A la hora de probar, mantén la cabeza fría, sobre todo en lo que respecta a tus acompañantes y las características del propio vestido. Es decir, elige el diseño que a ti te guste y con el que te sientas cómoda. Si tienes ciertas reservas con respecto a un modelo y no te convence, por mucho que te insistan en que te sienta como anillo al dedo, es mejor que tomes un tiempo para reflexionar. Es a ti a quien debe enamorar. Por otro lado, ten en cuenta si te puedes mover dentro de él, si el patrón es el adecuado para tu boda, el material idóneo…