Una vez más, París se ha convertido en el epicentro de la moda y ha puesto el broche de oro a su semana más internacional, donde se han presentado las propuestas que veremos por las calles en el próximo otoño-invierno. ¿Como novedades? Una discreta Virginie Viard tomaba las riendas de Chanel y saludaba tímidamente a un Grand Palais convertido pueblecito alpino, tal y como lo había imaginado el omnipresente Káiser. Además, Rushemy Botter y Lisi Herrebrugh se presentaron como los flamantes sustitutos de Guillaume Henry en la dirección creativa de Nina Ricci. La renovada imagen de la firma francesa ha lanzado una colección de contrastes, donde los trajes sastre se mezclaban con bañadores y los abrigos armados con vestidos livianos que parecían levitar sobre la pasarela. Entre ellos, destacó un diseño blanco, impoluto, mini, que jugaba con los tejidos y construía volúmenes en forma de volante. Pero, un momento, ¿esto ya lo habíamos visto antes?