Cristina, la novia del vestido sencillo con cola bordada que se casó en Asturias

Eligió un bonito y favorecedor diseño de Vicky Martín Berrocal con escote corazón

28 de octubre de 2023 - 12:02 CEST28 oct 2023 - 12:02 CEST

A veces es el diseñador del vestido, el fotógrafo o la wedding planner quien nos descubre a una de nuestras novias virales. Otras somos nosotras navegando en redes sociales, o una buena amiga, quienes damos con esas mujeres con vestidos especiales y bodas llenas de magia. Pero eso no importa. Al final siempre llegamos hasta ellas, las grandes protagonistas y nos cuentan cómo eligieron su vestido, de qué forma prepararon el gran día y todas las anécdotas y detalles que siempre van a recordar. Pero este caso es un poco diferente. Fue nuestra compañera de belleza, Elisa, amiga de la novia, quien nos habló de Cristina, pero todas las preguntas las han respondido entre su madre, su hermana y Juan, su ya marido. Querían darle una sorpresa y yo no puedo estar más que feliz de poder ayudarles.

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Un vestido romántico para Cristina

Cuando Cristina empezó a buscar su vestido de novia tenía muy claro todo lo que no encajaba con ella. No quería verse como una princesa, con una falda llena de vuelo. Tampoco muy ceñida, por lo que descartó el corte sirena. Y el escote demasiado pronunciado en la espalda no era una opción. "La idea era buscar un vestido en el que se sintiera cómoda y elegante, pero a la vez tenía que ser romántico, con un buen diseño, con buena calidad en las telas y en las puntilla", nos cuentan.

Finalmente dio con lo que buscaba entre las propuestas de Victoria, la firma de Vicky Martín Berrocal. Cristina se decantó por un vestido sencillo, pero lleno de detalles que lo hacían especial. Para empezar, se trataba de una prenda estructurada, confeccionada en crepé, con los hombros marcados por dos grandes hombreras, manga larga y escote con forma de corazón. Su hermana y su madre nos cuentan que la novia quiso añadir un pequeño cinturón, para acentuar y potenciar la zona de la cintura.

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Aunque el diseño se podría englobar dentro de la categoría de los vestidos minimalistas, los bordados cobraban un gran protagonismo tanto en las mangas como en la capa. Las primeras, confeccionadas en tul, un tejido ligeramente más transparente que el resto del diseño, tenían detalles bordados que culminaban en un bonito puño con blonda. La capa, que nacía del escote de la espalda y hacía a su vez de cola, contaba con bordados en los laterales, que también terminaban en blonda.

El poder de los accesorios

Una vez elegido el vestido, llega el momento de escoger otros elementos igual de importantes para el look nupcial: las joyas. Cristina llevó varias piezas que merecen una mención especial. Por un lado está la tiara, una joya creada por su joyero de confianza a partir de la pulsera que fue su regalo de pedida y que había pertenecido a la familia de Juan. Por otro, un anillo y unos pendientes de esmeraldas y diamantes que llevaban mucho tiempo en su familia y le hacía especial ilusión llevar.

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Cuando pregunto a las novias si consideran importante seguir tradiciones el día de su boda, muchas me responden que no. Otras, sin embargo, encuentran en estas costumbres una forma bonita de rendir homenaje a los que ya no están. Cristina, por ejemplo, además de cumplir con aquello de llevar algo nuevo (su vestido), algo viejo (el soporte de su tiara), algo prestado (los pendientes y el anillo) y algo azul (los zafiros de la tiara) quiero tener presentes a sus abuelas en el ramo, donde colgó las medallas de la virgen de Covadonga y la de Guadalupe.

En la imagen, Cristina, en el centro, junto a su madre y su hermana.

El ramo de Cristina era una composición floral de aspecto silvestre y con notas de color. Tal como nos explican su madre y su hermana fue con una selección de flores que, para ellos, representan Asturias como por ejemplo, la hierba de San Juan con sus frutos burdeos. "Materia botánica entendió perfectamente sus ideas. Hizo una versión en miniatura para los prendidos de Juan, el padre de Cristina (que también fue el padrino) y el padre de Juan".

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Una belleza natural

Cristina siempre tuvo claro que no recogería totalmente su melena para el día de la boda, pero como quería llevar velo, tuvo que optar por un peinado que permitiera colocarlo. Se decantó por lucir su melena peinada con ondas y recoger algunos mechones en la parte trasera de la cabeza. La Mona Riza (Gijón) fue la encargada de crearlo y también su maquillaje, un look muy natural que buscaba resaltar las facciones de la novia. También fue la encargada de maquillar a su madre y a su hermana.

Su historia de amor

Cristina y Juan son de Madrid y aunque su infancia transcurrió en zonas diferentes, cuando tenían unos catorce años coincidieron en el mismo colegio, en Torrelodones. Pero no fue hasta los dieciséis cuando realmente empezaron a salir. "Éramos compañeros de clase y nos sentábamos juntos y con eso de ser mejores amigos bueno pues ya sabemos como acaba… Nos hemos formado tanto profesionalmente como personalmente uno de la mano del otro durante todo este tiempo", nos cuenta Juan.

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La pareja fue creciendo y madurando junta. Juan terminó sus estudios de marketing y actualmente trabaja en una multinacional americana; Cristina estudió arquitectura de interiores y actualmente es autónoma, dirige propio negocio con una línea de hogar y decoración diseñada por ella. Hasta que, una vez asentados, decidieron que había llegado el momento de dar el paso.

Juan nos cuenta que, para pedirle matrimonio, tenía pensado llevar a Cristina a un hayedo poco conocido de Asturias donde les encanta salir a pasear y desconectar de la naturaleza, pero empezó a llover y tuvo que cambiar totalmente sus planes. "Fui todo el día con el anillo en el bolsillo intentando que Cris no se pusiera de ese lado y que no notase el bulto de la cajita. Una vez nos sentamos en un bar a tomar un tinto de verano caí en el sitio ideal para poder pedirle la mano y creo que al final el plan B fue mil veces mejor que el A, ya que fue idílico y mágico. Fue en unos puentecitos romanos en la zona de Colunga en un camino de una aldea llamada Bueño y una vez ahí, cuando se despistó yo ya estaba hincado rodilla y lo demás ya es historia…", recuerda.

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Su 'sí, quiero'

El pasado 24 de junio, día de San Juan, Cristina y Juan se casaron en Carrandi, Asturias. Eligieron la fecha para hacer honor al patrón y a todos los Juanes de la familia (que no son pocos). "Fue una ceremonia religiosa, el aperitivo en la casa familiar en el jardín y el almuerzo en la plaza del pueblo con su posterior fiesta y barra libre. Muy diferente y original según comentaron los invitados, que se podían mover libremente por la pequeña aldea Asturiana. El día anterior quisimos hacer una Espicha Asturiana de bienvenida para recibir a amigos y familiares", nos cuenta el novio.

Juan nos cuenta que no contaron con la ayuda de ninguna wedding planner y que ellos se encargaron de toda la organización de la boda con ayuda de sus familiares. Eso sí, Cristina tuvo un papel muy especial y es que ella fue la encargada de diseñar y pintar a mano el seating, los misales y las invitaciones. "Es de admirar el don que tiene, parece sencillo pero el cariño que lleva es increíble", asegura Juan.

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Quedarse con un único momento de aquel día de junio no es fácil, pero Juan lo intenta. "El cariño de toda la gente, ver que todo lo que llevábamos planeando todo el año salió a pedir de boca y la felicidad de nuestros padres y amigos. Fue muy especial tener a tanta gente reunida y creo que eso nos contagió y es lo que transmitimos a todo el mundo".

Lo que sí tiene claro es el consejo que le daría a otros futuros novios: "Que lo cojan con muchas ganas y dejen los nervios de lado que, como todo el mundo dice, es un día que pasa volando y hay que disfrutarlo al máximo. Sobre todo, que dejen fluir las emociones y que no se cohíban, es verdad que hay mucha gente pero al final están todos ahí por vosotros y son los primeros en disfrutar por vuestro amor".

Juan agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.