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La década de los 50 marcó el inicio de meteóricas carreras dentro del séptimo arte donde se consagraron las heroínas de la Edad de Oro de Hollywood. Audrey Hepburn es una de ellas. Al igual que otras musas de estilo como Grace Kelly, esta belga de rostro aniñado marcó una época y conquistó a toda una generación. Su estilo aún sigue presente hoy en día y sus vestidos más icónicos siguen siendo fuente de inspiración, también para las novias. Aunque se casó dos veces, se llegó a hacer tres vestidos de novia, uno de los cuales guarda una curiosa historia detrás.

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Con tan solo 23 años, la actriz se comprometió por primera vez con el aristócrata e industrial británico John Hanson, a quien conoció durante un cóctel en Mayfair. Durante 1952, Audrey se encontraba en la ciudad eterna rodando la inolvidable película Vacaciones en Roma, que protagonizó junto a Gregory Peck. Aprovechando el momento, la actriz acudió a un famoso atelier al mando de las hermanas Fontana, por aquel entonces uno de los más importantes de la capital. Fiel a su estilo, e incluso a los patrones de la moda actual, diseñaron para ella un vestido de satén en color marfil, con cuello barco, manga francesa, ceñido a la cintura y rematado con un pequeño lazo. Aunque el vestido ya estaba listo, e incluso aún hoy se conservan documentos gráficos del mismo, el destino quiso que la boda nunca llegara a celebrarse, siendo la propia actriz quien canceló el compromiso para dedicarse por completo a su carrera profesional. Por ello, Audrey hizo gala de su personal carácter y pidió a las tres modistas que regalaran el vestido a la mujer más hermosa y pobre que encontraran, a aquella italiana que se fuera a casar y no pudiera permitirse tal lujo.

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La afortunada fue una joven llamada Amabile Altobella. Consciente de su suerte por lucir un legendario vestido para su boda, lo guardó cuidadosamente entre papel de seda después de la ceremonia y pasó a convertirse en un pequeño tesoro familiar. En 2002, una de las modistas, Micol Fontana, logró dar con el vestido para que formara parte de una retrospectiva sobre la vida de Audrey Hepburn y siete años después se subastó y la mitad de los fondos fueron destinados los niños necesitados de la fundación que lleva el nombre de la actriz.

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Años más tarde, y superando la ficción, Audrey Hepburn se casó dos veces y ambas fueron con un diseño que dejaba sus piernas al descubierto, como ya hizo en su boda fictícia de la película Funny Face. La primera, cuando contrajo matrimonio con el psiquiatra italiano Andrea Dotti, donde apostó por un sencillo vestido mini, de manga larga y con un pañuelo sobre la cabeza a modo de velo.

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La segunda vez que se casó fue con el también actor Mel Ferrer en 1954, cambiando el pañuelo por una corona de flores y apostando por un sencillo diseño de corte midi, con manga larga y voluminosa falda, firmado por Givenchy.

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