El muguet o candidiasis oral es una infección por hongos muy frecuente en bebés, especialmente en recién nacidos, que suele asustar bastante a los padres. Su manifestación más habitual es la aparición de una capa blanca y espesa que cubre la lengua, como si fuesen restos de un yogur o de la leche que el niño ha ingerido. Al intentar retirarlo con agua, no se va.
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Sin embargo, no es grave y se puede solucionar en poco más de una semana e, incluso, desaparecer sin tratamiento. Suele producirse, en la mayoría de las ocasiones, por todo aquello que un bebé suele llevarse a la boca. Por eso, la prevención ha de estar, sobre todo, en la higiene. Aunque puede tener otras causas.
¿Qué es el muguet?
El muguet, también conocida como candidiasis oral, es una infección común en los bebés que aparece por hongos y que causa irritación tanto dentro como alrededor de la boca del pequeño. Suele darse en bebés de menos de seis meses, mucho más que en niños más mayores o adultos.
El doctor Fernando Baixauli, pediatra de los hospitales Vithas de Valencia y Castellón nos informa de que “en las últimas revisiones su incidencia se produce, sobre todo, en los recién nacidos y lactante menores de 6 meses, siendo muy fácil de identificar por la presencia de manchas blancas en la mucosa yugal (interior de las mejillas), labios y boca”.
Síntomas y causas del muguet
El muguet aparece por la proliferación de un tipo de hongo llamado candida albicans (una levadura) que la mayoría de las personas -desde adultos a lactantes- tenemos en la boca y en el tubo digestivo. Sin embargo, no crece excesivamente y no suele darnos problemas, siempre que tengamos un sistema inmunitario sano que sepa controlarlo. Pero, si este no es el caso, puede descontrolarse y proliferar de tal forma que provoca esta candidiasis oral de la que hablamos. Según Baixauli, “es asintomática y no interfiere con la alimentación. En algunas ocasiones puede producir molestia o escozor. Su peligro radica en que se disemine y colonice el esófago”.
Y, ¿por qué ocurre, sobre todo, en bebés? Porque no tienen un sistema inmune muy desarrollado y porque, ante la administración de sus primeros antibióticos, por ejemplo, u otras alteraciones bacterianas del organismo, éste no está muy reforzado.
Los síntomas de su aparición son los siguientes:
- Aparición de grietas en la piel que rodea la comisura de la boca, además de una especie de placas blanquecinas en los labios, en la lengua y en la cara interna de las mejillas. Y no, no se puede limpiar, aunque parezca que sí es posible.
- Puede aparecer también cierta molestia al succionar, ya que su boca estará bastante irritada.
¿Cuál es el tratamiento?
El primer paso para su tratamiento es, sin duda, acudir a una consulta médica. Algunos casos pueden desaparecer sin tratamiento en una o dos semanas, pero puede ser que tu pediatra prefiera recetar alguna solución antifúngica para aplicar en la boca de tu bebé y conseguir que, de verdad, ese hongo sea eliminado. Se trata de una solución de aplicación tópica con efectos antibióticos.
A partir del cuarto día de tratamiento, las lesiones empiezan a mejorar e, incluso, desaparecen. Pero lo mejor es mantener la pauta inicial durante todo el tiempo que te han recomendado. Su aplicación ha de ser siempre a golpecitos sobre la zona afectada y lo mejor es hacerlo antes o inmediatamente después de la toma. Baixauli recomienda que “en el caso de que aparezca la infección, esta se trate con preparados en forma de solución o gel de producto antifúngico como la Nistanina o Miconazol”.
En el caso de que tu bebé tenga la edad suficiente para ello, puede ser que el médico te pida que incluyas yogur con lactobacilos en su dieta. Al ser una bacteria buena, puede luchar contra la bacteria mala y eliminar el hongo.
Prevención del muguet
Aunque estamos ante una infección causada por un germen muy presente y con una distribución tan generalizada que, a veces, es imposible evitar su aparición, es posible prevenirla. Como nos confirma Baixauli, “la higiene es fundamental, tanto de las manos de los padres, como de los utensilios propios del lactante sin olvidar que deben quedar completamente secos”. Por tanto:
- Limpiar de manera escrupulosa las tetinas de los biberones y chupetes , con agua caliente, esterilizándolas y de manera habitual. Puede haber hongos en ellas.
- Conservar la leche y los biberones ya preparados siempre en la nevera o el congelador , para evitar la aparición de hongos.
- Si continúas con la lactancia materna y observas enrojecimiento o dolor en los pezones, ten cuidado, puedes transmitirle a tu bebé una infección de hongos si estos existen en ellos. Lo mejor es consultar a tu médico en este caso.
- La higiene de esta zona del pecho ha de ser siempre sin alcoholes o sustancias agresivas que puedan favorecer la aparición de grietas. Lo mejor es el agua y jabón durante la ducha.
- Es aconsejable siempre el lavado frecuente de manos de los padres. Pero esto, ya hemos aprendido, debe ser una norma generalizada.