Pocos acontecimientos en la vida permiten experimentar tantos sentimientos diferentes en un mismo periodo de tiempo, como una boda. Son las mariposas en el estómago y la ilusión las que invaden a una pareja cuando comienza a organizar su gran día, y a esa lista de emociones se van sumando, con el tiempo, los nervios, la incertidumbre y la emotividad, que nace de ver que la fecha se aproxima más pronto que tarde. Todas estas sensaciones han llegado, también para mí, quien está al otro lado de este texto y quien en septiembre se casará en una boda en el sur, un enlace en Sevilla. Justo cuando comencé a comunicarlo, especialmente a quienes no residen en Andalucía, pude apreciar un brillo especial en los ojos. “Qué ganas tengo de tu boda, va a ser preciosa, porque ¡cómo son las bodas en el sur!”, me decían. Enseguida fui consciente de que los ‘sí, quiero’ en esta tierra producen cierta fascinación y, por suerte, tras años escribiendo de ceremonias ajenas y gracias a este proceso que son mis preparativos, he podido ser consciente de qué hace de este rincón de España un lugar con mucha magia para pasar por el altar.
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¿Será el clima?
Cuando me comprometí, algo muy esperado por mi entorno tras once años de noviazgo, mi primer paso era decidir la fecha en la que quería celebrar el gran día. Como esperaban muchas personas, en un planteamiento inicial, me casaría a mediados de octubre, una fecha con mucho significado para los dos, pero la disponibilidad me lo impidió. Este mes se ha convertido en uno de los más demandados por las parejas andaluzas y estaba completo en las iglesias y espacios que más nos convencían. (Y advierto que, conocedora de cómo podrían estar las cosas y gracias a que mi futuro marido es muy previsor, empecé la organización con un año y tres meses de antelación). Sin embargo, mi pareja y yo encontramos la horma de nuestro zapato el último día del mes de septiembre y no me quise preocupar en exceso por ese cambio de planes, porque Andalucía es una tierra con un clima privilegiado y todas las fechas son adecuadas (invierno, con cada vez más adeptos, también). Aunque también tengamos días de lluvia, esta comunidad autónoma cuenta con 3.283 horas de sol al año, lo que la convierte en la más soleada de nuestro país. Uno de sus grandes atractivos para dar el ‘sí, quiero’, por supuesto.
¿Serán sus localizaciones?
Boda en la playa, en plena montaña, en la nieve, en espacios repletos de historia, en una terraza con vistas, en palacetes… Sea cual sea el formato de enlace que una pareja imagine, por suerte, Andalucía lo ofrece, siempre con una cuidada presentación y bajo el paraguas de un servicio excelente. En el momento en el que me tocó a mí elegir, no visité numerosos espacios, dado que conocía a la perfección aquellos que me encajaban, tanto por estética como por número de invitados. Al tratarse de una boda grande, mis principales objetivos eran dar con un enclave para la celebración en el que cupieran todos mis convidados, que contara con suficientes cuartos de baño, que pudiera tener un plan B si lloviera (confío en que no sea así, pero siempre hay que tenerlo previsto) y que me permitiera descubrirles diferentes escenarios al ritmo que evolucionara la boda. En lo relativo a las iglesias, en los enlaces religiosos, Sevilla afortunadamente tiene mucho que dar. La capital andaluza es la segunda ciudad del mundo, solo por detrás de Roma, que más templos católicos tiene y la primera en España. En la ciudad contamos con la catedral gótica más grande y la tercera iglesia más grande del mundo, pero también con templos coquetos y pequeños que sorprenden por su espectacularidad. En mi caso quise ser fiel al barrio en el que he crecido, junto al parque de María Luisa, y la elección del templo y su disponibilidad fueron la base para elegir la fecha de mi enlace, que tendrá lugar por la mañana.
¿Será su luz?
Otra de las cuestiones que puede ser clave en el éxito de las bodas del sur es la luz. La luz que acompaña a las novias al altar, la luz de sus iglesias que se cuela por las ventanas, la luz de sus aperitivos, la luz de los bailes al atardecer, la luz de sus enlaces en la playa, la luz que se cuela entre los árboles del campo; en definitiva, la luz que los grandes profesionales saben capturar como expertos y que los invitados guardan como recuerdo en sus corazones. Una luz que, tanto para mi pareja como para mí, era muy importante que se apreciara en las imágenes de nuestro día. Y es que este detalle, el estilo y la forma de editar, son factores que las parejas andaluzas tienen en cuenta para elegir al fotógrafo y videógrafo de su boda, con los que se sientan más identificados. Algo que suelen cerrar con, incluso, un año de antelación.
¿Será su gastronomía?
Cada pareja establece unas prioridades a la hora de organizar su boda y para un buen número de novios andaluces, comer bien es un indispensable. Y es que hace tan solo unos meses, en otra boda en el sur, unos familiares que no son naturales de Andalucía nos contaban que, con diferencia, donde mejor habían comido siempre es en los enlaces que se celebran en esta tierra. En mi caso también es de vital importancia que todos los asistentes a mi ‘sí, quiero’ queden satisfechos y guarden un buen recuerdo del menú ideado para la ocasión. Por ello, considero importante encontrar un catering que entienda tus gustos, tu estilo de boda, la calidad que esperas en la misma, el servicio cuidado que buscas y que cuente con un bagaje que sirva de garantía para el éxito. Lo elegimos con un año de antelación, porque nos parecía imprescindible. Frente a otros formatos, nosotros hemos confiado en un aperitivo y dos platos en mesa (un primero ligero, un segundo más contundente) con la intención de hacer la experiencia más completa. También hemos querido añadir un factor sorpresa, porque el menú, del mismo modo, puede ser una estupenda vía para sorprender a los invitados.
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¿Serán sus diseñadores?
Aunque Madrid es el lugar en el que los diseñadores más sonados tienen su hueco, lejos de la capital hay mucho talento que hace brillar a las novias (y novios) en su gran día. Los diseñadores y sastres andaluces saben encontrar el equilibrio entre tradición y vanguardia, sin renunciar al estilo propio de cada prometida y prometido y con un saber hacer impecable, en la mayoría de los casos. Cuando me enfrenté a la búsqueda de la firma que crearía mi vestido, me puse como requisitos indispensables que entendiera, verdaderamente, de costura, que supiera interpretar mi boceto (un dibujo que planteé hace años y que será mi diseño) y que contara con buenos tejidos. Tres puntos que merece la pena tener en cuenta y que yo di por resueltos nueve meses antes de la boda, como aconsejan los expertos.
¿Serán sus joyas?
Haciendo un repaso a las novias más virales de la temporada, en el sur triunfan los pendientes elegantes, pero llamativos y las tiaras familiares. Y es que en esta tierra también se mantienen tradiciones como la de apostar por unas buenas joyas, que si son heredadas, tendrán, además, valor sentimental. En este sentido, también es muy común que familiares cercanos regalen a la novia alguna pieza nueva para su joyero, desde un anillo de pedida a una gargantilla, una pulsera especial o incluso unos pendientes. ¿Dónde adquirirlas? Además de en las joyerías más populares de cada localidad, las andaluzas apuestan tanto por diseñarlas a medida en talleres de orfebrería y joyería como por acudir a anticuarios y espacios especializados cuando se buscan piezas vintage.
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¿Será su sentido de la belleza?
Si algo tienen en común las novias andaluzas con las del resto de España es su pasión por los looks de belleza naturales, algunos enfocados a un efecto cara lavada y otros a un resultado bronceado o saludable, pero siempre favorecedor. Esas son las máximas que querré seguir con mi maquillaje y peinado, aunque este último detalle siga en el aire aún. A esa suma de cuestiones, se añade la de tratar la piel con suma delicadeza, con rituales y tratamientos que le aporten luminosidad, hidratación y equilibrio a la misma, algo que he empezado a hacer ocho meses antes de la boda.
¿Serán sus flores?
Este es un punto indispensable para muchas andaluzas, especialmente las cordobesas y granadinas, acostumbradas a estar rodeadas de las mismas en sus patios, pues las flores no son un mero capricho, sino que están repletas de significado. En el sur, las variedades florales del ramo de novia y de la decoración se escogen con sumo cuidado (hasta los verdes), una pasión que en mi caso me ha inculcado mi abuela, cordobesa de nacimiento y sevillana de adopción, para la que una terraza, un patio, un balcón, un jardín, una maceta y un arriate no merecen estar vacíos, sino repletos de color. Desde las flores de cada temporada hasta las plantas aromáticas, las opciones para decorar los espacios, de la iglesia al convite, son casi infinitos y creo que, personalmente, su elección es una de las decisiones más difíciles, además de tratarse de una de las partidas económicas más costosas del presupuesto de una boda.
¿Será su música?
En el sur no hay complejos, todos los bailes son bienvenidos. Contar con 'un poco de compás' es suficiente para arrancarse y dar lo mejor de uno mismo en la pista. De los grupos de flamenco más alegre a los Djs que consiguen dar con la tecla de ese sonido que conquista a mayores y pequeños, la música es la perfecta compañera de una boda y en Andalucía la eligen siempre en clave alegre. En lo que respecta a la ceremonia por la Iglesia, se imponen las notas clásicas, propias de las agrupaciones musicales y cuartetos, que con solemnidad suelen acompañar los actos religiosos de esta región, algo que comparte con otras localizaciones de nuestro país.
¿Será su fiesta?
Una boda puede ser la excusa perfecta para que los novios hagan realidad sus sueños más originales. Por ello en el sur, al igual que en otros puntos de nuestro país, las parejas invierten en entretenimiento para sus invitados. Desde un fotomatón bonito hasta la plataforma 360 grados, pasando por trapecistas, un córner de pizza para la recena, espectáculos de magia o incluso un toro mecánico. Quizá no todas las parejas se puedan permitir contratar estos servicios, pero de lo que no cabe duda es que en Andalucía las celebraciones son por todo lo alto, basta con tener una guitarra a mano para que todos recuerden ese día. Porque el amor se debe celebrar a lo grande y la sencillez no está reñida con el disfrute.
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¿Será su detallismo?
Quizá esto sea muy subjetivo, porque no todas las parejas tendrán la misma concepción de su gran día, pero tanto en mi boda como en otras muchas andaluzas a las que he asistido, los detalles han sido y son muy importantes. Esos elementos son los que otorgan verdadera personalidad a la ceremonia y la celebración del enlace. Desde mi experiencia, reconozco que no quiero dejar nada en el tintero, ni en lo relativo a los regalos para los invitados, ni en términos de papelería nupcial. En las invitaciones, que comencé a plantear hace un mes, he buscado un equilibrio entre clasicismo y romanticismo y creo que, quienes las reciban en los próximos meses, quizá esbocen una sonrisa. En otras cuestiones como los misales, los meseros o el seating plan, he confiado en mí misma para diseñar cada una de esas piezas que, a posteriori, guardaré como recuerdo y que están capitaneadas por una ilustración que ha hecho mi abuelo a medida para la ocasión. Implicar a personas de nuestro entorno es algo que recomiendo especialmente para dar un mayor sentido y emotividad a cada uno de esos diseños.
¿Serán sus elementos hechos a mano?
No solo de sur viven las novias andaluzas. Confían, también, en el buen hacer de firmas nacionales expertas en el sector nupcial (dentro y fuera de su comunidad autónoma), capaces de acertar con técnicas artesanales antiguas que darán un valor especial a sus vestidos o que serán protagonistas, por ejemplo, en la bata de sus preparativos. Lo importante para muchas de ellas es, sin duda, huir de la confección industrial en este día y apostar por los proveedores locales y nacionales, pequeños empresarios y comercios de antaño que ofrecen un producto más cuidado y exclusivo y a los que siempre apetece impulsar.
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¿Serán sus invitadas?
En materia de invitadas, Andalucía es una de esas regiones en la que han nacido las firmas de ocasiones especiales tal y como las conocemos hoy. Proyectos fundamentalmente liderados por mujeres que han sabido traspasar fronteras y convencer a mujeres de los cinco continentes. ¿Y que tienen las invitadas andaluzas que no tienen otras? Quizá cierto respeto por el protocolo y una clara apuesta por resultar elegantes, aunque sea desde la sencillez, sin caer en looks excesivamente relajados. Cuando se requiere (y apetece) apuestan por un tocado o, si no, invierten en un bolso especial. Andaluzas e invitadas perfectas son Inés Domecq, Carmen de la Puerta, Manuela Villena, Vicky Martín Berrocal o Rocío Osorno.
¿Será su emoción?
Decía un antiguo anuncio de una conocida firma de cerveza que todos necesitamos un poco de sur para no perder el norte y quizá ese sea el mayor atractivo de esta región, porque cada una tiene su idiosincrasia. La de Andalucía es vivir de una manera emocionante y esto tiene una relación muy directa con las bodas, con los ritos que hay en ellas, con las lágrimas, con la alegría, con la espontaneidad y con la ilusión de los seres queridos. Sin duda, todas las regiones de España son maravillosas, pero casarse en esta tierra tiene algo especial. Quien lo vive, lo sabe.
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