La pandemia ha tenido muchos efectos sobre los niños. Positivos y también negativos. Pero, esta vez, vamos a quedarnos con los primeros. Tras el confinamiento, los menores aprecian más la vida familiar, se han vuelto más pacientes y empáticos , además de mucho más creativos. Saben defender mejor sus ideas, son más imaginativos a la hora de hacerlo y han aprendido a sacarle partido al aburrimiento. Así nos lo confirma Amalia Gordóvil, psicóloga familiar y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Recientemente, ha publicado un libro sobre ello titulado Compartir la vida educa (Eumo Editorial).
Si les preguntas a los más pequeños, la mayoría confirman que durante el confinamiento “han estado muy bien”, porque estuvieron mucho más tiempo con sus padres y porque han aprendido hacer cosas nuevas en casa. Sí, muchos han descubierto que existe la cocina . Tareas nuevas que han aprendido y actividades que se les han ocurrido porque se aburrían . Así es, con la pandemia hemos descubierto que el aburrimiento es también necesario y puede fomentar nuestra imaginación y creatividad.
Fomentar la creatividad a través del aburrimiento
Como punto de partida, Amalia Gordóvil nos señala la existencia de numerosos estudios que vienen relacionando el aburrimiento y la paciencia con la creatividad y la curiosidad de los más pequeños . Pero entendamos por qué:
- La paciencia: “en una sociedad marcada por estímulos constantes, los niños apenas tienen tiempo de desarrollar su paciencia”. Algo que ha cambiado con el confinamiento (tanto para ellos, como para los adultos). Durante este último año han aprendido a no aburrirse, pero también a ser pacientes y “aprender a valorar la recompensa de la espera”.
- El aburrimiento “es una condición que nos lleva a explorar y experimentar”. En definitiva, a ser curiosos .
Por eso, según los expertos, no deberíamos olvidar que el aburrimiento puede ser punto de partida de una mayor imaginación y creatividad.
Juegos para inventar en casa y pasar un rato divertido
Para poner el aburrimiento al servicio de la creatividad, lo primero, como nos cuenta Amalia Gordóvil, es “empatizar con los más pequeños”. El aburrimiento es una sensación molesta para todos, es algo que no podemos resolver inmediatamente. Lo que tenemos que hacerles ver “es que te puede servir para encontrar la solución a través de ideas y juegos con los que pasar un rato divertido”.
Le hemos preguntado a la experta en psicología por juegos concretos con lo que enfatizar este trabajo:
- El objeto multiusos: se trata de coger un objeto cualquiera, lo pueden elegir ellos. Cada miembro de la familia va diciendo para qué podría utilizarlo. Con una cucharada, por ejemplo, todo empieza en un “para comer”. Pero luego, la imaginación continúa dándole uso.
- Proponer a los niños que inventen un juego. Que sean ellos quienes creen las instrucciones. Por ejemplo, un juego de pistas que los niños hagan para sus padres. Eso sí, debe existir el compromiso de jugar más tarde, una vez ellos escriban o dibujen las normas.
- El juego del planeta imaginario: decirles que nos cuenten cómo sería su planeta favorito -ese al que ir cuando están tristes o aburridos-, que dibujen o nos digan qué tipos de animales hay en él, qué inventos, qué flores, etc. Incluso, podemos pedirles que nos los dibujen o dejarles un rincón en casa para que lo fabriquen con palos, sábanas y cajas.
- El cuento compartido. Se trata de ir escribiendo o dibujando una historia entre todos. El primero empieza con una frase y después el segundo, así sucesivamente. Y hay que crearla a partir de lo anterior. Se puede ir escribiendo y uniendo con celo, dibujándose en una libreta o dejar que los pequeños propongan.
Otros efectos positivos de la pandemia
- Muchos estudios refieren, según la experta en psicología, que las peleas entre hermanos son algo positivo, ya que ayudan al desarrollo emocional de los pequeños. Defienden su opinión, buscan expresarla correctamente y exploran sus límites con cada disputa. Al pasar más tiempo en casa con ellos, existe un mayor roce y, por tanto, más discusiones entre ellos.
- En el caso de los adolescentes , por ejemplo, se ha incrementado el autoconocimiento y el autocontrol. Pasar tiempo en casa ha hecho, además, que aumente su paciencia ante las adversidades. Como afirma Amalia Gordóvil, “muchos de ellos han reconocido que se han controlado más para no liarla”.
- Las familias se han conocido más, mejor y ha aumentado su valor. Es más, los niños, como afirma la experta, “han descubierto que sus progenitores no son invencibles, permitiéndoles desarrollar una empatía más madura”. Han empezado a colaborar y a ser más independientes con sus tareas.
- Algunos niños, como asegura la experta, “han aprendido a valorar las cosas más sencillas del día a día”, como ver una película todos juntos en casa o hacer galletas con cuatro ingredientes. Muchos, incluso, aseguran que salir un rato al parque les ha hecho felices.