Aunque le vestido de novia de Diana de Gales es uno de los más recordados de la historia, su ramo compuesto por flores blancas en cascada tampoco ha quedado en el olvido. El diseño, que se extendía casi hasta el borde de su falda, estaba compuesto por orquídeas, rosas, gardenias, freesias y lirios. Fue obra de Doris Wellham, que también creó el de Isabel II.