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El cóctel perfecto para una boda de cuento: un vestido romántico, una historia de amor idílica y un entorno mágico. Así fue la celebración de Sara y Selu un día de otoño en Valencia, rodeados de todos aquellos a los que quieren. "Siempre ha sido un sueño verme de blanco, ¡es algo que he soñado desde niña! Mi madre cuenta como anécdota que de pequeña le pedía entrar en las tiendas de vestidos de novias porque me encantaba verlos" confiesa nuestra protagonista, que para el gran día confió en el talento de Romancera.
Su estrecha relación con el mundo nupcial le ha abierto las puertas a conocer de primera mano a las grandes firmas. "El día que pisé por primera vez el atelier de Romancera y conocí a Tamara sabía que mi vestido iba a estar en sus manos" cuenta. Crearon a medida un diseño de inspiración vintage que refleja a la perfección su personalidad, "en el momento que empecé la búsqueda solo tenía claras dos cosas: quería unas mangas con personalidad, muy protagonistas y que el escote fuera cerrado".
Nos cuenta que desde hacía años recopilaba ideas que le gustaban, "es cierto que hasta que no te empiezas a probar no sabes realmente lo que te favorece más o el tipo de tela que más te resalta" explica ante la decisión que tomó para dar vida al traje que siempre había imaginado y le acompañó durante toda el día. "Mi inspiración final fue todo lo que hacía Romancera, estaba enamorada de su trabajo, cada diseño que veía de ella me gustaba aún más", y es cierto que resulta ser una de las marcas más queridas entre aquellas que buscan delicadeza y romanticismo, como su nombre bien indica.
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Su primera conexión con Romancera
En la primera visita al taller tuvo la oportunidad de sumergirse en el mundo de los tejidos con los que trabajan, "eran tan delicados y escogidos de forma tan cuidadosa que nos hizo ver que ahí había magia" se sincera ante la sorpresa que se llevó. "En la siguiente cita me enseñó el diseño que había pensado para mí. Lo vi claro, ¡ese era mi vestido! El feeling y la seguridad que me transmitió junto a su equipo durante todo el proceso han sido increíbles, es una experiencia única que me siento muy agradecida de haber podido vivir, sin duda crearon el vestido de mi vida".
Según nos cuenta Sara, para ella lo más importante a la hora de elegir el atuendo con el que prometes amor eterno a tu pareja es "que te sientas identificada, que sea un reflejo de lo que eres, y que no te sientas disfrazada". Dejando a un lado las tendencias punteras que inundan las redes sociales, Sara se dejó aconsejar por las expertas creando uno a partir de pequeños detalles únicos y personalizados. Además, se decantó por completarlo con un fino velo largo anudado al recogido con el que aportó esa imagen de cuento de princesas que tan bien le encaja.
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Estaba guapísima, pero uno de los puntos que más nos ha llamado la atención, además de la excepcional tela con la que fue confeccionado, son los puños ceñidos con botones forrados, en uno de los cuales se puede apreciar la fecha del enlace. Pero también destaca la preciosa franja lencera con flores bordadas en la parte inferior de la falda que caía en pico y concluía en una pequeña y elegante cola. Un particular ideal con la que la valenciana consiguió crear un equilibrio perfecto con las mangas voluminosas, que robaban todo el protagonismo.
Poco a poco estamos viendo un cambio entre las novias que dejan a un lado la idea de llevar más de un vestido, hay quien prefiere llevar uno convertible, y otras, que, como Sara, no quieren desprenderse del suyo en ningún momento. "Lo único que me quité durante la comida fue el velo, quería aguantar con el vestido todo el día, ni me recogí la cola, era tan ligera que no me molestó en ningún momento. Es un vestido que solo me iba a poder poner una vez y quería vivirlo y exprimirlo al máximo" explica sobre su elección.
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El momento más emotivo
"El proceso del vestido ha sido una de las experiencias de la boda más increíbles para mí, cada visita junto a mi madre y mi hermana la recuerdo con muchísimo cariño. Tamara y su equipo me hicieron sentir en cada prueba muy especial, y el nivel de perfección con el que trabajan es digno de destacar. Pero, si me tengo que quedar con un momento, sería la última prueba, en la que vino mi padre por primera vez y me vio con el vestido, fue un momento muy emocionante" nos cuenta.
Son muchísimas las opciones que nos encontramos al alcance de tan solo un click, un arma de doble filo que puede hacerte caer en el error en uno de los momentos más importantes de tu vida. Pero nuestra novia nos cuenta que lo tenía muy claro en cuanto a su traje nupcial, "las modas pasan, pero siempre verás las fotos y sé que aunque vea la misma imagen en 20 años, mi diseño de novia seguirá siendo atemporal".
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Hablando de modas, ella no se dejó influenciar por lo que todo el mundo ha puesto a la orden del día. "Para nada creo que sea importante seguir las tendencias, creo que lo que hace que sea una buena boda es que la felicidad de los novios se transmita a sus invitados. Que sea un día feliz y que pongáis lo que pongáis se recuerde ese día de forma especial por parte de todos. Ahora mismo estamos contaminados con tanta información por las redes sociales que una boda no es menos por no contar con un glitter bar o hacer 'hora loca'. Cada pareja tiene que contratar aquello que les represente y vaya con ellos sin pensar en lo trendy, porque hoy es moda pero mañana dejará de serlo".
Por el contrario, las tradiciones fueron algo que sí tuvieron presente, tal y como nos dice la valenciana. "Para mí sí que fue importante cumplir con llevar algo prestado, llevé una medalla que estaba cosida dentro del vestido. Era de mi tía Rosa, me acompañó ese día desde el cielo y la pude sentir todo el tiempo junto a mí. Además se la regaló mi tío por su boda, así que me pareció muy bonito poder llevarla conmigo" nos relata sobre otro de los complementos más personales que lució aquel día de otoño.
Un maquillaje muy romántico
El look beauty siguió la misma línea etérea, femenina y delicada del vestido. "Tuve la suerte de contar con Gala Philippe, entendió a la perfección como me quería ver y consiguió dar con un look romántico que encajaba perfectamente con el vestido y mi personalidad. Y el peinado, ¡lo tenía claro desde siempre! Quería llevar un moño de bailarina por mis años de estudio de bailarina en el conservatorio, era un recogido que había llevado tantas veces que era yo al 100%. La verdad que no pude estar en mejores manos, me vi guapísima y el trato no pudo ser mejor" dice.
Complementos muy especiales
En cuanto a su 'algo azul' lució su anillo de pedida, similar al que popularizó la princesa Diana de Gales y más tarde Kate Middleton, un diseño de Suarez con un zafiro. Y el 'algo viejo' lo conseguió con uno pendientes de Urbieta, "eran una antigüedad de los años 50". En cuanto a las sandalias de tacón fueron un regalo de su hermana, el modelo Basil de Jimmy Choo.
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Un ramo improvisado
Al igual que le sucede a otras novias, el ramo fue de las últimos detalles que tuve en cuenta, el suyo era unifloral con claveles en color maquillaje, de tallo largo y junto con la cinta de Abuela Sole Bordado con estrellas bordadas por los que le acompañaban desde lejos. "La elección fue en el último momento ya que las flores y el color que quería en un principio no las encontramos. Pero el equipo de El taller de Clo (que fueron los encargados de todas las flores de la boda), encontraron una solución con ese mismo tono pero en claveles. ¡Hoy me gusta más que la primera opción que tenía en mente! Son la flor madrileña por excelencia y también hacer un guiño a Madrid, la ciudad donde vivimos y donde empezó nuestra historia, me pareció muy especial".
Ella es de Valencia, él de Málaga, pero fue Madrid la ciudad que los unió allá por 2016, y tras seis años de noviazgo, decidieron dar el siguiente paso. "Estábamos en el mismo máster en una escuela de publicidad y él empezó a trabajar en una agencia con mi prima Cristina, gracias a ella nos conocimos. Al poco de mudarme a Madrid nos conocimos, ¡fue literalmente un flechazo! Uno de mis mejores amigos dijo durante la ceremonia lo que le conté al conocer a Selu: he conocido al hombre de mi vida y me voy a casar con él. Y así fue. Nos casamos la misma semana que celebramos 7 años juntos" relata sonriente.
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El gran momento en el que Sara y Selu se prometieron amor eterno fue el 14 de octubre de 2023 en Valencia, en la finca Vallesa de Mandor. "Queríamos que fuera en octubre ya que es nuestro aniversario y época del año favorita. También buscábamos que la boda respirase otoño con una decoración en los tonos típicos fundida con el paisaje del enclave, que es un espectáculo de bonito".
Una anécdota para recordar
Primero se casaron por lo civil, cita en la que lució un minivestido inspirado en el armario sesentero de Jackie Kenney. Pero la ceremonia en la que consiguieron reunir a todas sus familias y amigos tuvo lugar días después. "Fue muy emotiva, hablaron personas muy especiales para nosotros y nos 'casó' ese día uno de nuestros mejores amigos. ¡Los invitados aún nos recuerdan lo que lloraron y rieron durante la ceremonia!" Pero horas antes del evento, vivieron un inesperado incidente, "se suspendieron los trenes de Madrid-Valencia por una incidencia y teníamos muchos invitados que venían de esta forma, incluso la tarta de la boda llegaba con un amigo que la traía desde Madrid ya que la encargamos en La Duquesita, nuestra pastelería favorita. Hasta que conseguimos que llegase la tarta y los invitados fue una odisea, tuvimos que alquilar un autobús".
Sara quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
- Vestido: Romancera
- Zapatos: Jimmy Choo
- Pendientes: Urbieta
- Maquillaje: Gala Philippe
- Flores: El taller de Clo
- Cinta del ramo: Abuela Sole Bordado
- Wedding Planner: Etre Studio
- Fotografía: Norwud
- Finca: Vallesa de Mandor
- Catering: Gourmet Catering y Eventos
- Video: Daniel Gramage
- Papelería: Emma Castañeiras
- Fiesta: Audioprobe
- Neón photocall: Neones y punto
- Fotomatón: 1, 2, 3... Patata
- Grupo en directo: Pedro Barrero
- DJ: BlitzMix