hora de adaptarse a los protocolos escolares y están siento más disciplinados que muchos de nosotros, seguramente también. Es más, en las consultas de psicología, centros escolares y médicos comienzan a surgir las preguntas del impacto que la pandemia ya tiene y tendrá en los más pequeños . Son todo incógnitas.
Un panorama que nos desconcierta tanto a padres como a educadores y a la sociedad en general. Por eso, como advierte Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, “debemos estar alerta”. Según la experta “los niños, en general, se han adaptado bien, pero al ser un cambio con un impacto tan significativo, ha sido también un factor de riesgo que ha producido un aumento de la sintomatología clínica y demandas psicológicas en los centros, tanto por parte de los adultos como de la población infantil ”. Así, hemos llegado a una situación totalmente nueva ante la que debemos estar alerta. Pero, ¿podríamos estar también ante una nueva generación de personas?
‘Pandemials’: la generación marcada por el coronavirus
Como hemos dicho anteriormente, esta situación es inédita para todos nosotros y, a raíz de ella, han surgido nuevos conceptos (muchos de ellos de orden médico y psicológico), que se asocian científicamente al virus y que nos hablan de una posible nueva generación: pandemials .
- Estará formada por los niños y niñas de entre 0 y 5 años, es decir, los que han nacido desde 2016 hasta la fecha.
- Vendrán marcados por las condiciones actuales de aislamiento social, los cambios económicos y culturales derivados del virus, con una interpretación diferente a la que veníamos teniendo de las relaciones sociales.
- Estas niños y niñas serán los jóvenes que en unos 20 años ingresen en el mercado laboral.
Y a los expertos les surgen muchas dudas: ¿les costará interactuar sin mascarillas de por medio?, ¿serán más o menos sociables?, ¿tendrán el mismo apego que tienen ahora los adolescentes con la tecnología? Preguntas que surgen con razón, pues como Pilar Conde afirma, “todas las generaciones se han visto afectadas de una u otra manera, dependiendo de de los hitos evolutivos, sociales y familiares. En el caso de los niños, se ha visto disminuido el contacto con sus iguales, limitando su desarrollo social, afectivo e, incluso, cognitivo ”.
Síntomas del impacto de la pandemia en los niños
A nivel físico, muchos de los síntomas de esta pandemia está siendo ya evidente, “ problemas de audición derivados del uso excesivo de las tecnologías , sobrepeso y obesidad, disminución de las horas y la calidad del sueño, dolores musculares o estrés visual”, como nos dice Marian Barrantes, psicóloga de las Clínicas Origen. Sin embargo, empieza a apreciarse una sintomatología importante de su impacto a nivel psicológico y emocional en estos niños:
- Impacto en la manera de relacionarse.
- Dificultades en la gestión emocional.
- Desarrollo de ciertos miedos relacionados con el contagio. Lo que deriva en lo que se conoce como una fobia social: temor a relacionarse, agorafobia (miedo a los lugares públicos y espacios abiertos).
Estos problemas, cuyo incremento ya se está detectando en los adultos, puede manifestarse en los más pequeños de la siguiente forma:
- Llantos.
- Enfados y rabietas.
- Comportamientos de bloqueo y paralización. Es posible que no quieran salir a la calle y que realicen comprobaciones obsesivas de seguridad.
- Dificultades para dormir .
Si estos comportamientos son frecuentes, es vital comentarlo con los profesores del colegio, ya que es importante saber si también aparecen en el ámbito académico y, en su caso, pedir ayuda externa para ponerle remedio. Así, Pilar Conde advierte que “ serían esenciales acciones de prevención y promoción de la salud en los colegios y en las diferentes instituciones profesionales para que el impacto psicológico a medio y largo plazo sea el menor posible”.
Técnicas y hábitos para plantarle cara al virus
Para saber gestionar estos comportamientos, hemos querido preguntarle a nuestra experta qué podemos hacer. Ella asegura que “hay que ir dándole a los niños las herramientas y habilidades de autorregulación para que, poco a poco, desaparezcan. Hay que enseñarles a que identifiquen sus emociones, ponerles nombres y resolverlas”. Para ello, nos da varios consejos y juegos que podemos utilizar:
- La técnica de la tortuga para el control del enfado: consiste en, como ella, utilizar un caparazón imaginario y, según nuestro estado de estrés o calma, ir sacando extremidades o no. De esta forma, el niño se estira y relaja mientras va desviando su atención e identifica ambos conceptos.
- Reparto de responsabilidades y delimitar el tiempo para las tareas escolares, domésticas y ocio. Darle horas a las tres actividades.
- Evitar los dispositivos electrónicos dos horas antes de ir a dormir. Es más, crear rituales nocturnos que le ayuden a descansar.
- Crear junto a ellos y mantener rutinas y hábitos que les aporten seguridad, bienestar y que deriven en un mejor comportamiento.
- Potenciar la interacción social: salir al parque a jugar con otros niños y realizar actividades en grupos es fundamental.
- En este caso, el deporte puede ayudarnos muchísimo. Además de fomentar actividades creativas que le gusten, como la pintura, el dibujo o la lectura .