Una de las grandes preguntas que se hacen las novias cuando van a comenzar a buscar su vestido es qué hace de un diseño de novia algo verdaderamente especial. Hay quien apunta a que son los tejidos los que marcan la diferencia, otros apuestan por el patronaje y el saber hacer de los ateliers y unos terceros se centran en la inspiración. Cuando esta cuestión se plantea a una de las recién casadas más virales de la temporada, el enfoque es otro: que la protagonista se sienta ella misma es el verdadero éxito. Este dilema se lo hemos planteado a Sonsoles, que se casó hace tan solo unas semanas en Pontevedra y su look desmontable con manga corta, guantes, sobrefalda y capa no ha dejado a nadie indiferente. “Desde mi punto de vista, el vestido de novia tiene que ir de la mano de dos cosas: la personalidad de la novia y el lugar en el que se va a celebrar el evento. Como me dijo un amigo: ‘hay que evitar disfrazarte de novia, simplemente ese día sé tú’”.
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Un look transformable
En su ‘sí, quiero’ y en su estilismo profundizamos hoy porque ha sabido aunar algunas de las grandes tendencias de la temporada en una propuesta rompedora. Todo empezó en un reconocido espacio multimarca, con grandes nombres nupciales, situado en Boiro (La Coruña, Galicia). “Tenía claro lo que quería y con quién quería trabajar desde el primer minuto. Acudí a Loli, de Tul Novias, porque tenía diseños de Nicolás Montenegro. Ella me hizo sentir como en casa, sentirme cómoda y especial. Ella es lo más”, nos cuenta Sonsoles. Allí encontró la confianza que necesitaba para seguir hacia adelante con un diseño salido del taller del diseñador andaluz Nicolás Montenegro.
“Cuando conocí personalmente a Nicolás, me confirmó que tenía que ser él quien hiciese realidad mi vestido. Entendía lo que quería, le explicaba cómo me quería sentir y lo captó a la perfección. Él consiguió darme la seguridad que necesitaba para ese día. Es un auténtico genio. Ellos hicieron que cada prueba de vestido, fuese el acontecimiento de la semana”, recuerda Sonsoles con muchísima ilusión.
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Lo que realmente conquistó a nuestra protagonista del diseñador sevillano fue su dominio del proceso de creación de un diseño tan importante. Y es que en cada nueva visita, se alegraba más de la decisión que había tomado, nos confiesa. “Con Nicolás sabía que cada línea, cada diseño, cada puntada estaban hechas para la alta costura. No solo diseña bien, si no que cose impecable y casi lo segundo es más importante para que un traje siente bien. Buscaba un gran modisto y en él lo encontré. Con dos medidas el vestido estaba hecho y quedaba como un guante, no tuvimos que modificar nada. Puede comprobar el gran profesional que tenía a mi lado. Le doy las gracias, me supo escuchar y trasladar lo que buscaba”, apunta.
La mejor inspiración
Para dar forma a este look, que fue evolucionando conforme avanzaba la boda, Sonsoles tuvo muy presente sus pilares de estilo, pues la mejor inspiración la encontró en su familia y en el cine. “Siempre quise que el vestido fuese atemporal, que después de 10 años no me viese desfasada. Que dijese lo guapa que iba cuando viese una foto mía pasado el tiempo. Me inspiré en Audrey Hepburn en los años 50 y sobre todo, en mi abuela. Ella es mi mayor inspiración, es una señora muy estilosa. El día de su boda ella llevaba unos guantes blancos larguísimos, un escote cuadrado y una gran cola. Hoy sigo viendo su foto de boda y me sigue pareciendo que iba impresionante”, nos desvela.
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Y es que nuestra protagonista comenzó el proceso de creación de su vestido de novia con una idea muy clara: no quería cambiarse de vestido, pero sí se imaginaba con un diseño que fuese transformable y pudiese resultar sorprendente en diferentes etapas del enlace. “Debía tener varias cosas. Un toque de años 50, por eso la sobrefalda. El toque de Nicolás, con una capa que hizo que pudiese sustituir al velo tradicional, dándole al diseño un toque más actual. Y un vestido cómodo para que pudiese bailar horas. Era un 3 en 1”, señala.
La duda es obligada: ¿cómo fue cambiando el diseño durante la boda? Ella nos lo explica. “Cuando entré en la iglesia llevaba el vestido completo, con todos los detalles. La capa y la falda que eran muy largas, me adornaron mucho, puesto que estaba sentada en un altar muy grande. En el momento de la entrada al comedor, me retiré la capa, por lo que se podía apreciar la maravillosa falda que tenía. Por último, en el baile, me quedé con un vestido recto para darme holgura. En él se podía observar cada detalle del vestido y la espalda abotonada que llevaba. Para mí, fue un acierto ya que me encanta bailar”, reconoce.
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Accesorios especiales
Completar un estilismo con tantos detalles fue también un reto, pero en la joyería con historia encontró la mejor aliada para dar el toque más especial a su look. “Todas las joyas eran antiguas, en ellas también me inspiré a la hora de ver mi vestido. Los pendientes fueron regalo de mis suegros en nuestra pedida, el broche era una joya familiar y el anillo de pedida era art déco. Creo que le dieron un toque más vintage al vestido”, puntualiza.
Notas silvestres
En un primer momento, al diseñar el ramo de novia, Sonsoles pensó en que era indispensable que tuviera un toque blanco y un estilo sencillo. “La paniculata es algo delicado y poco llamativo. La lavanda le dio un pequeño toque de color y olor, además de ser una de las flores favoritas de mi marido. Como detalles, le añadí dos medallas. Una con la Virgen de nuestra señora de Sonsoles (regalo de mi hermana) y otra de mis amigas (una tradición que tiene que pasar por todas nosotras, desde la primera que se casó hasta la última)”. Y ese diseño floral fue a parar a su abuela, porque Sonsoles quiso regalárselo a ella.
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Peinado y maquillaje
En un día tan señalado, nuestra protagonista no quiso hacer experimentos y acudió a su centro de confianza para dar forma a su look de belleza. “Conté con Estefanía Oliva para la peluquería y con Pedro Ares Make Up para el maquillaje. Cuentan con un espacio maravilloso e íntimo en el centro de Vigo, donde nos arreglamos mi madre, mi hermana y yo. A Estefanía la conocíamos desde hace años, es una referencia como estilista y Pedro es un artista con el maquillaje. Son un éxito asegurado, además de considerarlos amigos”.
Su gran día tuvo lugar el 1 de abril de este año, cuando celebraron cuatro años de noviazgo, después de una apasionante historia de amor que Sonsoles nos desvela. “Estudiamos los dos en la misma universidad en Madrid, pero en diferentes promociones. Fue en Vigo, años más tarde, donde nos conocimos. Tenía muchas ganas de dar un paso más y que llegase ese día, ya que por razones personales y pandemia tuvimos que posponer la boda del 2022 al 2023”, dice.
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“El otoño y la primavera en Galicia tienen una luz muy romántica. Por la época del año, hizo que buscásemos un sitio con diferentes espacios y que el plan B, si lloviese, fuese tan bonito como el primero”, recuerda. El Monasterio de Poio acogió la ceremonia religiosa, un escenario privilegiado: "la iglesia está situada en un entorno precioso, los árboles plátanos de sombra en la entrada, los jardines y el monasterio hacen que todo luzca todavía más. Siempre estuve enamorada de ese lugar”. Para el almuerzo, la pareja se decantó por el Pazo de Señorans. “Fue un acierto contar con un lugar tan gallego y bien preparado. Cada rincón está decorado con detalle. El pazo tiene un encanto especial y nos dieron todas las facilidades para nuestro día. Además de ofrecernos posibilidad de comer en su interior y contar con una capacidad para más de 220 invitados”, apunta.
Organizar una boda en Galicia
Son muchos los detalles que los novios quieren que estén presentes en su boda y Sonsoles fue consciente del estrés y el trabajo que ello suponía cuando decidió organizar la suya. Entonces se dio cuenta de que eran muchas cuestiones a preparar para reflejar la personalidad de ambos. “Para mí, eso era lo más importante. Tuve la gran suerte que mi hermana mayor se había casado hace seis años y que le encantan las bodas. Tenemos una relación de hermanas increíble. Ella me conoce bien y se convirtió en nuestra wedding planner. Nos ayudó siempre, contamos con su experiencia, su gran visión y su mejor apoyo. Le doy las gracias, fue un pilar importantísimo para nosotros”, cuenta.
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Decoración del enlace
Nos desvela Sonsoles que en el monasterio de San Xoan de Poio apenas contaron con decoración, dado que era tan espectacular que no lo consideraron necesario. “Contamos con un coro de 32 personas y un grupo con más de 40 gaiteros que nos acompañaron durante toda la ceremonia. Consiguieron emocionarnos a todos”, señala. Ya en el espacio de celebración, en el banquete, la pareja esperaba que predominase el verde, para reflejar el inicio de la primavera. “En las mesas escogimos unos centros bajos para que todos los comensales pudiesen ver con facilidad de un lado a otro de la mesa y en las vigas del techo colocamos guirnaldas, simulando enredaderas de un invernadero. Por último, colocamos unos meseros hechos por Blueboho con papel artesanal, en ellas estaban dibujadas en acuarela plantas medicinales. Haciendo un guiño a los farmacéuticos. Ya que mi familia, muchos amigos presentes en la boda y nosotros somos farmacéuticos”, describe.
Además de todos estos detalles, Sonsoles recuerda la anécdota más divertida del día. "A Juan, le encantan los coches clásicos, participa en muchos eventos, por lo que teníamos que hacer referencia a esto en nuestra boda. Cuando terminamos la celebración, nos subimos al coche clásico con el que habíamos ido y no arrancaba. Pensábamos que íbamos a dormir en el coche. No teníamos ni móvil, ni cartera, ni alojamiento reservado por la zona. Después de varios intentos, abrir varias veces el capó, mi marido encontró el fallo y pudimos volver a casa", rememora.
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Lo más especial del día
"Sin duda, fue casarme con el amor de mi vida, fue lo más especial de ese día.
Por otra parte, mis padres nos sorprendieron con la actuación de más de 40 gaiteros tocando al unísono para nosotros, a la llegada, dentro del monasterio y fuera. Sus trajes perfectos, sus posturas y sus canciones fueron de película. Eso me hizo sentirme orgullosa de mi tierra gallega. Cada vez que lo pienso, se me vuelven a poner los pelos de punta".
Además de este cómputo de recuerdos, Sonsoles no se olvida de lo que vivió, unos meses de ilusión y cosquillas en el estómago que no volverán. Por ello aconseja a los prometidos de este y el próximo año que disfruten de cada minuto, porque el tiempo vuela. Y que: “se impliquen todo lo que puedan en cada detalle de la boda, para que en ella se vea reflejada su personalidad y eso hará que la diferencie de las demás. ¡Sus gustos tiene que quedar plasmados en el evento, eso es lo especial”.
Agradecida y muy emocionada por tan bonita experiencia, Sonsoles tiene un último recuerdo para sus proveedores, quienes hicieron de su gran día el mejor hasta la fecha:
Invitaciones y meseros: Blue boho.
Zapatos: Greta&él.
Fotógrafo: Lorena Cendón.
Vestido: Nicolás Montenegro & Tul Novias Boiro.
Música: Rmusic.
Catering: Nuria Cervera.
Flores y ramo: Viveros J. Flores.