Mascarillas FFP2, ¿sí o no? Ese fue uno de los primeros grandes debates cuando su generalización en la lucha contra la COVID-19 las convirtió en accesorio imprescindible. Sabiendo que ahora es un sí, los pediatras alergólogos nos dan un motivo más: su recomendación para que los niños alérgicos al polen esta primavera. La razón no es otra que “las mascarillas FFP2 son más eficaces que las demás debido a que filtran hasta el 95 % de las partículas del aire y se ajustan mucho mejor a la cara de los más pequeños”. Así nos lo confirma el Dr. Javier Torres, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratorio y Asma de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
Y es que la polinización durante estos meses se prevé mucho más intensa que en el año anterior, con una importante concentración de polen ambiental. Un hecho a lo que contribuye, entre otros muchos factores, una mayor contaminación del aire. Este año, su incremento (con respecto al año pasado, donde la actividad industrial y el tráfico se suspendió durante bastante tiempo) es indudable. Además de que los meteorólogos nos advierten que no habrá tantos días húmedos y de lluvia, sino que el ambiente será mucho más seco.
Por tanto, según el Dr. Torres, “este año deberíamos:
- Evitar el uso de mascarillas dotadas de válvula respiratorias, porque aunque son más cómodas, también proporcionan una clara ventana para la diseminación del virus.
- Dejar de lado las mascarillas quirúrgicas, con las que sin duda protegemos a los demás, pero no protege a los alérgicos de las partículas suspendidas en el aire”.
Mascarillas quirúrgicas vs. mascarillas FFP2 frente al polen
Aunque nos aseguremos del ajuste correcto de las mascarillas quirúrgicas, como nos advierte el Dr. Torres, no nos darían el mismo resultado porque, “el problema con ellas es que es prácticamente imposible conseguir una estanqueidad total”. Un factor que podemos comprobar simplemente al inhalar, de una manera sencilla en casa. Las quirúrgicas no hacen el mismo “efecto de succión” que las mascarillas FFP2.
Ahora, también es cierto que aunque las FFP2 son más efectivas, si no se dispone de éstas, siempre es mejor una mascarilla quirúrgica que nada. El Dr. Torres nos reafirma esta premisa con un estudio realizado en Japón con 10 voluntarios sanos, que realizaron actividades al aire libre usando mascarilla quirúrgica, se observó que el porcentaje de polen que llega a la nariz es 2,8 veces menor (y estadísticamente significativo) comparado con no llevar mascarilla. En cambio, otras herramientas como las gafas, por ejemplo, no fueron eficaces para disminuir la tasa de pólenes en la conjuntiva comparado con no llevar gafas. Lo que hace concluir a los autores lo siguiente:
- Llevar mascarilla quirúrgica no impide la entrada de pólenes en las fosas nasales.
- El estudio compara la mascarilla quirúrgica con personas que no llevaban nada. En realidad, no hay estudios que comparen entre sí los diferentes tipos de mascarillas al aire libre.
Por tanto, mucho mejor la mascarilla FFP2 que una mascarilla quirúrgica. Y mejor esta última que nada. Incluso, le preguntamos al Dr. Torres, ¿se podrían quedar para siempre?
Nos responde con un rotundo sí. “La recomendación de usar mascarillas faciales por parte de las personas alérgicas viene de antiguo. Sobre todo, como protección frente a alérgenos externos (pólenes y hongos). En nuestro país, hasta la llegada de la pandemia su uso era esporádico y no bien comprendido socialmente, y en el caso de los niños podía ser motivo de burla por parte de los compañeros de colegio. Sin embargo, en el sudeste asiático, es común ver a gran parte de la población usando mascarillas en la calle para protegerse de partículas ambientales (polución y, por supuesto, alérgenos). Por ello, es de esperar que se normalice su uso en España, dada la efectividad que han mostrado para protegerse frente a virus (recordemos que las infecciones respiratorias por gripe, rinovirus y virus respiratorio sincitial, entre otros, han disminuido muchísimo) y alérgenos respiratorios.