La elección del colegio de nuestros hijos ya queda lejos en el tiempo. Para hacerla, los padres buscan, se informan y valoran todas las opciones y colegios posibles para que sus hijos estudien. Para muchos de ellos, es la primera vez que se enfrentan a esta decisión (siempre personal), pero para otros no, quieren un cambio de centro. Y, a veces, no piensan en que la decisión es o debería ser para largo. Se centran tan solo en la etapa de Educación Primaria, pero según los expertos, lo ideal es que el centro educativo elegido cubra todas las etapas de nuestros hijos .
Aunque no siempre sea posible, para Olivia Baena, Coordinadora de Infantil del Colegio Europeo de Madrid, es muy importante intentar mantener a nuestros hijos siempre en el mismo centro. Las razones para un cambio pueden ser muy variadas y, a veces, necesarias : un cambio drástico de domicilio u otras circunstancias de las que hablamos con ella. Salvo en estos casos, los beneficios de mantenerles en la misma escuela son muchos y justifica el no hacerlo.
Beneficios de no cambiar a mi hijo de colegio
Los expertos aseguran que, siempre que sea posible, se prioricen centros escolares en los que se puedan vivir todas las etapas educativas , desde la etapa infantil (0 a 3 años) hasta su entrada en la universidad. Los beneficios son tanto personales como sociales.
1.- Los profesores conocen a los alumnos desde pequeños.
Esto tiene una ventaja fundamental, podrán fomentar sus habilidades. Si los niños comienzan su etapa escolar en un centro y continúan en él hasta el final, el profesorado podrá conocer mucho mejor las habilidades y carencias de un alumno, reforzar las primeras y luchar contra las segundas, adaptando la metodología todo lo que puedan.
2.- La integración de un alumno se fortalece.
Tanto a nivel académico como personal. Así, los niños que permanecen en el mismo centro educativo crecen juntos, en un mismo entorno, lo que fortalece los vínculos emocionales que puedan establecerse entre ellos, lo que, para Baena “repercute directamente en su desarrollo personal”. Así, se puede trabajar de manera constante en clase, permitiendo que los niños crezcan y se formen conjuntamente a todos los niveles.
Además, de esta manera “no se pondría en peligro su estabilidad emocional. Los seres humanos, en todos los momentos de su vida, viven con miedo y ansiedad por enfrentarse a lo desconocido”. Cambiar de colegio puede ser un motivo desencadenante claro de esta situación. Y puede convertirse en un problema.
3.- Aumenta la confianza personal del alumno.
Se consigue, sobre todo, por el contacto estrecho con el profesorado y con una metodología que desde pequeño es continua y conocida por el alumno. Si los niños se sienten cómodos, ya no solo con sus compañeros, sino con sus profesores, su entorno y forma de trabajo, ganan confianza en sí mismos (saben dónde se mueven) y repercute directamente en su futuro profesional.
4.- Cumplir con los objetivos educativos.
Trabajar siempre bajo el mismo modelo educativo, en el que se establecen unos objetivos concretos, nos permite cumplirlos y llegar a un mayor éxito de la etapa educativa. Y es que, como asegura Baena, “cuando un centro trabaja ese modelo y se organiza para aplicarlo de cara a sus alumnos en cada una de sus etapas, consigue un mejor progreso y rendimiento, adquiriendo los conocimientos establecidos para cada etapa”. El cambiar de centro puede suponer repetir algunos contenidos o no tratar otros fundamentales.
5.- Seguimiento, si existen, de las necesidades especiales del alumno.
Por último, puede ser que tu hijo necesite un apoyo especial en alguna de sus etapas educativas. Esto suele detectarse en la primera de ellas, cuando son más pequeños y, continuar en el mismo centro, le permite trabajar de forma constante y progresiva en las mismas, sin que le genere más dificultades de las necesarias.
Cambio de colegio: por qué y cuándo hacerlo
Sin embargo, pueden existir motivos por los que sea necesario un cambio de centro educativo. La movilidad de toda la familia o, incluso, que nuestro propio hijo nos lo pida o nosotros creamos que sería más beneficioso cambiarle que mantenerle en el mismo. De ello hemos querido hablar con Marta Pérez, directora del Colegio Europeo de Madrid.
¿En qué casos, aún a pesar de perder todos los beneficios mencionados, sería necesario un cambio de colegio?
En primer lugar, lo fundamental en todo cambio es plantearse y entender que tiene que ser un beneficio para el niño y que esto suponga una mejora, tanto para su vida académica como para su vida personal. Lo siguiente a plantearse es por qué necesita este cambio y qué es lo que nosotros, como padres y/o madres, buscamos para nuestro hijo o hija.
La motivación de nuestro hijo es el punto esencial ante cualquier decisión que implique un cambio de centro escolar. La motivación es el motor de la conducta y si no hay motivación, no hay aprendizaje, por lo que lo más importante es que esté en un entorno que le motive para aprender. Esta motivación tiene que estar regulada y la forma en la que se motiva a cada alumno es distinta. Por ello, tenemos que asegurarnos que, en el caso de que queramos o necesitemos cambiarle de centro escolar, este tiene que ser capaz de motivarle en la dirección adecuada.
Un cambio necesario, por ejemplo, sería cuando un niño está estancado. Esto se debe a que el aprendizaje de su centro no le motiva y, como consecuencia, no está respondiendo a los diferentes estímulos de su centro actual. Ahí es cuando el cambio puede ser una buena alternativa.
Si mi hijo está a gusto en el colegio, pero como padres vemos que el ambiente es tóxico, ¿debo cambiarle?
Si nos encontramos en una situación de este tipo, lo primero que debemos hacer es pensar por qué creemos que el ambiente es tóxico y hablar con el centro escolar. En esta conversación debemos analizar y exponer qué es lo que, como padres, percibimos que está mal y, por tanto, está haciendo tóxica esa relación entre el centro y el niño o la niña, para, de este modo, intentar solucionarla.
En el caso de que no se pueda solucionar y, pensando en las diferentes crisis en la evolución de un niño o adolescente, es cuando debemos plantearnos seriamente cambiarle de entorno, ya que este cambio podrá resultar un cambio positivo para nuestro hijo o hija a lo largo del tiempo, tanto a nivel académico como personal.
En este caso, ¿en qué curso habría menos impacto?
Es cierto que muchas veces nos fijamos en que, si vamos a realizar un cambio de centro escolar, el mismo coincida con un cambio de etapa educativa (de infantil a primaria, de primaria a ESO, de ESO a bachillerato) y esta espera, muchas veces puede ser un error.
En estos casos, se tiende a priorizar el expediente académico más que el bienestar del niño o niña y no nos damos cuenta que lo que realmente necesita para poder funcionar de manera correcta y sentirse a gusto, tanto académica como personalmente, es más bien lo segundo. Sinceramente, no hay un momento determinado, sino que el momento es cuando de verdad veamos la necesidad de ese cambio y entendamos que va a beneficiar a nuestros hijos, independientemente del momento.