Los bebés no tienen ninguna conciencia del peligro; dependen absolutamente de la supervisión de sus padres o de otros adultos. Por eso, la prevención para evitar accidentes y situaciones de riesgo es tan necesaria. Estas son las situaciones más frecuentes que pueden comprometer la seguridad del niño en sus primeros 12 meses de vida.
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Los riesgos en la alimentación
En niños sin problemas de deglución o de otro tipo que comprometan una alimentación normal, el riesgo máximo en su primer año de vida es de atragantamiento.
Hay que vigilar la textura, la consistencia y las dimensiones de los trozos de sólidos (que podrá empezar a comer a partir de los seis meses de edad), pues puede haber “atragantamientos con alimentos duros como la manzana o la zanahoria cruda”, advierte la Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Hasta los cinco años, el bebé no debe tomar frutos secos (a no ser que estén molidos o triturados), por el riesgo de aspiración al tragarlos.
Aunque no se trata de alimentos, el bebé puede empezar a explorar, llevándose a la boca otros objetos que llamen su interés, como piezas de juguetes o cualquier otro objeto pequeño, que habrá que cuidar que no estén a su alcance.
Además, pueden surgir alergias o intolerancias con algún alimento como las que se relacionan con la proteína vacuna y la lactosa.
Las enfermedades más peligrosas en su primer año
“A excepción de aquellos niños con problemas congénitos de salud, los indicadores de salud de los niños españoles en su primer año de vida son magníficos”, tranquiliza la Dra. Cenarro.
En sus primeros 12 meses de vida, las enfermedades más frecuentes suelen ser infecciones víricas y bacterianas, que suelen afectar al aparato respiratorio o gastrointestinal en el caso de ser víricas, y al oído y el sistema urinario si hablamos de afecciones bacterianas. Por otro lado, los problemas en la piel como la dermatitis atópica o la dermatitis seborreica suelen ser habituales.
Ninguna de ellas, por lo general, va a suponer un grave riesgo para el niño. A excepción de la bronquiolitis, causada por el virus sincitial respiratorio, que suele ocasionar muchas hospitalizaciones en los meses de invierno entre los bebés y que puede ser más grave.
Los riesgos de las caídas
Según advierte la experta de la AEPap, “las caídas desde altura, como camas o cambiadores, serían los accidentes más graves que afectan a los niños en su primer año de vida”.
No se puede dejar nunca a un recién nacido solo en una superficie elevada. Aquí, el exceso de confianza en que no se va a mover juega en contra, porque llega un día en que sí se da la vuelta o se desplaza, con el consiguiente riesgo de que caiga al suelo.
Bastan tan solo unos segundos para que el bebé pueda caer. Por eso, la prevención está en preparar previamente todo lo que se vaya a necesitar para cambiarlo, con el objeto de que el adulto no se ausente ni unos pocos segundos, que pueden ser fatales. Mientras esté en el cambiador, lo más seguro es tener siempre una mano sobre la tripa del bebé para que sus movimientos estén controlados en todo momento.
Las consecuencias de una caída desde la altura a esta edad pueden ser muy graves, pues el cráneo aún no los protege del todo. Por ello es conveniente que, tras el golpe, el niño sea examinado por un médico.
Por qué debes evitar el andador
El popular tacatá está prohibido en algunos países. No sucede así en España, pero los expertos no lo recomiendan en absoluto, pues multiplica el riesgo de lesiones en los bebés.
Los niños no aprenden a andar antes y, como van muy rápido con él, están más expuestos a choques y accidentes. El peligro es mayor si el bebé puede desplazarse con él por las distintas habitaciones de la casa y si hay escaleras.
En el coche, siempre en su silla homologada
Los accidentes de tráfico siguen causando muchas muertes entre los más pequeños. El problema está en “el uso inadecuado de los sistemas de retención infantil”, según advierte la Dra. Teresa Cenarro.
Desde la misma salida de la maternidad tras el parto, el bebé ya debe ir en su sillita homologada en el trayecto hasta casa. En ese y en todos los demás desplazamientos , ha de protegerse con un sistema seguro, bien anclado y bien colocado.
Actualmente, la recomendación de la Dirección General de Tráfico en España es que el bebé viaje a contramarcha (de espaldas a la marcha del vehículo), al menos, hasta que cumpla 15 meses.
Seguridad durante el sueño
Los bebés siempre deben dormir boca arriba, no boca abajo ni de lado. Se ha comprobado que esta medida puede disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante.
La temperatura de la habitación durante el sueño no ha de ser muy elevada (sobre 18-20º C) y la ropa de cama no debe superar el pecho del bebé para que no haya peligro de asfixia.
En cuanto a la cuna , ha de estar homologada, tener un colchón firme y que se adapte perfectamente a la base (sin dejar huecos) y no se debe usar almohada en el primer año de vida. Las sábanas y demás ropas para dormir no tendrán lazos ni cualquier otro adorno con el que el bebé se pueda quedar enganchado.
Dentro de la cuna no se colocarán peluches ni otros juguetes para evitar el riesgo de asfixia.
Vigilarlos en la trona
La trona puede ser un elemento peligroso para el bebé en su primer año de vida si no se observan ciertas pautas de seguridad. No se debe colocar cerca de ventanas, y hay que vigilar que tenga estabilidad.
Las caídas desde la trona suelen deberse a que el bebé no está bien sujeto a ella (conviene comprar una que disponga de un sistema para que el pequeño no se pueda deslizar y caer).
Además, si hay hermanos, hay que cuidar que no se apoyen o cuelguen de la trona, para que esta no se desestabilice.
Al igual que pasa con las caídas desde el cambiador o la cama, si el bebé se precipita desde la trona y se golpea, es conveniente que sea examinado por un médico.