Como otras muchas tradiciones que hemos incorporado a nuestra cultura, la figura de las damas de honor también la hemos exportado de Estados Unidos. Este cortejo, imprescindible en las bodas americanas y anglosajonas, se traslada a nuestro país, donde cuenta cada día con más adeptas. Son elegidas por la propia novia y suelen estar formados por hermanas, primas o íntimas amigas de la protagonista, que le ayudarán desde los preparativos hasta su camino al altar. El dress code también lo elige ella, teniendo en cuenta unas normas básicas de estilo: siempre tendrá que ser un vestido largo, sea una boda de día o de noche, y se deberá prescindir de los estampados. Aunque hoy en día predominan los tonos pastel en una gama que abarca desde el rosa (como vemos en la boda de Chiara Ferragni) hasta los verdes o los azules. Sin embargo, la tradición más purista establece vestir de blanco al igual que la novia, tal y como hicieron en su día rostros conocidos como Pippa Middleton o Cara Delevingne en las bodas de sus conocidas hermanas.
Suelen ser unos diseños vaporosos, en tonos empolvados, elaborados con encaje y tejidos como el georgette de seda. Lo ideal es jugar con los escotes, los cortes y diferentes siluetas para adaptar los diseños al estilo de cada dama de honor. Así ocurrió en la boda de ensueño de Poppy Delevingne, celebrada su Londres natal. Enfundada en un inolvidable vestido de Chanel, la socialité era escoltada entre sus 17 damas de honor vestidas de pulcro blanco, donde se encontraban sus hermanas Chloe y Cara. La modelo, también confió en Karl Lagerfeld eligiendo un vestido de gasa con capelina, a juego con los zapatos.