La leche humana o materna es un fluido biológico vivo. Por tanto, su composición varía a lo largo del tiempo y es capaz de adaptarse a los requerimientos nutricionales e inmunológicos del niño a medida que se va desarrollando. Sí, podríamos decir que es una leche inteligente. Y hay varias etapas en su producción:
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- Durante el embarazo: precalostro. Pueden aparecer secreciones espontáneas durante el tercer trimestre de gestación.
- En los días posteriores al parto, de tres a cuatro, la madre produce ya el calostro.
Así, poco antes y justo después del parto, la leche materna pasa por una etapa calostral importante, convirtiendo los primeros días en un momento estupendo para el amamantamiento del recién nacido. Incluso, aunque la madre decida no alimentar a su hijo con el pecho, es recomendable que, al menos, le dé ese calostro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda “amamantar a los hijos en su primera hora de vida, lo que se conoce como inicio temprano de la lactancia materna”, precisamente, por este motivo.
¿Qué es el calostro?
El calostro es un líquido muy denso, de color amarillento con un volumen que cubre las necesidades del recién nacido, ya que su estómago tiene una capacidad menor que la cantidad que, en principio, produce su madre. Debido a su alta densidad en sodio, tiene un sabor salado muy similar al líquido amniótico, lo que favorece que el pequeño, que ya se acostumbró a él en su etapa fetal, se sienta seguro al percibirlo y no se sienta incómodo fuera del útero.
Según la Federación Española de Matronas “se trata de la primera sustancia que genera la madre para alimentar a su bebé y es, casi con seguridad, la más rica en proteínas y defensas”.
¿Qué contiene el calostro?
Las propiedades del calostro derivan de su composición, consiguiendo que las necesidades que es capaz de cubrir no se consigan con la administración de otros sucedáneos. Además de esa alta cantidad de sodio, en comparación con la leche materna, por ejemplo, tiene:
- Una menor cantidad de lactosa, grasa y vitaminas.
- Una mayor cantidad de proteínas, vitaminas liposolubles (E,A,K) y minerales -como el zinc, hierro o potasio-.
- Gran riqueza bacteriana, que determina el desarrollo adecuado de su flora intestinal.
Su aporte calórico es de unas 76kcal/100ml y contiene además otros factores de crecimiento que contribuyen a la maduración del sistema digestivo e inmune del recién nacido.
Beneficios del calostro
Como afirman muchos pediatras, el calostro podría asemejarse a una primera vacuna. Una cucharadita de calostro llenaría el estómago del bebé con los nutrientes esenciales para sus primeros días de vida, por lo que ya tienes un primer beneficio. Y aunque te parezca que es muy poca cantidad, los médicos aseguran que es la medida de la naturaleza; respétala. Pero hay más:
- Su escaso volumen facilita que el bebé aprenda a coordinar la succión con la respiración.
- Su volumen también asegura el buen funcionamiento de los riñones inmaduros del bebé, que todavía no están acostumbrados a las sobrecargas.
- Es fácilmente digerible y posee propiedades laxantes que estimulan la expulsión del meconio.
- Previene la hipoglucemia en el bebé, gracias a su contenido en carbohidratos.
- Contiene inmunoglobulina A, una sustancia que protege las mucosas del intestino, la nariz y la garganta de tu bebé para frenar la entrada de virus y bacterias.