Las jóvenes flappers de los años 20 vivieron su propia época dorada presumiendo de un estilo de vida diferente. Trabajaban, conducían, escuchaban jazz y acudían a fiestas, ayudando a cambiar para siempre la imagen más tradicional de la mujer. Su maquillaje y su vestuario también influyeron en esta revolución, dejándonos prendas tan icónicas como los vestidos de flecos, los clochés o los eternos casquetes. Este último accesorio ha perdurado hasta nuestros días adaptándose, incluso, al terreno nupcial. Ya sea con velo o sin él, se ha convertido en una de las tendencias más vistas de este año, ayudando a aportar cierta esencia retro a las novias más nostálgicas.
Entre ellos, se pueden distinguir estilos dispares, desde los que llevan el velo incorporado a los que tan solo se ponen a modo de tocado. La diseñadora Inés Martín Alcalde es una de sus firmes defensoras, impregnando en muchas de sus novias cierta estética vintage gracias a sus capotas, confeccionadas con encajes antiguos o crochet. Isabel, por ejemplo, es una novia que quiso huir del tradicional velo que se prende del recogido y apostó por la elegancia de un casquete de crochet, del que nacía después el propio velo.