El acoso en general es, sin duda, cosa de todos. Es cierto que empieza entre dos personas, o entre varias hacia una misma persona, pero sus consecuencias alcanzan a toda una clase, un colegio o toda la comunidad. Están involucrados quienes lo realizan, lo reciben y el que lo ve, lo consiente o quien, siendo testigo, actúa o no. Por tanto, existe una responsabilidad social muy importante de educar para que ni siga existiendo en el caso de darse ni aparezca.
Una de las claves principales para conseguirlo es, precisamente, educar en el sentido crítico, así de tajante es María Luisa Ferrerós, una de las psicólogas infantiles más prestigiosas de nuestro país que, en su reciente libro Dame la mano (Grupo Planeta), analiza casos concretos de, entre muchos problemas que pueden darse en la adolescencia, está el del abuso escolar. Para hacerle frente, asegura, “lo primero es ponernos en la piel de nuestro hijo, comunicarnos positivamente con él y hablar, a diario, sobre sus sentimientos, participar de su realidad, observando y jugando un papel tan activo como él considere”. En definitiva, se trata de empatizar y escuchar de una manera siempre activa para conseguir prevenir este tipo de incidentes.
Con ella hemos querido hablar para saber en qué momento podemos hablar de la existencia real de un acoso escolar, cómo detectarlo y prevenirlo, porque es mejor que no llegue a darse. Porque, aunque las cifras nos marquen un descenso de este tipo de comportamientos de hasta el 60% en España debido, sobre todo, al confinamiento, sigue siendo un problema que no debemos permitir.
Mi hijo sufre acoso escolar
¿Qué es el acoso escolar, cómo podríamos definirlo?
El acoso escolar o bullying son conceptos sinónimos que definen la conducta de persecución física o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma continua y negativa. Desde agresiones físicas o verbales hasta exclusiones, robos o creaciones de rumores.
¿En qué momento podemos hablar de que existe ya acoso escolar?
Para poder hablar de acoso es necesario que haya premeditación y objetivo claro de ‘tumbar’, humillar o ‘machacar’ a alguien en concreto. El acoso no es algo impulsivo o improvisado y causa efectos devastadores en la víctima.
¿Cómo podemos detectar desde casa un posible abuso escolar hacia nuestro hijo?
Se detecta porque, si tu hijo lo está sufriendo, observarás cambios importantes tanto en su carácter como en sus conductas: dejan de ser niños alegres y juguetones y se trasforman en huraños miedosos, repleto de rechazos e, incluso, empiezan a tener dolores somáticos. Tienen pesadillas, dolores de cabeza o estomago y, sobre todo, no quieren ir al colegio con diferentes excusas. Este es el primer y más importante signo de alerta.
Mi hijo puede estar siendo un abusador
Sin embargo, puede ser el caso contrario, que nuestro hijo sea quien abusa. Y no por ello tiene que ser un niño violento las 24 horas del día, ya que, simplemente, puede ser un niño inseguro -aunque intente no parecerlo-, que construye relaciones basadas en el menosprecio, que manipula y que puede comportarse de manera agresiva y se frustra con facilidad. Existen muchas razones por las cuales un niño se convierte en abusador, el problema puede empezar en casa y sacar la rabia en la escuela.
Y, al revés, si nuestro hijo es el abusador ¿hay signos de alerta?
Sí, actúa por impulsos, necesita dominar y busca siempre el reconocimiento y la aceptación. Aunque puede ser un niño inseguro, construye sus relaciones basadas siempre en el menosprecio, busca la manipulación y se frustra, manipula y busca el liderazgo.