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Podemos decir sin miedo a equivocarnos que la primera regla para escoger la lencería “nupcial” es la comodidad, la funcionalidad. Es absurdo embutirse ese día en algún corsé que te impida respirar y que, posteriormente, no te deje comer a gusto en el banquete. A veces nos resultan antónimos pero, en la realidad, la comodidad y la elegancia no están reñidos, tampoco la sofisticación con la sensualidad.

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Una boda es uno de los días más especiales para los novios y, por ello, se cuidan al máximo todos los detalles de la jornada, sobre todo, el vestuario. Elegir el vestido, los complementos, los zapatos, el peinado y el maquillaje no es tarea fácil. Hay que encontrar la combinación perfecta entre comodidad y estética. Y mientras tanto, parece que la lencería queda relegada hasta el final.

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