Hay niños muy sociables que logran hacer amistades casi sin esfuerzo y otros que, por distintas circunstancias, se quedan solos y no tienen amigos. Es una situación que, de no ser elegida, puede generar mucho sufrimiento en el pequeño, por lo que conviene analizarla bien para poder intervenir si es necesario.
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¿Por qué hay niños que no tienen amigos?
Hay diversas causas que pueden explicar por qué a determinados niños les cuesta más hacer amigos, aunque en el fondo siempre subyace una falta de habilidades sociales. El niño puede ser demasiado tímido o vergonzoso, inseguro, tener malos hábitos, comportarse de alguna manera que genere rechazo en los demás, ser agresivo, no tener empatía, mostrarse demasiado dominante...
Si descartamos trastornos neurológicos, de la conducta o alguna alteración mental que impida que el niño se relacione correctamente con sus iguales, lo más usual es que el pequeño no haya aprendido cómo hacerlo, cómo fomentar la amistad con otros.
“ Las habilidades sociales, comunicativas y relacionales son otras habilidades más, y se pueden aprender. Muchas veces, los niños no han aprendido conductas adecuadas para relacionarse. Hay niños tímidos, que no logran relacionarse porque no superan su retraimiento, hay niños que tienen miedo, ansiedad a las situaciones sociales. Otros quieren mandar siempre, o repiten conductas molestas para los demás, que provocan su rechazo”, explica Patricia Jover Morell, psicóloga infantil en el Centro de Psicología Estima, de Elche, y orientadora escolar en el Centro Lope de Vega de la misma localidad.
La importancia de la amistad en la infancia
Somos seres sociales desde que nacemos, y el contacto con los iguales va determinando nuestro carácter y nuestras vivencias y desarrollo.
“Necesitamos el contacto con los demás, el cariño y la seguridad de los otros. Necesitamos sentirnos incluidos, aceptados y queridos. La amistad es muy importante durante la infancia y la adolescencia, y marcan la manera de relacionarse en la edad adulta, en el trabajo, en el ocio y en la familia”, explica la psicóloga Patricia Jover (www.centroestima.com)
Cuando el niño se relaciona con sus iguales está aprendiendo normas sociales, morales y a tener un control emocional que le permitirá saber enfrentarse a los conflictos y ponerse en el lugar de los demás.
“ Pero no tener amigos no tiene por qué conllevar directamente problemas significativos; en los diferentes períodos de la vida las amistades van cambiando y puede ser algo pasajero”, indica la experta. Lo que sí habría que determinar es si se trata de una soledad elegida o no y si está provocada por una dificultad en las relaciones sociales, que puede perdurar en la edad adulta.
Falta de amigos y ‘bullying’
Entre las distintas situaciones que pueden provocar una falta de amigos en el niño está el acoso escolar. En este sentido, el bullying puede influir negativamente tanto en el menor que lo sufre como en el acosador.
“Si el menor se queja de que ‘todos me molestan’, ‘no quieren jugar conmigo’, ‘me dejan solo’... debemos hablar con el centro escolar para investigar sobre una posible situación de acoso. También en sus relaciones a la salida o entrada al centro y en actividades extraescolares”, advierte la psicóloga y orientadora.
Cuando un niño sufre bullying experimenta muchas dificultades para confiar en otros, y esto le puede llevar a retraerse y huir de otros niños. Pero también los acosadores pueden sufrir ese rechazo del resto de los niños cuando son capaces de enfrentarse al que se comporta mal con otros.
Cuando el niño elige estar solo
Hay niños que eligen estar solos y que se encuentran bien en esta situación. Suele ser introvertidos o con gustos que no encajan en la mayoría. A los tímidos les cuesta más abrirse y tener relaciones muy numerosas; prefieren estar en grupos más reducidos.
La clave para saber si esto es un problema o no está en cómo lo vive el pequeño. Así, la psicóloga Patricia Jover recomienda preguntarle al menor si está a gusto o no y si desearía cambiar algo.
“Es importante comprobar si tiene unos cuantos amigos, aunque sea uno solo, con los que consigue relacionarse adecuadamente y compartir intereses y actividades. Si es así, no debemos preocuparnos más, es un tema de tendencias de personalidad que hay que respetar. O de falta de encuentro con iguales con los que compartir aficiones e intereses”, destaca la especialista.
El problema puede estar cuando el niño no tiene ni un solo amigo. En ese caso, habría que determinar si es algo elegido voluntariamente y cómo le hace sentir esta situación. Porque, “si el retraimiento va acompañado de una timidez excesiva, una baja autoestima, miedo constante, ansiedad, sensación de incapacidad... sí es el momento de ayudar al niño a manejar sus emociones”, recalca.
El importante papel de los padres
“Los padres son las principales influencias a la hora de facilitar las interacciones sociales de sus hijos. Pueden fomentar que empiecen a tener interacciones sociales desde muy pequeños, darle la oportunidad de tener diferentes grupos de amigos o contextos donde relacionarse, buscar niños con intereses similares, explicarles las principales reglas sociales y maneras de relacionarnos”, destaca la psicóloga del Centro Estima.
En el caso de que surjan dificultades para hacer amigos, es bueno repasar con el niño qué factores pueden estar influyendo y qué solución le parece la mejor. Esto puede ayudar al pequeño a ser más consciente de lo que sucede por si hubiera cualquier actitud negativa que cambiar. Se trata de un proceso que hay que hacer paso a paso, sin forzar y dedicando el tiempo necesario.
“Lo que no suele ayudar es que los padres se conviertan en mediadores en las relaciones y los conflictos entre los niños. Se aprende a solucionar conflictos solucionándolos uno mismo. Mejor quedarse como guía y apoyo que como justiciero o salvador”, recomienda la especialista.
Si hay problemas, acudir a un psicólogo o al centro educativo para pedir asesoramiento pueden ser una muy buena opción.
El valor de la amistad en la infancia
Desde que son muy pequeños, los niños pueden empezar a entender el valor de la amistad para cuidarla siempre. En casa se puede hablar sobre ella y ver películas o leer libros donde se trate el tema.
Pero lo que más les va a influir es el propio ejemplo familiar y cómo vivan la amistad sus padres. Además, “podemos alentar sus relaciones para fortalecer sus vínculos amistosos, aunque sean pocos, facilitarle invitaciones y situaciones de convivencia, ampliar los círculos en los que se mueve nuestro hijo...”, recalca Patricia Jover.
En el caso de que hubiera problemas, la especialista recomienda alabar cualquier avance, por mínimo que sea.
La amistad en la era de las redes sociales
Con las nuevas tecnologías y la situación actual generada por la pandemia , muchos niños están limitando sus relaciones sociales para transformarlas en relaciones virtuales. El peligro de la situación es que cada vez tienen menos oportunidades de interaccionar en el mundo real.
Ante este nuevo escenario, Patricia Jover destaca la importancia de dedicar tiempo a talleres de habilidades sociales, tanto en el entorno escolar como fuera de él. “Trabajarlas de forma sistemática, junto a la gestión emocional y la autoestima, sería muy eficaz para prevenir problemas como el acoso escolar, la ansiedad o la depresión, la fobia social, los problemas de conducta o incluso el fracaso escolar ”, indica.
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