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paloma© Mónica Ortega

Paloma, la novia del look a lo 'Sentido y Sensibilidad' que se casó en Sevilla

La hija del empresario Javier Moro dio el 'sí, quiero' en la capital andaluza con un vestido muy romántico


19 de abril de 2023 - 11:21 CEST
paloma 3© Mónica Ortega

Hay novias que durante los preparativos de su boda, se vuelven tan apasionadas pensando en cada detalle del gran día, que se vuelcan por completo, dedican todas sus horas al proceso y no dejan nada al azar. Paloma, que dio el ‘sí, quiero’ en Sevilla el pasado 18 de marzo, es de estas. A ella se le veía, durante los meses previos, absolutamente dedicada a la organización de su gran día, en una compilación de tensión, alegría e ilusión que se intuía en las conversaciones que mantuvimos durante los cursillos prematrimoniales. Por aquel entonces hablaba de su vestido diferente y romántico, que pensaba que pocas personas llegarían a comprender. Pero, nada más lejos de la realidad, el diseño la definía a la perfección. Una propuesta delicada y especial, con cierto aire ‘vintage’, que empieza a despuntar por la red.

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Un vestido de novela

Paloma, hija del empresario Javier Moro, no es sevillana, pero escogió la capital andaluza para casarse con Curro, en un enlace pensado al milímetro, en cual su look fue uno de los muchos elementos destacados y con personalidad propia. “Creo que, normalmente, todas las novias, sueñan con su traje, saben cómo es, o por lo menos se imaginan algo, y yo no tenía ni idea. No sabía describir mi estilo y la palabra que me salió fue ‘hippie’ (y mi madre no sabía dónde meterse). Pero, enseguida, en Carmen Maza dieron con mi estilo en cuanto toqué un corpiño con una tela especial y dije: ‘esto soy yo’. Aquello era lo que llevaba en la parte de arriba de mi traje, un encaje antiguo. Y me dijeron: ‘eres de la película Sentido y Sensibilidad. Y mi madre apostilló: ‘clavado’”, nos cuenta ella misma.

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“Yo no soy nada moderna para los trajes de novia y siempre digo que me habría encantado haber nacido en otra época, por los vestidos que se llevaban antes. Me apasionan, así que sabía perfectamente que mi traje no iba a ser moderno”, reconoce nuestra protagonista. Aunque en un primer momento no sabía lo que buscaba, sí que tenía una cuestión clara: “Quería ser yo. Quería sentirme segura el día de mi boda”. Y fue en la firma sevillana donde encontró la seguridad que necesitaba, esa que cree indispensable para acertar con el look nupcial: “creo que lo más importante a la hora de elegir el vestido es ser tú. Me acuerdo que cuando alguna amiga venía a mis pruebas, la frase que más utilizaba era: ¡Palo, es que es completamente tú!”.

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“No quería que el traje fuese liso, porque tampoco quería un traje blanco blanco, así que decidimos poner el tul por encima y en las mangas exactamente igual”, nos explica. Apostó por unas hombreras, un detalle que quería desde el principio, y una larga cola que le hacía especial ilusión. A ello, Paloma sumó la experiencia del equipo de Carmen Maza, que supo plasmar todo lo que soñaba en un visto romántico. “Las jaretas que llevaba en el cuello, al principio también estaban en la cintura, pero no me encantaba como quedaba, así que decidimos ponerlas solo por detrás de la cintura y encima llevaba una cinta de terciopelo de color blanco roto. Mi color preferido es el verde agua. Todo en mi vida es verde agua y quería ponerme la cinta de ese color, pero era un corte muy exagerado. En cambio, la cinta de terciopelo blanco roto quedaba espectacular y fue un acierto”, recuerda.

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Un ramo silvestre

El vestido no fue todo lo que brilló en el look de Paloma, también hubo otros detalles de ensueño y con bonitas historias detrás. Es el caso del ramo, que iba en sintonía con el vestido: “mi ramo era de Cártamo, también captaron perfectamente lo que quería. Mi sueño era, esa mañana, coger flores del campo y directamente llevarlas a la iglesia. Y así hicieron. Era un ramo muy silvestre, muy natural”. La propia floristería disfrutó mucho haciendo una propuesta que resulta poco habitual entre las novias. Un diseño que contaba con verónicas, lilas, aster, allium, statice, lavanda y eucalipto.

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Accesorios ‘made in Spain’

Paloma quería un calzado con altura que fuese cómodo y en Fígara encontró la horma de su zapato: “los elegí azul marino. Mi prima ‘Cas’ llevó también unos de Fígara el día de su boda y la marca es de sus cuñadas. Me los recomendó y la verdad que me encantaron, eran altísimos y súper súper cómodos, estoy deseando tener otra boda para volver a ponérmelos”. Al look, nuestra protagonista añadió unos pendientes de Suarez, propiedad de su tía; un velo antiguo que pertenece a su suegra; su anillo de pedida (“mi preferido") y una pulsera que era de su abuela. Las alianzas, por su parte, fueron un encargo para Javier Zuluaga, un escultor de Madrid en el que confía la familia, regaladas por el hermano de la novia. 

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Pero, lo más deslumbrante del estilismo era la tiara. “Es de mi Tía Rocío, lleva más de 150 años en la familia y fue la joya de la corona como yo digo. Me dio mucha pena no ponérmela delante, porque habría lucido más, pero detrás me parecía que quedaba espectacular y pegaba mucho más con el estilo del vestido. Después del baile, me quité la tiara y me puse unas flores plateadas de talco antiguas, que eran de mi suegra, ideales”.

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Maquillaje y peluquería 

Un recogido trenzado y un maquillaje natural fueron las dos elecciones de Paloma, que se puso en manos de Manuel Cecilio por recomendación de su entorno. “Efectivamente no falló. En la prueba me clavó. Yo quería ir totalmente yo, y como normalmente nunca me maquillo, quería ir como si no fuese maquillada. Recuerdo que él me decía que con la cara y los ojos que tenia le daban ganas de maquillármelos mucho y yo le decía que no”, afirma.

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La decisión del peinado fue algo más complicada, pero pronto Paloma dio con la fórmula perfecta para triunfar con su look. “Yo siempre llevo trenza y creo que ese día todo el mundo me imaginaba con mi trenza larga, pero al decidir que la tiara me iba mejor detrás, porque delante no me veía, tenía que elegir un peinado para poder ponerme la tiara detrás. Efectivamente, creo que acerté, porque no dejé de ponerme mis trenzas en el lado que me apasionan y después un recogido, porque quería ir de novia novia y no quería llevar el pelo suelto. Al principio, dudé si soltarme la mitad después, pero me dejé el recogido toda la boda”. 

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Boda en Sevilla

Todos estos elementos triunfaron en el gran día de Paloma y Curro, que tuvo lugar en la sevillana Iglesia San Lorenzo Mártir, pegada al Gran Poder, el pasado 18 de marzo. “Después lo celebramos en la Hacienda La Soledad. Decidimos celebrarlo ese día porque yo siempre había soñado con casarme en invierno. Quería que mi vestido fuese de manga larga y quería una boda de noche y pensamos que marzo era un mes perfecto para eso. Además, tengo mucha gente aficionada a la caza y familiares muy cercanos que se dedican a eso y si no, no habrían podio venir y para mí era muy importante”, indica. Poco antes de pedirle matrimonio, Curro reservó la fecha, porque sabía que a Paloma le iba a encantar y condujo durante cuatro horas para llegar al campo a hablar, previamente con el padre de la novia, sin que ella supiera nada.

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La pareja comenzó así una nueva aventura, un capítulo de un libro que se inició mucho antes. Las propias palabras de Paloma sirven para ilustrar su historia de amor. “Curro y yo nos conocimos cuando teníamos 15 años, un verano en el Puerto de Santa María, ya que los dos veraneábamos ahí. Yo he pasado mis veranos en San Sebastián (que habría sido probablemente el segundo sitio elegido si no viviese en Sevilla) y en el Puerto de Santa María. La mujer de mi padre, Patricia, es íntima amiga de los padres de Curro de toda la vida y yo fui a tomar el aperitivo con mi padre y Patricia a casa de Curro, pero no me hizo ningún caso. Mi cuñada, Rocío, se ocupó de mi todo el tiempo”, cuenta entre risas. Diez años después, ambos se encontraron en Madrid: “nunca se me olvidará, en la Calle Almagro. Yo vivía ahí y coincidió que dos amigos de Curro vivían en el mismo edificio y nos encontramos un día en el portal. Y desde ahí hasta hoy. La verdad que para mí ha sido un poco de cuento, porque siempre tienes la típica amiga que te dice: ‘tú no te preocupes, que cuando llegue, llegará y lo verás claro. Y yo me reía. Pero ahora soy yo esa típica amiga porque es cierto, es así”.

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“Curro es perfeccionista a más no poder, responsable, trabajador, un tío serio de primeras y después encantador y divertido. Es muy buen amigo de sus amigos, incondicional, súper familiar, ama a su familia por encima de todo. Es discreto, nunca pierde las formas, y tiene un corazón enorme, aunque la cabeza siempre le va por delante, hace la vida muy fácil.  Baja a la tierra todas mis locuras, y eso me encanta, aunque a veces me cueste entenderlo. Yo soy mucho más alocada, más sensible, más todo lo que me diga el corazón, muy apasionada, lo doy todo, me involucro, me gusta ayudar, soy rápida, soy respetuosa, muy positiva, optimista, necesito mi tiempo, mi espacio, etcétera. Entonces, con todo esto, creo que nos complementamos al cien por cien, porque Curro tiene todo lo que yo necesito y él necesita más todo lo que yo tengo. Me ayuda a valorar mucho más todo. Y los dos respetamos lo que le gusta al otro a muerte, que creo que ahí también reside la clave”. 

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Y en esta historia de amor, Paloma dio un gran paso que supuso un nuevo horizonte para los dos. “Yo me vine a Sevilla hace un año, y al mes de llegar, me pidió matrimonio. Me vine apostando por la relación, porque yo en Madrid era feliz, me encantaba mi trabajo y veía mucho crecimiento, pero me vine por amor y estoy feliz. Curro tiene un grupo increíble de amigos, considero que aquí aprendí lo que es la amistad de verdad. Gracias a esos amigos y sus maravillosas mujeres y novias soy muy feliz aquí.  También tengo a mi primo y a Mer, cosa que me ha dado muchísima seguridad e ilusión, tener familia yo aquí también”.

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Organización cuidada

El gran día de esta pareja salió redondo gracias a meses de organización previa que Paloma recuerda con todo lujo de detalles. “Yo soy muy sensible y detallista y quería que todo el mundo estuviese feliz y tuvieran un gran recuerdo. (Curro me regañaba por las palizas que me metía. Decía que nunca había ido a una boda en la que prácticamente todo el mundo tuviese sorpresas o regalos). Organizamos todo ‘lo gordo’ al principio, iglesia, sitio, catering, dj, fotos, vídeo, decoración, etcétera. Teníamos todo claro y lo bueno es que pudimos elegir en ese momento todo lo que queríamos”, apunta. Para evitar nervios de última hora y contratiempos, confiaron en el trabajo de la wedding planner Carmen Polo, de Eventaria. “La contratamos porque una amiga nuestra trabaja con ella y queríamos que estuviese con nosotros ese día en la organización”. Desvela Paloma que hicieron un trabajo impecable poniendo en orden cada una de sus ideas. “Yo en Madrid me dedicaba a la organización de eventos y sabía que si no tenía a nadie controlando ese día, lo iba a hacer yo y Curro se negó, porque quería que disfrutase, así que, no pudimos escoger mejor”, dice.

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"Nos hubiese gustado, si hacia muy buen tiempo, hacer el baile y las copas fuera, ya que la Hacienda La Soledad es espectacular, pero pensamos que, por muy poco frío que hiciese, nos podíamos cargar la boda, así que lo descartamos. 

Por otro lado, en un principio, quería casarme en la Parroquia de La Magdalena, porque me parece espectacular, pero el coro rociero que teníamos pensado, no podía cantar en la Magdalena, porque no está permitido. Además, a Curro le hacía mucha ilusión casarse en San Lorenzo, ya que ahí se han casado sus dos hermanas, así que después nos alegramos mucho de la elección.

Por lo demás, creo que fue todo como queríamos. De hecho, creo que suele ser al revés, una vez que se acerca la boda, vas queriendo añadir cosas que ni tenías en mente. O, por lo menos, eso me pasó a mí".

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Decoración de boda

En materia de decoración, Paloma fue fiel a su estilo y toda la estética que, desde el principio, había ideado para su gran día. Ella buscaba un resultado con sabor a campo, sencillo y fresco. “Pusimos una mesa en la entrada para recibir a los invitados con un suzani maravilloso de The Nook Store (donde trabajo actualmente llevando la parte de Home), y velas. Yo quería todo repleto de velas, por mi romanticismo. Los manteles del aperitivo también eran de The Nook, preciosos”, añade. El equipo del catering Alda y Terry y la decoración de Tinakula pusieron la nota más sofisticada a los espacios del convite. “Hicieron un trabajo maravilloso, pillaron perfectamente mi concepto y lo adaptaron”, cuenta. Y es que Paloma no buscaba flores llamativas, sino silvestres. 

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"Lo más especial de aquel día, a parte del momento de entrar en la iglesia del brazo de mi padre, con nervios y relajarme totalmente, al dar el abrazo a Curro, fue sentir la Bendición de Dios, la emoción de nuestra gente, las miradas, las risas... El tenerlos a todos con nosotros y creo que lo que trasmitimos, Curro y yo, por todos los mensajes y llamadas que hemos recibido después, de agradecimiento, justamente por eso y por todos los detalles que hubo".

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"Tuve la suerte de contar con mis dos sobrinos, Alberto y Mateo, que viven aquí en Sevilla, y aunque me moría de pena porque yo soy super niñera y quería tener a todos mis sobrinos ese día conmigo, y sobre todo a mi ahijada, no pudieron venir, así que nuestros maravillosos pajes fueron mis dos sobrinos Alberto y Mateo y los tres de Curro: Rocío, Luis y Jaime, hijos de su hermana Rocío. Fueron vestidos de Sonvita, un regalo que nos hicieron las dueñas de esta marca por nuestra boda y que hicieron con muchísimo tiempo y cariño, y se lo agradecemos mucho. Para mí, fue súper especial cuando nuestros sobrinos subieron al altar a entregarnos los anillos y las arras y después nos dieron un beso a cada uno. Creí que me moría. Me siento una privilegiada por tenerlos tan cerca".

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Detalles para los invitados

La pareja fue especialmente detallista y no quiso dejarse nada en el tintero. Acertaron con la personalización de los regalos para los asistentes a su gran día, algo que sorprendió a todos y que pocos podrán olvidar. "Una gran amiga, Carlota Mateo, que hace unos dibujos impresionantes, me hizo todos los meseros y el seating plan (que es espectacular), un detalle que casi todo el mundo se llevó. Curro es súper aficionado al mundo del toro y a mi familia y a mí nos gusta mucho la caza, por lo que mezcló las dos cosas y acertó.

También, todas las embarazadas que vinieron a la boda, que no eran pocas, tenían un dibujo hecho a mano por Carlota, de una virgen embarazada. En línea con este detalle, muchos miembros de mi familia, testigos y amigos íntimos encontraron una ilustración pintada a mano con la silueta de ellos. Los que se casan próximamente tenían una bolsita bordada a mano con las iniciales de los dos y dentro un lazo de terciopelo con una Virgen del Rocío, para su ramo. 

Para poner la nota divertida, pusimos, además, 10 cámaras deshechables que dimos a 10 personas de la boda, para que pudiesen hacer fotos después del baile, que luego son muy divertidas. Todavía las tenemos que revelar. 

Quisimos que todos los invitados tuvieran servilleteros hechos a mano por mi tía Blanca, con cuernos, cartuchos, muelas de diferentes animales, castañas, desmogues, y miles de cosas más. Eso también voló (dice entre risas). Y, por último, tenemos una amiga, Anita, que cumplía ese día 30 años y su pasión es Harry Potter, así que tuvo su tarta también.

Todos los detalles llevaban sus cartas, hechas a mano. Por eso, Curro 'me quería matar' una semana y media antes de la boda".

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Después de tanta minuciosidad, Paloma quiere concluir enviando un mensaje de tranquilidad, esperanza y paciencia a las parejas que se casan próximamente. "A mí, todo el mundo me decía que habían disfrutado mucho de los preparativos. Y en mi caso no fue así, yo iba acelerada, así que me sentía mal cuando me decían que disfrutase, porque yo solo quería que llegase el día ya", cuenta entre risas. Pero, al final, reconoce que "el día pasa volando" y que lo importante es dejarse llevar y confiar en los consejos de los proveedores, los que dominan la materia. "Ellos saben hacerlo mejor que nadie y trabajan como verdaderos expertos, por lo que recomiendo a esos novios que no hagan como yo, que el día antes, si no iba a ver como iba todo, me moría. Y, si lo pienso ahora, no debería haber ido, porque estaba todo perfecto", señala. Sin duda, para Paloma y Curro, fue el mejor día de su vida: "nos volveríamos a casar una y otra vez".

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Paloma y Curro no se olvidan de quienes hicieron su boda posible, a los que agradecen tanta dedicación y alegría. "Con los proveedores, disfruté muchísimo con todos. Les daba mis explicaciones y todos se reían mucho hasta que me lo bajaban a la realidad y me gustaba cada propuesta aún más. Para mí, ha sido una maravilla y un auténtico regalo recibir mensajes de mis proveedores dándome las gracias por el trato, por las risas y por haberme fiado de ellos":

Carmen Maza: vestido.

Quike Av: Dj.

Alda y Terry: catering.

Flowers By Clara: decoración de la hacienda.

Tinákula: decoración de las mesas de la boda.

Cártamo: ramo y decoración de la iglesia.

Mónica Ortega: fotos.

Emotion Film: vídeo.

Carmen Polo, Eventaria: Wedding planner.

Sonvita Brand: trajes de los pajes.

Siluka: las luces de la pista de baile, ("cuestión que fue, un poco, a última hora. Si llega a ser antes, podría haber puesto mil cosas con ellos, porque son fantásticos y me dijeron que si una semana antes").

Carlota Mateo: todas las ilustraciones de la boda.

Doña Sol: los lazos y las medallas de la virgen del Rocío de los detalles que regalé a los futuros novios.

Bavelier: las bolsas bordadas a mano que regalé los futuros novios.

"El chaqué de Curro era de Francisco O’Kean, un chaqué súper clásico que le encantó a todo el mundo".

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