El periodismo político influye en la ignorancia. Se habla del pazo que acaba de comprar Marta Ortega. Miles de metros. Entre el pazo y el terreno, 16.000 metros. Una barbaridad. Una hectárea son 10.000 metros cuadrados, aproximadamente el Estadio Bernabéu. Cuando Pablo Iglesias y su chica compraron la casa y parcela de La Navata, que tiene más de 3.000 metros cuadrados, el periodismo oficial, para no dañar la imagen proletaria de la ocurrente pareja, insistió en la medida del complejo sumando metro por metro. Menos de un tercio de hectárea.
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El pazo que, según parece, ha adquirido Marta Ortega, presidente de Inditex, hija de don Amancio, y heredera de una considerable fortuna, tiene ¡¡16.000!! metros cuadrados. El chalé de los Iglesias, “menos de un tercio de una hectárea”. Esa es la diferencia. El pazo de Aián, del siglo XVI, muy cercano al de Ancéis, donde habita Amancio Ortega, que salió a la venta por 5 millones de euros y lo ha adquirido Marta Ortega por 2 millones, significa un escándalo. ¡¡16.000 metros cuadrados!!!. El chalé de La Navata, de Pablo Iglesias e Irene Montero, entre dimes y diretes, Irán y Venezuela, hipotecas sospechosas y demás vientos de rumores, costó aproximadamente un millón de euros. Marta Ortega tiene muchísimo más que los dos millones que ha pagado por el histórico pazo, en tanto que Iglesias e Irene Montero, compraron el chalé – principio del fin de Podemos-, con un dinero que no tenían, y si lo tenían, merecedor de toda sospecha. Marta Ortega dos millones por ¡¡16.000 metros cuadrados!! Y Pablo Iglesias un millón por “menos del tercio de una hectárea”. Así se escribe, se habla, y se asume.
El pazo de Aián no tiene barbacoa. El chalé de Iglesias, tiene barbacoa. Ignoro si Aián cuenta con piscina, aguas azules y depuradas, en tanto que a todo español le consta que el chalé de los Iglesias tiene, además de la piscina, con aguas azules y depuradas, un considerable jardín, robles de la presierra madrileña, y muy mal gusto, lo cual no puede considerarse una sorpresa. El pazo de Aián, del siglo XVI, tiene unos árboles asombrosos, que reflejan el ecologismo de cinco siglos. Pero uno tiene 16.000 metros y ha costado dos millones de euros, y el otro , el chalé proletario, solo presenta “menos que un tercio de hectárea”. Intuyo que este texto puede no gustar, porque entre los centenares de miles de lectores de esta formidable revista, hay algunos que no calculan bien la diferencia entre los miles de metros cuadrados y los tercios de hectáreas. No son tiempos pasados, como aquellos en el que un duque bastante impertinente y peculiarmente tonto emitió su más conocida sentencia. “Todo campo que no supere las mil hectáreas, no es finca, sino parcela”. El mismo derecho tenía aquel duque para decir tonterías, como los periodistas de hoy. Una multimillonaria, con una fortuna creada por el tesón y el trabajo de su padre ha comprado un pazo histórico con 16.000 metros cuadrados de terreno. Una pareja ha comprado un chalé por la mitad del precio del pazo, con condiciones políticas favorables. Un modesto chalé, en La Navata de Galapagar que sólo tiene menos de un tercio de una hectárea.
En fin…