La silueta, el encaje, su escote en corazón, sus detalles artesanos… Grace Kelly aún vive, no solo en el recuerdo y en su glamour inigualable, también en un vestido de novia que sigue siendo pura actualidad y ensoñación
Como de cuento de hadas. La boda de Grace Kelly y Raniero de Mónaco, celebrada en abril de 1956 fue un momento inolvidable para la historia, pero también la causa de que el mundo entero se deleitara con una de las novias y trajes más impactantes que nadie hubiera visto nunca. Tanto es así que su silueta no solo ha envejecido estupendamente bien con el tiempo, sino que sigue siendo pura inspiración para novias del presente.
Diseñado por Helen Rose, amiga de confianza durante sus años como actriz en Hollywood, consistía en un corpiño con sobrecorpiño y falda de soporte con dos enaguas. En cuanto a los materiales, incluían cinco metros de red de seda, peau de soie, tul… y un encaje de punto de rosa de Bruselas con 150 años de antigüedad.
Cuando Ivanka Trump se casó vestida de Vera Wang en 2009, no ocultó haberse inspirado en Grace Kelly para llevar a cabo el diseño del mismo con manga francesa, escote semitransparente y, por supuesto, delicado encaje.
Al igual que la princesa de Mónaco, Marie-Chantal Miller coincidió en un sinfín de minuciosos detalles artesanales, como bordados y encajes. Este diseño para su boda con Pablo de Grecia, firmado por Valentino, fue valorado por la prensa como el diseño del millón de dólares.
Jorge Vázquez realizó en 2018 el vestido de Alessandra de Osma, que recordaba al de Grace Kelly en el encaje de chantilly rebordado y escote en corazón.
La duquesa de Cambridge se casó con Guillermo de Inglaterra en abril de 2011 con un diseño de Sarah Burton para Alexander McQueen. Su falda evasé, escote de pico y cuerpo de encaje fueron los puntos fuertes de su look nupcial. Su diseño coincide, en la interpretación del falso escote y los encajes, con el de la princesa de Mónaco.