La indecisión es una sensación que suele acompañar a las novias cuando les llega el momento de dar forma a su vestido. Este clima de dudas, que suele condicionar los detalles del estilismo, pero que trae consigo innumerables cosas buenas, también fue clave en Teresa, cuyo look de boda ha dado la vuelta a la red, cuando se acercó a Valenzuela Atelier, donde crearon su diseño más especial. “Sabía lo que no quería, pero había mil opciones que me encantaban. Tenía guardados muchísimos ejemplos de otros vestidos, a cada cual más distinto. Confié en Valenzuela para crear el mío, tuvimos muchísima conexión desde el principio y me aguantó todas mis dudas”, nos cuenta ella misma. Así nació una propuesta inolvidable, desmontable y poco vista que ha cautivado a los expertos.
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Un cambio en el vestido
En su primera cita con la firma, la diseñadora fue consciente de que eran muchos los detalles que gustaban a nuestra protagonista y supo aunarlos todos en un mismo look. “Sabía que quería un vestido que tuviese un toque original, diferente, que no fuese ‘la típica novia’ y que implicase un cambio”, señala Teresa. Sin embargo, después de unos meses trabajando en el diseño: “poco tiempo antes de la boda, decidí cambiarlo”. Aunque la primera propuesta fue verdaderamente elegante, ella no se sentía identificada con esa estética: “me di cuenta de que quería algo más divertido”.
Surgió entonces la brillante idea de apostar por un vestido transformable o doble vestido, un dos en uno que dejó a todos sin palabras. “La base era un vestido de crepe, con cuerpo drapeado de tul, escote pico, mangas de tul y espalda abierta en forma de lágrima. La parte superior del vestido, que me quitaría para abrir el baile, no quería que fuese una capa, ni un chaleco, ya que se perdía el efecto sorpresa de cómo sería el diseño inferior, así que llegamos a la idea de hacer un ‘crop-top’ cortito, que por detrás se alargaba y convertía en una cola”, nos explica. El detalle más destacado, lo que ella misma ha bautizado como la estrella del diseño se ubicaba en la zona de los hombros: “las alitas, como las llamábamos nosotras, recubiertas de una delicada tela dorada”. Un resultado espectacular fruto de la confianza que Teresa depositó en Valenzuela Atelier, algo que ella considera imprescindible a la hora de realizarse un vestido a medida, además de no disfrazarse y trasladar todas las ideas, “por muy locas que parezcan”.
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Accesorios atemporales
Otro gran acierto de Teresa en materia de moda, fueron los complementos que completaban el look, piezas que verdaderamente tenían sentido en su conjunto. Entre ellas, los pendientes, de Apodemia, que estaban en sintonía con parte del vestido: “la tela que recubría la parte superior del vestido, formaba rombos con los hilos, y estas joyas seguían la misma estética”. En un homenaje a su madre, nuestra protagonista se decantó por el velo que ella llevó en su gran día, mientras que los zapatos eran de Massimo Dutti. “En un año en el que los zapatos fosforitos y tacón de aguja volvía a estar de moda, fue muy complicado encontrar unos zapatos claritos, con tacón ancho y plataforma, con los que pudiese aguantar lo máximo”, apunta.
Un ramo silvestre
Su boda tuvo lugar en octubre, por eso Teresa buscaba un ramo de novia especial, en los tonos otoñales propios de esta época del año, que pusiera una nota de color a su estilismo. “Cómo no, fue de Elena Suárez. Me lo regalaron mis amigas del colegio y allí nos fuimos a elegirlo”. En él se mezclaban las tonalidades verdes, vino, sutiles rosas, blancos y tonos neutros. A este diseño floral se sumaron otros repletos de significado: “los ramos que dimos a mi hermana y amigos especiales eran réplicas del mío y también le encargamos ramos para nuestras madres y para la abuela”.
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Ojos potenciados
El look de belleza era un cuestión fundamental para Teresa, que es una amante del sector y la más experta en la materia entre sus amigas. Para el maquillaje contó con Ángela Blanco, a quien conocía y de la que se llevó una enriquecedora experiencia: “además de hacerme mil preguntas para entender cómo tratarme la piel para que luciese espectacular, los meses de antes estuvimos hablando continuamente, dándome consejos y resolviéndome dudas. Conectamos a la primera y entendió perfectamente lo que quería”. ¿Y qué era eso que buscaba nuestra protagonista? Un resultado luminoso, con ojos marcados, pero sin perder su esencia: “todos los días de mi vida llevo los ojos maquillados y ese día, no podía ser menos”.
Un peinado tendencia
Patrizia Sánchez fue la responsable de poner la guinda del pastel al conjunto con un peinado tendencia. “Yo sabía que quería lucir mi pelo, por lo que un recogido no era opción, pero tampoco quería ir con el pelo suelto, ya que me veo así a menudo. Quería algo un poquito más especial”, señala Teresa. Y dieron un vuelta al peinado elegido en la prueba durante la misma mañana de la boda. Finalmente cautivó a todos con una coleta con dos trenzas a los laterales, que le aguantó todo el día.
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Boda en otoño
Nuestra protagonista acertó con un look muy apropiado para la temporada del año en la que dio el ‘sí, quiero’: otoño. Su boda fue el pasado 29 de octubre y tuvo lugar en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel de Madrid, con una posterior celebración en La Casona de Cubas. "Un sábado que temíamos que fuese oscuro y lluvioso pero que, gracias a la ayuda de amigos, familiares y las monjas de Santa Clara, conseguimos que saliese el sol e hiciese la temperatura perfecta”, señala Teresa. Y es que en un primer momento, la pareja hubiese querido casarse en junio o septiembre: “pero, tras todo el boom de bodas post- covid y que muchos de nuestros mejores amigos se casaban ese mismo año, tuvimos que hacer encaje de bolillos para no perdernos ninguna boda y que todos pudiesen venir a la nuestra”.
Madrid tampoco fue el primer lugar en el que plantearon su enlace, puesto que David, el novio es de Alicante y la novia tiene mucha familia en Cáceres. “Allí, mis abuelos paternos tienen una finca en el campo, lugar en el que siempre había soñado casarme. Además, casarme allí significaba estar más cerca de mi abuela que falleció hace un par de años y a la que le encantaban las celebraciones y las bodas. Finalmente, no pudimos hacerla allí, así que elegimos el punto medio y en el que vivimos, Madrid, donde la organización sería mucho más fácil, al tenerlo todo a mano”, reconoce.
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Los novios decidieron organizar ellos mismos su propia boda, fijándose en la inspiración que encontraron en la red y en aquello que sus amigos, que se casaban el mismo año, iban haciendo. Buscaron ellos mismos sus proveedores y también contaron con la ayuda de sus familias. “Sobre todo mi hermana, Natalia, quien nos ha ido acompañando en cada paso y en la boda estuvo pendiente de todos los detalles”, recuerda. No obstante, esto no fue un impedimento para que hubiera sorpresas. “Queríamos una boda, ante todo divertida, como nosotros. Por supuesto, habría momentos emotivos (más de los que esperábamos), pero queríamos que la gente saliese comentando lo bien que se lo habían pasado, lo que habían bailado, reído y disfrutado. Queríamos que todo el mundo pudiese formar parte de ese día”, confiesa. En este sentido, Teresa reconoce que les supuso un reto escoger la música para los momentos importantes. “Involucramos a nuestros amigos para que nos acompañasen en la entrada al salón y animasen a todo el mundo, creamos un ‘comando barra-libre’, que fueron los encargados de repartir palos luminosos, chupitos en jeringuillas y brillos para la cara para todo el mundo, ayudándonos a que fuese una gran fiesta”, apunta.
Decoración en verde
Aunque habían visto numerosas opciones en la red, Teresa y David no querían que la decoración de su enlace fuera muy recargada. Por ello, confiaron en la ‘deco’ habitual del espacio y se decantaron por poner, en el cóctel, manteles de colores de inspiración boho-chic. “El salón era súper luminoso, así que optamos por manteles trigo y verde alternos y unos centros de brezo, que daban un toque de color e iban a juego con mi ramo. También decoramos la entrada de la finca con cestos y brezos”, indica. Para aportar un toque de frescura al conjunto, los padres de la novia trajeron muchísimas ramas de olivo, encina, bayas de otoño y piñas: "entre mis padres y los de David montamos el seating plan y añadimos algo de decoración en el exterior”. Por otro lado, en la iglesia predominaban los centros en verde y blanco y dos columnas florales en la entrada.
La fuerza del amor
La pareja supo remar en la misma dirección para hacer de su gran día un evento que nadie pasara por alto. Y lo hicieron con la fuerza del amor, ese que les unió cuando tan solo tenían 22 y 23 años. “David y yo nos conocimos un verano, en el lugar en el que yo veraneo, a través de una amiga mía. Ese septiembre yo me iba de Erasmus a París y él se atrevió a venir a verme. Entre Valencia, donde él estudiaba y París nos fuimos conociendo. Tras mucho insistir, conseguí que se mudase a Madrid. Al tiempo empezamos a vivir juntos y atravesamos la pandemia, en un piso de 50 metros, interior, teletrabajando ambos. Si habíamos superado eso, es que estábamos hechos el uno para el otro”, nos cuenta.
De esa unión han surgido momentos verdaderamente especiales, que hemos pedido a Teresa que nos relate, porque fueron capaces de emocionar a sus protagonistas. “Fue muy bonita una carta que le había dado David a mi hermana, para que la leyese esa misma mañana, junto con el primer billete de avión que se compró para venir a verme a mi Erasmus en París, donde empezó nuestra relación”, señala. “También recuerdo el discurso de mi tía Salomé, quien había grabado a mi abuelo materno (quien no podía asistir por problemas de salud) leyendo una de las poesías que más le gustan”.
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“Fue muy divertida la entrada al salón con los amigos de David, en la que levantamos a todo el mundo de sus sitios. Otros grandes recuerdos fueron en la fiesta, y cuando aparecimos con nuestros amigos seleccionados para el comando barra libre, que yo aparecí con una capa de luces que me habían regalado mis amigas en la despedida de soltera y con la que tuve que recorrer las calles de Lisboa. A la hora de la fiesta, hice mi cambio de zapatos, cambié los tacones por unas Converse con las que bailé y salté toda la noche. Para abrir el baile, primero bailé con mi padre y luego con David la canción de Another Love de Tom Odell. A continuación, sonó Física o Química, icono de nuestra generación y comenzó la fiesta”.
Anécdotas
“Tuvimos unas cuantas anécdotas: desde la traca que tiraron los amigos de David en la puerta de la iglesia hasta los ensayos durante el verano, con los amigos de David practicando el baile para la entrada al banquete, en el que cuando le salía a uno, el de al lado se equivocaba. El caos de la semana anterior en la que nos cambiaron los vuelos de la luna de miel y el hotel en el que se quedaban los invitados había cambiado las habitaciones. La canción que nos hizo mi familia el día anterior, en la preboda, cuando juntamos a familia y amigos, y nos cantaron todos en directo”.
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Su último reconocimiento va para sus fotógrafos, Olea Photo: "no pudo ser mejor decisión. A Elena la conozco desde hace muchos años. Es amiga de una de mis mejores amigas y lo tuve claro. Nos conocía, tenía confianza con ella para hablar cualquier cosa y además, tiene un estilazo increíble en sus fotos. Capta momentos súper especiales”.
Después de tantos momentos inolvidables, Teresa recuerda que aquello que dicen es verdad, que hay que exprimir el día al máximo porque se escapa entre los dedos. Por eso recomienda a quienes ya hayan empezado su cuenta atrás que disfruten mucho. “Y que, sin perder el efecto sorpresa, involucren a la gente que más quieren en momentos especiales. Les hará formar parte de ese día, vivirlo con muchísima emoción y los novios sabrán que están acompañados por los mejores”, concluye.
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La pareja quiere agrradecer a sus proveedores el trabajo bien hecho:
- Fotografía: Olea Photo.
- Vídeo: Tropic Film.
- Ramos: Elena Suárez.
- Decoración de la Iglesia: Floristería Jardín.
- Catering: Casseroles Catering.
- Finca: Casona de Cubas.
- Grupo de percusión: Drums & Play.
- Vestido de la novia: Valenzuela.
- Traje del novio: Old Jeffrey.
- Zapatos de la novia: Massimo Dutti.
- Zapatos del novio: Crownhill.
- Pendientes de novia: Apodemia.
- Maquillaje: Ángela Blanco.
- Peinado: Patrizia Sánchez.