Dentro de ese marco incomparable cabía esperar a una novia de ensueño, y así fue. El vestido de Ally tenía un inconfundible aire bohemio y fue diseñado por su propio padre, que se mostró ‘muy feliz por la boda de su hija’. Al más puro estilo Caroline Besset, la hija del diseñador eligió un sencillo slip-dress de satén en color marfil. Prescinde del tradicional velo pero, en su lugar, añade una espectacular capa con capucha que se convierte en la clave del diseño. La tradición dice que todas las novias deben llevar algo azul en el día de su boda y, en su caso, este toque de color lo ponen los ricos bordados de flores que se encuentran en el bajo de la capa. Además, elige unas sandalias plateadas con plataforma y lleva su melena suelta, consiguiendo un look fresco y muy original.
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