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El 6 de abril María José y Juan se dieron el 'sí, quiero' en la Parroquia de San Juan Bautista, donde años atrás se habían casado sus padres. Un día para el recuerdo, que encierra más de una anécdota, y con el que sellaron 14 años de noviazgo.

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Aunque quizá, la más llamativa, es la que encierra el tocado de María José. Un par de semanas antes de la boda, Fernando Claro, el diseñador que creó su vestido, le aconsejó que llevara algo en el pelo. "Estuve unos días dándole vueltas al tema y de repente me acordé del tocado que había llevado Sofía Palazuelo en su boda".

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Teresa Briz fue la encargada de crear el de Sofía y María José se puso en contacto con ella. Aunque pensaba que con tan poco tiempo iba a recibir una negativa por parte de la diseñadora el tocado llegó a tiempo, perfecto para que esta onubense lo luciera en su gran día.

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El vestido, un dos piezas compuesto por una falda de talle alto, recta y una chaquetilla de cuello redondo, manga larga y con apliques en los hombros, fue obra de Fernando Claro. Un diseño sencillo y minimalista que contaba con una capa extraíble que María José llevó durante la ceremonia religiosa.

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Para completar su estilismo, y romper con aquello de llevar zapatos de color –una de las tendencias más seguidas por las novias–, María José eligió unos salones blancos de Jimmy Choo. Una elección que encantó a Charo, la mujer de Fernando Claro, que le dijo: "cuando todas las novias llevan los zapatos de color, lo arriesgado es llevarlos blancos".

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El toque de color, además de en la pedrería y en su anillo de pedida, estaba en el ramo. Aunque la andaluza optó por un sencillo diseño de rosas de pitiminí blancas, llevó un lazo azul de terciopelo que había pertenecido a su abuela paterna a modo de empuñadura. "Y mi madrina me cosió un colgante en forma de corazón que mi abuela siempre llevaba puesto".

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Otra de las elecciones más difíciles fueron los pendientes. "Di muchas vueltas porque quería algo súper sencillo, para que el resultado no se viese muy recargado con la pedrería de la chaqueta. Pero no encontraba nada que me encajara. Una tarde que estaba paseando con mi hermana por Madrid entramos en un mercadillo navideño que habían montado en el Paseo del Prado y de repente los vi, justo lo que buscaba".

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Aunque María José eligió todos los pormenores de su look nupcial, a la hora de organizar su enlace tuvo que delegar.  "Preparar una boda es un trabajazo, muy bonito, pero un trabajazo. Y hacerlo mientras opositas, es para volverse loco". Confió en el trabajo de Nuria y Marina, las wedding planners de Martina se casa.

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Finalmente, aunque el tiempo hizo de las suyas –aquel día tronó, llovió y hasta granizó– fue uno de los más felices de su vida. Tanto que María José asegura que no cambiaría nada. Seguro que tampoco el tiempo.

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