Carlos Falcó y Esther Doña abrieron la primera página de este nuevo capítulo de sus vidas el pasado 22 de julio, de una manera muy íntima y personal, pronunciando el sí, quiero en una boda civil a la que asistieron tan solo cinco personas, los novios, los dos testigos y el oficiante, ya que decidieron que ese momento fuera solo para ellos. Lo celebraron en petit comité pero, desde el primer momento, también tuvieron claro que en algún momento querían compartir su felicidad con su familia y amigos con una gran fiesta. Para festejar esta fecha tan señalada junto a sus grandes amigos y familiares, eligieron el Palacio de El Rincón, propiedad del Marqués de Griñón, para una velada mágica y muy especial en la que hubo sorpresas, elegantes invitadas, inesperados encuentros, pero también destacadas ausencias como la de Tamara Falco, una de las hijas del Marqués. Alrededor de 150 invitados vivieron una noche única en la que los novios abrieron el baile a ritmo de flamenco. Esther confió en Rosa Clará para su vestido de talle recto con falda en crepé con amplia abertura, cuerpo de transparencias y delicada mezcla de encajes, adornado con joyas de la firma Suárez, y tras la cena lució otro vestido de la misma diseñadora confeccionado en crepé de seda de color blanco, con cuello halter y una sofisticada espalda-joya bordada en pedrería