Es tradición que las royals cambien su vestido de novia, generalmente clásico, por un diseño más moderno para la fiesta celebrada después del enlace. Una tradición a la que se han sumado celebrities e influencers. Seguro que recuerdas que María Pombo sustituyó el diseño de escote halter de Yolancris de la ceremonia por uno de inspiración boho de la misma firma, o que Pilar Rubio eligió un mono rojo como relevo del look blanco, firmado por Zuhair Murad, que llevó en la ceremonia religiosa. Pero no solo ellas se atreven. Cada vez más novias buscan un segundo vestido para su gran día. Aunque algunas apuestan por diseños transformables que ir variando a lo largo de la celebración, otras buscan opciones únicas y llamativas. Y las propuestas salpicadas de pedrería, que bien podrían protagonizar alguno de los cuentos de las Mil y una noches, son las preferidas.
Asimétrico
El protocolo en las fiestas suele ser mucho más relajado que en las ceremonias religiosas. Si en las segundas se aconseja que las novias cubran sus hombros, en las primeras no es necesario. Esta parte del cuerpo, una de las más femeninas y sugerentes para muchos diseñadores, se favorece con los diferentes escotes de tendencia. Pensado para aquellas chicas que quieren mostrar, pero no de forma excesiva están las asimetrías. Diseños favorecedores y llenos de romanticismo.