Los niños suelen controlar la micción nocturna entre los dos y los cuatro años. Habitualmente, la mayoría ya es capaz de no orinarse mientras duerme a los cinco años. Es a partir de esta edad cuando se habla de enuresis nocturna si el niño sigue mojando la cama. Si es menor de cinco años, no sería propiamente una enuresis.
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La enuresis tiene un claro componente hereditario. Es más frecuente que suceda si el padre o la madre también la tuvieron, por eso puede repetirse en varios hermanos. Así, hasta en un 57% de los niños con enuresis se encuentran antecedentes maternos o paternos.
¿Cuándo puede ser preocupante?
Cuando el niño no controla los esfínteres por la noche y es mayor de cinco años conviene consultar con el pediatra, pues la enuresis puede estar provocada por algún otro problema de salud.
“Ante cualquier enuresis lo recomendable es consultar, ya que descartamos que existe una enfermedad que esté causando estos escapes de orina (como una infección de orina , pero también una diabetes, una alteración de los genitales ....”, explica la Dra. Mar López, pediatra y divulgadora (www.marlopezpediatra.com).
Es más probable que la enuresis nocturna (siempre a partir de los cinco años) esté provocada por algún problema de salud en los siguientes casos, según detalla la experta:
- El niño había conseguido no mojar la cama durante seis meses o más y, de repente, vuelve a tener escapes nocturnos de orina.
- La incontinencia no es solo nocturna, sino también durante el día.
- El niño necesita orinar muchas veces al día.
- Tiene urgencia miccional, es decir, necesidad urgente de ir al baño corriendo y de repente.
¿Afecta a su autoestima?
Para algunos niños la enuresis supone un obstáculo: no quieren dormir fuera de casa para no usar pañal delante de otros y se sienten mal, su autoestima baja. Pero para otros no supone ningún problema; esto es lo que va a marcar si el tratamiento es o no necesario, una vez descartado que la falta de control nocturna se deba a alguna alteración médica. En esos casos, se puede esperar a que el niño sea un poco más mayor para tomar otras medidas.
Además, hay que tener en cuenta que un gran número de casos se resuelve solo, sin hacer nada. “A los cinco años, uno de cada seis niños moja la cama, pero a los nueve-diez solo le ocurre a un 3%”, destaca la Dra. Mar López (@marlopez_pediatra, en Instagram).
La enuresis nocturna se suele corregir de forma espontánea “cuando el niño es menor de nueve años y moja la cama menos de tres veces a la semana”, indica la pediatra.
¿Cuál es el tratamiento a seguir?
En los casos en que se decide instaurar un tratamiento para controlar la micción nocturna del niño hay que seguir las siguientes pautas, según detalla la Dra. Mar López:
- Tratamiento conductual. El niño va rellenando un calendario con soles (si se despierta seco) y nubes (si se despierta mojado), “este calendario suele motivarlos al cambio”.
- No culpabilizar. La situación se planteará de forma positiva, “desculpabilizando al niño; le haremos entender que no es su culpa, que no está haciendo nada mal”. La familia no debe regañarle cuando haya “escapes”.
- Retirada del pañal. El pañal nocturno se retira y no se volverá a usar.
- Hidratación controlada. Se intenta que el niño beba más agua durante la primera mitad del día para reducir su consumo en las horas previas a irse a la cama. Además, se evitarán las bebidas azucaradas.
- Ir al baño antes de acostarse. Hay que asegurarse de que el niño hace pipí justo antes de dormir.
- Ritmo intestinal. Además “se debe conseguir un hábito intestinal diario, tratando el estreñimiento , en caso de que lo haya”.
Estas medidas suelen bastar en casos de enuresis leve, que es la que afecta a niños de cinco o seis años o que mojan la cama menos de tres noches por semana. En casos más problemáticos se recomiendan otras medidas.
Cuando la enuresis es más compleja
En ocasiones, las medidas anteriores necesitan otro tipo de refuerzo para acabar con la enuresis infantil nocturna. Hay dos alternativas de tratamiento.
- Medicación. En algunos casos puede utilizarse un tratamiento farmacológico con desmopresina para abordar este problema. Será siempre el pediatra el que lo prescriba.
- Dispositivos pipí-stop. Son alarmas que entrenan al cerebro para que aprenda a responder a las ganas de orinar mientras el niño está durmiendo. De esta forma, cuando se empieza a hacer pipí dormido, suena una alarma. Al sentir la vejiga llena, el pequeño acude al baño y así su cerebro va relacionando ambas cosas. “Suele ser el tratamiento de elección en la mayoría de los casos: casi un 70% de los niños responden a él y el porcentaje de recaídas es menor usando esta alarma que con tratamiento farmacológico con desmopresina”, destaca la pediatra. Este tratamiento suele ser más efectivo en niños mayores de siete años y tras un “entrenamiento” de entre 16 y 20 semanas.
En todo caso, a partir de los cinco años lo indicado es consultar con el pediatra para que valore al niño si sigue mojando la cama e indique los pasos a seguir.