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Las plumas, tan livianas y románticas, favorecen a todo tipo de mujeres y se han convertido, junto a los arreglos florales, en elementos indispensables para una novia. Se cuelan en vestidos y tocados, abarcando una gama cromática que va, en su mayoría, desde los blancos y cremas hasta los rosas y malvas. Los estratégicos juegos de volúmenes con los que experimenta esta firma catalana, han dado como resultado su reconocimiento internacional, gracias a piezas con un impecable acabado como esta falda de línea A, con abertura central y bordada a mano con pequeñas plumas. Una pieza nupcial que, echando la vista atrás, recordamos en looks de invitada tan memorables como los que nos dejó para el recuerdo la diseñadora Jenna Lyons.

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La particular manera de entender la moda de la de la diseñadora estadounidense, ha hecho que haya tenido una de las relaciones más estables con el mundo de la moda, hito que no han conseguido, ni siquiera, muchos grandes de la industria. Y es que Lyons, icono de estilo ganado a pulso y directora de J. Crew durante 26 largos años, nos enseñó que mezclar correctamente prendas básicas y opulentas siempre fue una buena opción. Para el recuerdo quedará esa falda blanca, voluminosa, bordada minuciosamente con plumas que bailaban con el movimiento de sus pasos sobre la alfombra roja de la gala Met Ball 2011. Un diseño que tan solo combinó con un sencillo jersey de cashmere beige que reafirmaba su rotuna personalidad. Sorprendentemente, a esa misma falda quiso darle una segunda vida y la incluyó en un look de invitada para la boda de Solange Knowless y Alan Ferguson tres años más tarde. De este modo, se demuestra una vez más que la línea que existe entre el mundo nupcial y los looks de invitada cada vez está más difuminada.

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