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beb llorando en brazos de su madre © AdobeStock

Crianza

Niños de alta demanda, ¿qué son y qué necesitan?

No duermen, se niegan a comer y piden constantemente que les prestemos atención. Quizás tu agotamiento tenga nombre y sea este. No lo dudes, busca apoyo


Actualizado 12 de julio de 2021 - 15:03 CEST

Se niegan a comer, no quieren irse a la cama y, además, cuando se van, no duermen. Nada parece consolarlos y te necesitan de manera constante. Todo tu tiempo es su tiempo y acabas desbordado. Si esto es lo que te ocurre, quizás tengas un hijo de alta demanda, término acuñado por el pediatra estadounidense William Sears con el que caracterizó a su cuarta hija, la cual exigía toda su atención y los mismos cuidados y recursos que sus tres hermanos juntos. Muchos padres se sienten incomprendidos ante esta situación y se preguntan, de manera lógica, si su hijo es ‘normal’. Lo es, aunque puedes estar ante un caso de niño o bebé de alta demanda.

¿Qué son niños de alta demanda?

La hija del pediatra William Sears, por remontarnos a su origen, era totalmente normal, lo único que tenía lo que en psicología se conoce como   temperamento difícil . Pero claro, su connotación es demasiado negativa para un niño y, por eso, se acuñó el término de niños de alta demanda. Este temperamento tiene unas características comunes que hacen que la dependencia de sus padres sea absoluta (sobre todo, de la madre). Entre ellas, destacan:

  • Necesitan tener cerca a un adulto de manera constante, desde demandar sus brazos a todas horas hasta la necesidad de dormir con él.
  • Necesitan mucha actividad. Son inquietos, tienen mucha energía y piden estímulos constantemente. Es más, su mente es tan atenta y curiosa que los buscan.
  • Todo lo que hacen lo hacen con energía e intensidad, desde comer (cuando deciden comer) hasta reír, llorar y protestar.
  • Son también muy sensibles a los estímulos del entorno.
  • Además, son exigentes -no aceptan la negativa por respuesta-, son imprevisibles y carecen de autocontrol emocional.
  • No saben calmarse por sí mismos y, por lo general, siempre quedan insatisfechos.

Muchos son los padres que no saben cómo actuar hacia este tipo de comportamientos que vienen observando en sus hijos y acuden a la consulta del médico preguntando, por ello, si su hijo se ajusta a lo ‘normal’. Hemos hablado con la reconocida psicóloga generalista sanitaria Lucía Pérez Forriol, que asegura que hay muchos padres que padecen estos problemas llegan pidiendo saber qué necesitan los niños y cómo pueden gestionar esta situación.

Niños jugando con juguetes en una habitación desordenada. Niños de Alta Demanda.© AdobeStock

Lo primero de todo, como ella misma advierte, “es importante recalcar que el concepto de alta demanda no debe asociarse a un estigma negativo. Como cualquier diagnóstico, tiene el objetivo de conocer mejor la situación y guiarnos en su adaptación”.

Lucía, ¿qué dificultad nos plantea un niño de alta demanda?

Los niños son demandantes por naturaleza, gracias a ello ha sobrevivido la raza humana. La dificultad de estos niños reside en un nivel de demanda tan elevado que parece no tener fin. En estos casos, se evidencia el peso de las expectativas, de que la parentalidad está llena de proyecciones que no siempre se cumplen. Asimilar que la realidad imaginada no siempre concuerda con la real es tarea difícil, porque implica el duelo de deshacerse de lo esperado. No podemos proyectar en ellos nuestras expectativas.

¿Cuáles son los problemas que más te plantean los padres cuando tienen un hijo de alta demanda?

Los padres con hijos de alta demanda suelen tener un nivel elevado de cansancio y agotamiento físico y también emocional. La sensación de llegar al límite se puede tocar con los dedos. Por eso, el apoyo y la ayuda se vuelven imprescindibles.

Otro factor importante que aparece en consulta es la culpa. Los padres se plantean que algo deben estar haciendo mal para que la situación sea así. Recibir asesoramiento y pautas adecuadas es clave. Pero también es imprescindible entender que cada niño tiene un temperamento concreto, que no es culpa de nadie y que ni siquiera es algo malo. Agotador sí, negativo no.

En ocasiones más graves, se puede llegar a resentir el vínculo de pareja, la vida social y el cuidado de uno mismo. Esto es importante.

Cómo actuar con un niño de alta demanda

En primer lugar, debemos saber que los niños aprenden a ser autónomos a través de pequeñas actividades diarias que se les enseña en casa. En este caso, Lucía nos comenta que el apoyo y seguimiento debe ser tanto para padres como para los propios niños:

  • Los padres necesitan acompañamiento, refuerzo, ver que no son los únicos, pautas de profesionales que les ayuden a sentirse seguros, apoyo de sus seres queridos. Necesitan más que nunca liberarse de la culpa, ver que lo están haciendo bien, que son buenos padres y que tienen un buen hijo. Es esperanzador transmitir que están pasando por una etapa con principio y fin, que los niños crecen y la crianza evoluciona, que ellos como padres también irán aprendiendo y superándose. “En estas situaciones la afirmación ‘cuidar al cuidador’ cobra especial sentido. Podemos acompañarles y motivarles a que se cuiden ellos mismos, en la medida de lo posible”.
  • Los niños, por su parte, necesitan pautas de disciplina positiva, límites constantes y consensuados con coherencia. Muchas veces comprensión, respuestas firmes pero calmadas y, por supuesto, mucho amor. Hay que trabajar su autocontrol emocional, pero también su autoestima.

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