El futurismo artesanal de Isabel Sanchís y la delicadeza floral de Inmaculada García

La firma de Isabel Sanchís fue una de las pocas que debutó el año pasado en Barcelona Bridal Fashion Week sin ser precisamente novel: en el corazón de este taller se sitúa un equipo formdo por madre e hija con muchos años de trayctoria vistiendo invitadas de boda, que, sin embargo, hasta la pasada edición jamás había subido sus diseños de costura a una pasarela.

En estos doce meses parece que este dream team ha tomado nota de la experiencia porque lo que triunfó el año pasado en su colección (diseños arquitectónicos con aires a Alta Costura y volúmenes y geometrías en los mismos colores que las piedras preciosas), repite en esta edición, con algunos añadidos, el más destacable el de los ornamentos en forma de pájaros, un tipo de bordado de primavera que suele quedar relegado a un segundo plano en favor de las flores -especialmente en la moda de fiesta-, y que da aires tropicales tanto a lasconfecciones en blanco como también, y sorprendentemente, a los vestidos de color negro.

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Esta forma de entender la costura tradicional bajo un prisma vanguardista recupera por segundo año consecutivo los vestidos que exploran distintas formas geométricas, aplicando técnicas antiguas como el origami, pero trasladadas a un futuro cercano.

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Junto a las aves, no faltan los detalles florales, sobre gazares de seda estampados y aplicaciones superpuestas a otros tejidos.

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Los colores predominantes: el binomio blanco + negro y los tejidos metálicos de aire futurista, que son especialmente efectivos en diseños como éste, con un maxiplisado vertical en la falda y top imitando escamas de pez plateadas.

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Un ejemplo de 'volúmenes imposibles' que ya vimos en la colección del año pasado de esta misma firma y que recuerdan a algunas de las creaciones más suntuosas de la Haute Couture.

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Los toques cálidos los ponen los tonos rojizos, además de corales y algún destello en azul, aunque es la combinación de colores neutros con otros brillantes la que se lleva el gato al agua, como este top con 'mini' en blanco y oro viejo a la que se superponen una sobrefalda en naranja butano y una gargantilla de coral.

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INMACULADA GARCÍA

Hanami es el nombre de la nueva colección de vestidos de novia de Inmaculada García, un término que en japonés define la tradición milenaria de admirar el florecimiento del árbol de cerezo, y que ha servido a la diseñadora tanto de hilo conductor, en las formas acabados y estampados florales de sus vestidos, como a modo de fondo de su desfile en la Barcelona Bridal Fashion Week, que se convertía en un inmenso jardín de cerezos a última hora de la tarde.

Este mismo espíritu es el que fluye por las tres líneas que componen la colección: trajes de novia delicados, con siluetas puras y fluidas, y tejidos como la seda, los gazares, la organza o los tules bordados, además de encajes, gasas y muselinas.

Los detalles: las flores y ramas de almendro, que aparecen tanto como parte integral del tejido, como a modo de estampados en fajines anudados con una lazada de seda en la espalda; sobre la propia falda, en el último y espectacular diseño encargado de cerrar el desfile; o a los pie de la novia, en una colección de calzado nupcial creada 'ad hoc' en colaboración con el artesano zapatero Christian Rossi.

El beauty look: melenas largas extra lisas, recogidas en la zona superior con un tirante top-knot, mirada rasgadas y labios de color cereza.